Revista Música
Helloween – Keeper of the seven keys part 1
Epicidad rockera ventilada por cada costado, a veces las pretensiones regalan pequeñas e invaluables maravillas, cuando la ambición es bien recompensada, todo ello fruto de un conjunto de buenos apuntes y un direccionamiento suelto y veloz, mas normado por melodías excelsas y contrario a lo que los paradigmas del heavy, decretaban por esos años, ver una realidad mas brillante, que la oscuridad intempestiva que se guarda en cada flanco de las calles.
Desde la Alemania ochentosa viene este grupo de nombre algo extraño, mas lejos de los primarios y superficiales prejuicios, se ensañan en diluir dudas con ventiscas constantes de electrificación épica, opuesto al pesimismo reinante en el sub-mundo del género. Si Sabbath despotricaba contra los cerdos de la guerra iniciando los setentas, peso político con el que no puedo estar mas a favor, Iron Maiden hacia algo similar pero mas callejero, Metallica y ACDC en los ochentas nos hacían olvidar cualquier barrera, resaltando todo ese potencial destructivo de la rebeldía y el sonido mas pesado, pero excesivamente poderoso musicalmente hablando, no obstante quizás algo hedonista. Esta banda toma otro atajo, se decanta sonoramente por irradiar mas que por oscurecer, de esa sinestesia heroica que muchas veces sirve para levantar los puños al aire, pero no en una arremetida negativa y destructiva, sino mas bien justo la contrario ¿ quién lo diría?, reemplazar el resentimiento por puro vigor, fue en esa creación y en esa premisa donde, la potencia se mezclo con velocidad y también porque nunca esta demás, las melodías, dando como fruto un resultado nuevo y que abriría como no otro escuadrón dentro del batallón de los riffs despiadado...estamos hablando de los albores del power-metal…
Ya estando en la segunda mitad de la década de los 80´s y teniendo en cuenta un debut, bastante bueno, para esta entrega, el guitarrista y vocalista en esa ocasión Kai Hansen decide dejar la voz, ya que como dice muy bien el dicho “el que mucho abarca poco aprieta” y siempre es mejor delegar posiciones, cuando el recoveco puede ser ocupado por un personaje tan solvente y tan extremador de habilidades como el buen vocalista que es Michael Kiske , trabajo que ejecuta de forma redonda, vertiendo la pizca final de bravura que requieren los temas ya de por si envolventes y repletos de alicientes.
Como notoriamente el titulo indica, el álbum seria una placa doble, sin embargo, como suele ocurrir, los hilos de las disqueras comenzaron sus movimientos, provocando que el álbum se publicase de dos camadas, segmentados en discos gemelos, mas ambos de un nivel notable, en esta ocasión nos imbuiremos de la euforia del hermano mayor.
“eres un rey, no puedes ver tu corona”
Initiation, es una intro dura, se baña de una especie de dureza clásica, embarcando el sendero para I,m alive, que vendría siendo un temporal bastante límpido, se siente sólido mas los detalles aéreos que posee, no lo hacen un sinnúmero de fuerzas abrazantes, sino que lo igualan a esas nobles corrientes que aparte de ser poderosas también son muy amables. Ha de ser por la inclusión constante de piezas más armónicas que definen una propuesta más armada, menos animal, pero más racional y a la vez más agraciada. Porque además las guitarras coordinadas lanzando mil punteos veloces, es una sincronía muy pulcra.
A little time, vendría siendo la creación del novato vocalista Kiske, quien se atribuye, un track, con tintes de epicidad y al mismo tiempo, dotado de voces de fondo que le insertan cierta teatralidad, un catalizador que acelera latidos, mas los relojes y la velocidad que van asimilando un vértigo muy presente, ello no en desmerito que contenga matices, donde la ejecución de la banda se reduzca a cero, en pos de la inserción de sonidos, análogos al buen hacer de las guitarras. La de bonito titulo Twilight of the gods, es un vaivén célere, se podría interpretar como la decadencia de nuestras creencias, reemplazadas por ideales sintéticos, cuya expiración es mas que notoria, y de una miseria aun superior. La batería luce muy tempestiva, sumada a esa especie de alma que ventila la voz en cada línea, una canción bastante ígnea, para cerrar un trecho del disco apantallante. Un descenso armónico y necesario se avienta con A tale that wasn’t right, un paréntesis para retomar el hálito, y mirar con ciertos rasgos de claridad, una voz que tambalea desnuda y al mismo tiempo carga con cuadros de acuarela incolora, todo ello depurado hasta parecer muy terrestre.
Future World, acapara texturas ajenas, un tema un poco maiden, es esa condición metálica, mas núbil y con adornos sonicos lúdicos, la que la electrifican, resumiendo, todo suma a tamaña pieza pletórica.
Halloween, 13 minutos de trepidar , trepidar , avanzar, parar, recorrer, y de nuevo volver a trepidar, cuando el tiempo longevo de un track, se hace minúsculo en comparación a su retribución, desde el primer segundo la séptima canción del disco envuelve y no suelta, de ahí que divague por diferentes frecuencias y arreglos, desde torrentes sísmicos, hasta cantos con un aire fúnebre y riffs segadores de almas, son difíciles de digerir de una vez , es mas lo contrario, esta pieza te absorbe y digiere, como sentir ese atisbo de aquí estas parado frente a algo difícil de apreciar con minúsculos propósitos. Se debe amplificar en propósitos y la pieza adquiere es halo de inmortalidad que la torna en inconfundible e inoxidable. Se cierra todo con un huérfano y hueco guitarreo (follow the sign). Solemnidad, cerrando un rezago famélico, que remarca el camino ya cerrado.
En definitiva, nos posicionamos frente al nacer de un nuevo sub-genero y uno que difícilmente pueda haber pasado desapercibido, tomando toda la potencia y refinándola, añadiéndole epicidad y algo de espíritu optimista, todo ello sumado a ejecuciones impecables , añadido a un final abierto, pues esto es solo la puerta de entrada, como todo buen episodio…continuara…
• Tracklist
• Initiation
• I’m alive
• A little time
• Twilight of the gods
• A tale that wasn’t right
• Future World
• Halloween
• Follow the sign