En estos días son muchísimas las anécdotas, testimonios e imágenes emotivas que corren en las redes sobre nuestro Comandante Fidel Castro. Una de las que más me ha llegado es la que publico a continuación, son los recuerdos de Carlos Alberto Cremata de los intercambios con Fidel. Espero que también la aprecien.
Por Maria Carla González
Por Amelia Duarte de la Rosa/Granma
Una voz quebrada se escucha en el televisor. Otra garganta que llora, que tiembla de emoción sincera. Es una voz que conozco, que conocemos bien cientos de cubanos porque siempre llega acompañada de alegría. Pero hoy, es una voz triste.
Cuando Carlos Alberto Cremata habla de Fidel se desgarra. Ha perdido a su segundo padre. Y lo despide en el mismo lugar, donde 40 años atrás dio el último adiós a su padre, asesinado en pleno vuelo de Cubana de Aviación. Barbados, 1976.
Tin Cremata llegó en la mañana del martes al Memorial junto a su tropa de abejitas a rendir tributo al «Padre Mayor» pero no fue a despedirse. Fue a perpetuar su ejemplo. «Fidel me arropó el corazón y el alma», dijo ante las cámaras de televisión y sus palabras son sinceras. Lo sabemos. Con el Comandante, Tin tuvo una relación hermosa, fraternal, de admiración.
Cuando le pedí a Tin que me hablara de Fidel, su voz dudó. «Prefiero escribirlo», me contestó. Han pasado dos horas de su visita a la Plaza y recibo sus palabras…Otra voz, entonces, se quiebra y es la mía. Sus anécdotas hacen un nudo en la garganta. Son alegres y es así, como Tin, prefiere recodar siempre al Comandante.
EL FIDEL DE LA COLMENITA
«La primera vez que pude conversar con él fue después de un espectáculo en el Karl Marx por el II Congreso de los Pioneros, a mediados de los noventa. Me contó su ayudante personal que Fidel había llorado al final ante un coro de niños sordomudos, que con su lenguaje de señas y sonidos guturales habían interpretado la canción En aras de vivir de Rosa Campo, que dice: “aunque el mundo cambie de color, yo estoy aquí, contigo” — y lo señalaban…
«Me llamó al final y me dijo humilde y emocionado: “Muchachito, ¿cómo ustedes pueden hacer esas cosas?” Me quedé un rato mudo y solo atiné a decir: “Comandante…es que yo nací en 1959”… Me miró fijo, hizo una pausa y sonrió.
«Luego todos los niños lo besaron, pero como estaban muy maquillados, llenaron la cara de Fidel de manchas naranjas, azules, blancas, rojas (conservo una foto de Fidel, con su cara llena de colores). Vilma Espín, que estaba a su lado, le alcanzó un pañuelo para que se limpiara el rostro, a lo que él replicó riendo: “¡Qué va, nadie me toca la cara hasta que llegue a mi casa y me vea en un espejo, porque quiero ver cómo me veo ‘maquillado’, e inmediatamente le dijo a todos los niños: “¡Gracias, porque ustedes me han regalado el sudor de su labor, en colores, y me lo llevo en mi cara para mi casa!”».
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«Nos encontramos en muchas tribunas y actos. Yo me ponía muy nervioso, pensaba siempre en mi padre que tanto lo adoró, y casi siempre en su presencia se me salían las lágrimas. Fidel se daba cuenta y se ponía a hacerme cuentos simpáticos como el padre que siempre está en guardia para el alivio y para la calma.
«En 1996 tuvimos la suerte que la Organización de Pioneros José Martí nos seleccionara para celebrarle artísticamente el 70 cumpleaños a Fidel en el Palacio Central de Pioneros. Recuerdo que las abejitas pusieron a Fidel y Raúl a competir en un juego que se llama De La Habana vino un barco cargado de… el guía propone una letra y los que compiten tienen que decir muy rápido palabras que comiencen con esa letra…
«Recuerdo la R, Fidel decía: “Revolución” y Raúl decía: “Ratoncito Pérez”; Fidel decía: “Rebelde” y Raúl decía: “Rana”, y había que ver las caras pícaras que ponía Raúl cada vez que encontraba una palabra simpática. Fue como ver de nuevo, después de tantos años, nuevamente pequeños, a los dos hermanos de Birán, el mayor que decía palabras juiciosas y el pequeño pícaro y travieso que no perdía ocasión para el infantil choteo cubano».
