Revista En Femenino

Cuando te conviertes en la mala de la pelicula

Por Titiroca

Normalmente, en una pareja suele haber una asignación de roles o de papeles, uno es el " malo de la película" o estricto y otro el " bueno " o permisivo.

Siempre he sido muy comprensiva a la hora de las rabietas y de los enfados infundados. Siempre he tenido suficiente paciencia para tener en la boca palabras de cariño hiciera lo que hiciera. Siempre he tenido gestos de cariño y besos para dar sin motivo aparente. Siempre he tenido mano izquierda para manejar las situaciones donde el cansancio y los lloros predominaban. Así que podríamos decir que yo soy la buena.

Cuando te conviertes en la mala de la pelicula

Y hablo en pasado porque los papeles se han tornado. Así. En una semana. Soy la mala, la mala de la película.

Al no tener guardería estos días de vacaciones paso aún más tiempo con ella. Estos días no están siendo especialmente buenos porque estamos metidos de lleno en plena operación "tete". Y aunque entiende que Papá Noel se lo ha llevado a cambio de traerle más regalos, eso no calma su anhelo ni su adicción. Por lo que se pasa prácticamente todo el día lloriqueando, gritando e incluso pegando y, encima, atiza bien.

Cuando te conviertes en la mala de la pelicula

Trato de entender que lo está pasando mal, que no sabe gestionar aún sus emociones y menos su adicción al chupete, pero no es suficiente. Me supera y desespera por momentos. Me paso el día regañándola, diciéndole que no se pega ni se grita, que diga lo que quiere sin llorar a grito pelado. Me paso el día enfadada. Y cuando trato de olvidarme de todo lo malo del día y hacer como si nada hubiese pasado... zasca, rabieta al canto por abrir un quesito, vamos, el drama padre por no haber caído en qué quizás ella querría abrir el p*** queso de los coj****!! Qué mala soy!

Cuando te conviertes en la mala de la pelicula

Y es que a veces ser la que más tiempo pasa con los hijos NO es una suerte. Puede parecer que disfrutas más de/con ellos y la verdad es que así es, pero ¡ojo!, que dentro de ese disfrute entran las rabietas, los caprichos, los lloros, los manotazos las pataletas, las malas contestaciones y por ende, las consecuentes regañinas y enfados, vamos, convertirte en la mala, con el sentimiento de culpa y tristeza que ello conlleva.


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