Revista Diario

Cuando te imitan, ellos también te enseñan

Por Sandra @sandraferrerv
Seguro que tod@s habréis visto alguna vez ese entretenido programa llamado “Super nanny”. A mí me gustaba más la versión inglesa de Jo Frost pero la española tampoco estaba mal. Bueno, a lo que iba, que me pierdo. Una de las técnicas que usaban las nannies era mostrar en un DVD cómo actuaban los desesperados padres ante los pequeños monstruitos que tenían por hijos. La cara de los pobres padres al verse en la pantalla gritando y poniéndose más energúmenos que sus hijos era un poema.
Pues bien, a mí no me hacen falta esos DVDs; y no porque sea una madre ejemplar, no, que todos tenemos nuestros cinco minutos. Lo digo porque desde hace unos días mi hijo mayor se dedica a imitarme haciendo de mamá con su hermana pequeña.
El otro día le oigo decirle a la pobre niña frases tan absurdas como: “es que, de verdad”; “estoy harta, de verdad”; “me agotas, me cansas”; “chué, chué, chué” (y ¿qué palabra es esa?, ni yo lo sé); “¿es que hablo en japonés o qué?”. Evidentemente, el pobre no sabe que es hablar japonés pero en su afán por imitar dice lo que sea. Cuando oigo estas frases en su boca y con sus gestos exagerados no puedo más que reirme. Aunque lo realmente gracioso es que cuando las digo yo creo que son de lo más efectivas e impactantes. Pues no. Mi hijo me ha enseñado una perogrullada: que hay que hablarles con cariño, incluso cuando hay que actuar con firmeza. Pero nunca con amenazas, palabras que no entienden y mucho menos con chantajes emocionales como que una ya no puede más. Hacerse la víctima con los niños es absurdo, os lo aseguro.

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