La feria de abril de Sevilla está llena de reglas en cuanto al bien vestir. Los protocolos definen cómo y dónde llevar la flor, los accesorios, el mantoncillo, el maquillaje, peinado, vestido o calzado. Todos los años por estas fechas, (o un poco antes, que de abril ha tenido poco la feria en esta ocasión), leemos artículos donde se detallan lo que se considera de buen y mal gusto. Entre el extenso catálogo, se considera de no muy buen gusto llevar bolso y zapato plano. Incumpliendo dicho protocolo le preparé a mi hermana un bolso para que en él guardase los zapatos planos que se puso a la hora de la vuelta, cuando aún quedan varios kilómetros por andar y el buen gusto es llegar a casa con los pies lo menos doloridos posible.
En color neutro, para que combine con todos sus trajes de gitana, con dos pequeñas asas para llevarlo de mano, con cierre cremallera para que no se vea qué hay dentro y adornado con puntillas, madroños y ondulinas, para que lo funcional no reste coquetería.
Lo estrenó con el traje de gitana que ella misma se ha hecho este año, pero igualmente bien queda con los que se hizo años anteriores. Me ha dado permiso para compartir las fotos del momento.
Muchísimas gracias por vuestra compañía.