por Sandra Iozzelli
Estaba trabajando en mi libro sobre el Estrés en el Trabajo y Dinero pero el programa que uso empezó a funcionar mal, me daba problemas constantemente, las funciones habituales fallaban, se cerraba el programa frecuentemente y luego ya no lo podía abrir. Esto me generaba frustración, no podía avanzar como deseaba, todo se hacía cada vez más difícil y pesado. Decidí llevar mi computadora al servicio técnico y a primera vista, todo estaba bien, no había virus ni nada que explicara este extraño funcionamiento. Me dijeron que necesitarían hacer una revisión más profunda, así que lo dejé. Luego me explicaron que al analizarlo con un programa especial descubrieron varios virus que estaban “escondidos” y que a simple vista no se veían. Esto es lo que hacía que el programa funcionara tan mal.
Curiosamente esto se asemeja mucho a la vida real. Puedo ver cómo muchas veces quiero avanzar con algo que tengo en mente y por alguna razón no avanzo como me gustaría, no hago las cosas que planeo hacer, y me frustro. Por ejemplo, mientras escribo mi libro a veces aparecen pensamientos que me dicen que quizás no le interese a la gente lo que tengo que decirles, que es muy difícil escribir y nunca lo terminaré… Cuando estos pensamientos aparecen me siento desmotivada y por consiguiente sin siquiera darme cuenta lo voy aplazando o me cuesta mucho avanzar.
¿Te suena familiar? ¿Te ha pasado que tienes un objetivo, ya sea relacionado a un proyecto, a un negocio, o quieres postular para un trabajo o estudiar para un examen pero de pronto aparecen pensamientos que te dicen que no lo conseguirás, que será muy difícil, que para qué siquiera intentarlo si no irá bien? ¿Y has notado cómo te hacen sentir estos pensamientos? ¿Cómo te paralizan, te desmotivan, te hacen perder la iniciativa y bajan tu productividad?
La solución con mi computadora fue llevarla al servicio técnico y dejar que no solo identificaran los virus que tenía, sino que además los eliminaran, para que pudiera funcionar eficientemente. Ahora, nuevamente funciona bien, avanza rápido y hace lo que tiene que hacer…
Es lo mismo en nuestras vidas, cuando tenemos un objetivo y vemos que todo se nos hace cuesta arriba va bien profundizar en lo que a simple vista no vemos, y para eso sirve un buen antivirus. Un programa que nos permita identificar las creencias o pensamientos que están rondando nuestra cabeza en ese momento y que nos desmotivan, atemorizan y paralizan, y una vez identificados, limpiar nuestra mente de estas creencias para poder avanzar libres y motivados.
La próxima vez que quieras avanzar con algún objetivo, proyecto, trabajo, estudio, etc. y ves que se te hace muy difícil, o que te cuesta tomar acción y lo aplazas, identifica el “virus” que está oculto, preguntándote ¿Qué te impide hacer lo que quieres hacer?,
¿Qué te desmotiva a tomar acción? Haz una lista y luego usa un buen antivirus que te permita eliminarlos. El que yo uso y te recomiendo son cuatro simples preguntas ideadas por Byron Katie que puedes usar para cuestionar cada creencia. Por ejemplo, si el pensamiento limitante es “Es difícil delegar” puedes cuestionarlo haciéndote las siguientes preguntas:
1. ¿Es verdad? ¿Es verdad que “es difícil delegar”? Responde con un simple sí o no. (Si has respondido “no” pasa a la pregunta 3).
2. ¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza? ¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza que es difícil delegar? Nuevamente, responde solo con un sí o no.
3. ¿Cómo te sientes y actúas cuándo tienes ese pensamiento? ¿Cómo te sientes y actúas cuándo crees que es difícil delegar y se acumulan tus pendientes? Probablemente descartas el delegar y por consiguiente sigues acumulando más y más trabajo. Te sientes estresado, agobiado por los pendientes, sin salida, empiezas a odiar tu trabajo y te cargas más y más de él. Estás de mal humor, no puedes disfrutar de lo que haces.
4. ¿Cómo te sentirías y actuarías si no tuvieras ese pensamiento? ¿Si no tuvieras en tu mente la creencia de que es difícil delegar? Seguramente te abrirías a esa posibilidad, estarías más motivado a hacerlo, tendrías más energía para buscar a las personas adecuadas y prepararlas. Eso seguramente te genera más posibilidades, más paz.
Ahora y luego de aplicar las preguntas, invierte la creencia estresante hacia el opuesto y busca al menos 3 ejemplos reales de cómo lo opuesto puede ser tan verdadero o más.
Por ejemplo, el opuesto de “Es muy difícil delegar” sería “Es muy fácil delegar” y los ejemplos podrían ser: 1) que hay cosas que otras personas saben y pueden hacer mejor que tú y encontrarlas a la larga significará un gran alivio para ti. 2) es fácil cuando ves que hay otras personas que disfrutan de hacer aquello que a ti no te gusta o te cuesta hacer. 3) es fácil cuando empiezas a confiar en la capacidad de otras personas de que pueden hacer un buen trabajo 4) es fácil cuando ves la cantidad de trabajo que te quitarán de encima para que puedas enfocarte en lo que es prioritario para ti. Piensa en los ejemplos reales de cómo puede ser fácil delegar, ayuda a tu mente a ver nuevas alternativas para aquello que hasta ahora parece un problema.
Cuestiona cada uno de estos pensamientos estresantes con esas preguntas hasta que te sientas libre de estos. Si encuentras virus en tu computadora, no los querrás mantener sabiendo lo difícil que será trabajar así ¿verdad? Lo mismo en nuestra vida, si ves que hay creencias y pensamientos que te afectan negativamente y dificultan tu trabajo ¿no querrías librarte de ellos?
¿Te imaginas lo que sería nuestras vidas, si tuviésemos la capacidad de soltar aquellos pensamientos que nos limitan y paralizan? ¿Si hiciésemos aquello que está en nuestro corazón y que ningún miedo o pesimismo se interpusiera? Seguramente nos sentiríamos mucho más libres y ágiles, avanzaríamos con decisión y sin vacilar, haciendo lo que sentimos en cada momento, motivados y disfrutando del camino…
Autora Sandra Iozzelli - [email protected]