Revista Cultura y Ocio
Nunca han tenido un flash de esos que les ilumina. No hay nada que incremente más la energía de una persona que saber adonde se dirige. Ese es el flash. De pronto cuando te creías abocado a seguir estático y decaer poco a poco, ¡flash!, y ante ti se abren nuevos horizontes que estaban ahí pero que no veías. Cuando ya casi no esperabas tan sólo un milagro de esos que dicen que ocurren (siempre a otros) te viene una visión que estaba ahí perdida y que aflora de entre las neuronas como si aparecieran de las mismísima profundidades del olvido. Y crece tu energía porque tienes adonde ir. Todo parece tomar sentido y cuadrar el círculo. Cuando viene un flash de esos, no cabe duda de que has sido tocado por la fortuna.