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«En diciembre del 2005 me invitó a la Segunda Cumbre del Caricom, que se efectuó en Barbados, y pidió me sentara en la mesa final muy cerquita de él. Al final el Canciller cubano se me acerca y me pide muy humildemente: “Tin, el Comandante te pide permiso para ver si tú pudieras decirle unas palabras finales de agradecimiento a todos los Jefes de Estado, en nombre de las familias de las víctimas, porque de aquí saldremos directo a rendirle tributo en el monumento a las víctimas del sabotaje al avión de Cubana de Aviación” … Lo hice y luego partí con Fidel hacia el Monumento, en uno de los días más tristes de mi vida (nunca había estado en Barbados).
«Fidel se dio cuenta, como siempre, de cuán triste estaba y le dio indicaciones a su ayudante personal que lo dejara a él, y no se separara de mí un segundo, para darme ánimos, cosa que este hizo de forma inolvidable. Luego me invitó a colocar la ofrenda floral, en nombre de Cuba, algo que hicimos muy juntos, y entonces me dio aquel abrazo, el más entrañable que he recibido en toda mi vida… siempre supe era el abrazo que, a través de él, me enviaba mi padre.
Años después escribió en una de sus Reflexiones: “Debo señalar que un espectáculo como el de La Colmenita —que hace unos días se exhibió en el teatro Karl Marx—, creado por el hijo de una de las personas asesinadas por los terroristas del Gobierno de Estados Unidos en el avión que partió de Barbados el 6 de octubre de 1976, no tiene rival en el mundo” ».
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En el lanzamiento del libro de Katiuska Blanco Fidel, Guerrillero del tiempo se produjo el siguiente diálogo:
Fidel: ¡Oh, mira quien está aquí!… Muchachito, lo que hicieron por allá fue fabuloso… fabuloso! (se refería a la gira de nuestra Abracadabra por Washington, New York y San Francisco)…pero, tú sabes que tú eres un «tipo peligroso» (risas)…que tú eres casi un «terrorista» (más risas)… ¿Tú sabes lo que es provocar que digan que La Colmenita es un peligro para la seguridad de los Estados Unidos?!
Tin: ¡El colmo Comandante!
Fidel: No, lo mejor es que esa no es más que la pura verdad… ¡Ustedes son un peligro para la seguridad de los EE.UU….y ellos mismos lo reconocen!
Luego me dice:
Fidel: ¡Y tú estás igualito!
Tin: Es que ando siempre rodeado de niños, Comandante.
«Y terminó rematando con una risa sonora, y el siguiente comentario: “¡Ahora los venezolanos están haciendo Colmenitas como nosotros, pero tú sabes cómo es Chávez… nosotros la hacemos de una en una; y él las hace de diez en diez!».
«Y luego le dio a toda Cuba la tremenda sorpresa de aparecerse personalmente en la fiesta espectáculo de su 90 cumpleaños. Me cuentan que repetía: “Estoy muy emocionado”, y alguien muy cercano me comentó que estuvo largo tiempo esa noche, en estado total de euforia».
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«Por último una anécdota hermosa muy reciente que tiene que ver mucho con él y conmigo.
«Fidel partió hacia la inmortalidad una hora y media antes de yo celebrar mi cumpleaños (nací el 26 de noviembre). En La Colmenita hay dos niñas pequeñas jimaguas, que ese día estaban muy tristes y compartían con su papá el dolor por la pérdida de Fidel… De pronto una de ellas (Amanda) le dice a su papá: “Ay, Papi, y también pobrecito Tin, porque no va a tener más nunca un cumpleaños feliz”… Y, tras una breve pausa la otra hermana (Andrea) con esa varita mágica que tienen los niños para iluminar soluciones, dice: “¡Ya sé, vamos a proponerle a Tin, que, a partir de ahora, celebre sus cumpleaños el 13 de agosto!”».
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