Revista Insólito

Cuando un bosque se quema

Publicado el 27 mayo 2016 por Monpalentina @FFroi
El viento sur soplaba esa noche de primavera cuando Carlos que miraba por la ventana de su casa me atrajo con mimo, me rozó con sus labios, respiró muy hondo y parecía sentirse encantado con mi compañía. Después, con ese carácter tan suyo, me lanzó por la ventana y fui a caer en la broza al otro lado de la valla. Las hojas secas crujieron enfadadas, me rechazaban de plano y querían que de allí me largase porque la tragedia se cernía en mi entorno, pero yo no podía moverme, necesitaba ayuda, me estaba ahogando.
Cuando un bosque se quema
Un destello de fuego apareció en las hierbas más cercanas que como yesca se volatilizaron. Un hilo de humo se fue extendiendo, se oyó un chisporroteo hasta que unas llamas amarillas se agitaron incendiando el ramaje seco. La noche estaba como ausente, el inconsciente viento  siguió soplando y sacó una lengua roja que se elevó en el aire contagiando su calor al monte. El humo se hizo más negro que la noche entre los árboles centenarios y oscureció el cielo estrellado. Las llamas se apoderaron de la espesura, se propagaron con su rugido incontrolable y lo arrasaron todo sin piedad tapando los gritos que los animales lanzaban a la noche. El viento siguió azuzando lenguas de fuego, crujió el bosque a ritmo de diástole alocado y el tronar del fuego pasó la carretera, prendió los extensos campos de cultivo y se arrastró devorando lo que encontraba a su paso. El viento cómplice llevó noticias de dolor y llanto a los pueblos cercanos y Carlos muy a gusto en su cama, seguía soñando.
Quién responderá por esto, por tanta devastación y daño si soy una triste colilla y tú te justificas diciendo no poder dejarlo.
Cuando un bosque se quema 
De la sección de la autora en "Curiosón": "Retazos de vida" @MPMoreno2015


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