
Artículo escrito por: Manu Azpicueta (@MAzpikueta)
Lo de “siempre” no siempre funciona, valga la redundancia. El fútbol es injusto muchas veces y lo fue con el Barça en Stamford Bridge. El mismo estadio donde el Barça tocó la gloria hace dos años le devolvió la cara amarga del fútbol, la que muestra como un equipo superior en todos los aspectos sale derrotado preso de la impotencia y la falta de puntería.
El equipo blaugrana fue superior en juego y en ocasiones a un Chelsea que marcó el único tanto del partido en el tiempo añadido de la primera parte- Lo que el fútbol se conoce como “gol psicológico”-. Quedaba todo un segundo tiempo para reaccionar y vaya si reaccionaron los de Guardiola. Más de 24 remates en 45 minutos. Unos se marcharon fuera, otros fueron rechazados por una defensa que tejió una tela de araña en torno a la frontal y los otros fueron atenazados por Petr Cehc, que parecía estar viviendo una segunda juventud. Con partidos como este del checo, Courtois tendrá que esperar.
Si algo ha caracterizado al Barça desde que lo entrena Guardiola es que nunca renuncia a su estilo. Toque, toque y más toque y en cuanto aparezca el hueco ¡Pum! El encuentro del miércoles no fue una excepción porque además el Chelsea, como buen equipo inglés, regaló la pelota y buscó sus opciones con contraataques vertiginosos y obra de un robo de balón en el mediocampo es como se llevó el partido.
Este partido de muestra que el fútbol no entiende de merecimientos, el fútbol es así, como dicen los tópicos. El Barça asedió al Chelsea y ni siquiera se llevó un mísero gol a favor de Stamford Bridge. Ahora le viene el Madrid, que también salió derrotado de su partido en Múnich, por lo que el Clásico se torna incluso más emocionante moralmente hablando, ya que ambos equipos deben remontar. El resultado del Barça es, a priori, peor que el del Madrid, pero el Barça en su campo es mucho Barça y el Chelsea ya lo ha comprobado.
