cuando volvamos a África
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(Ras Tafari) fue el nombre con el que nació el 23 de julio de 1892 el último emperador de Etiopía, quien al ser coronado adoptó el nombre real de Haile Selassie.
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Tafari era el hijo de un colaborador del emperador Menelik III, uno de los gobernantes más importantes de la historia de Etiopía.
Desde la infancia, su inteligencia impresionó al emperador, quien facilitó que tuviera una carrera política.
Cuando en 1930 murió la hija de Menelik II, la emperatriz Zuditu, Tafari fue coronado emperador.
La coronación de Haile Selassie fue un evento espléndido al que acudieron reyes y representantes de todo el mundo.
El diario The New York Times especuló entonces con que las celebraciones habían costado más de US$3 millones.
La revista Time le dedicó su portada al nuevo emperador, convertido en un fenómeno global.
Poco después de la coronación, Selassie encargó la primera constitución escrita de Etiopía, que restringía en gran medida los poderes del parlamento.
En la práctica, él era el gobierno de Etiopía.
La sucesión al trono se restringió solo a sus descendientes y, según la constitución, la persona del emperador era "sagrada, su dignidad inviolable, y su poder indiscutible".
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“Miren a África, donde se coronará un rey negro, porque el día de la liberación se acerca”.
Esta es la profecía que lo empezó todo y la hizo Marcus Garvey.
Garvey era un activista jamaicano que luchó por el cambio político y social en una isla que había sido un centro importante del sistema de la esclavitud.
Tras abolirse ésta, en 1833, la vida no mejoró mucho para los antiguos esclavos, ni para sus hijos ni para las generaciones sucesivas.
No está claro si el “rey negro” al que se refería Garvey era una persona real. Es más probable que fuera una figura simbólica.
Pero cuando las noticias de la coronación de Haile Selassie en 1930 llegaron a Jamaica, muchos de los seguidores de Garvey hicieron una asociación que a ellos les parecía lógica.
Ras Tafari era el rey, así que el día de la liberación estaba cerca. Esto significaba que ellos debían prepararse para un éxodo a África.
Y aunque Marcus Garvey nunca fue realmente un rastafari, hoy es considerado uno de los profetas del movimiento, y sus ideas han dado forma a la filosofía rastafari.
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Las creencias de los rastafaris hoy en día varían mucho.
Mientras que los primeros rastafaris profesaban que su único dios era Haile Selassie, Etiopía era el verdadero Sion y muchos buscaban un retorno a África, hoy en día muchos dan más importancia a un retorno “espiritual”.
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Solo unos años después de la coronación de Haile Selassie, Etiopía se vio involucrada en una terrible guerra.
En 1935, Benito Mussolini invadió el país y Selassie se marchó al exilio.
Estuvo cinco años fuera y en 1941 fue restituido como emperador, con ayuda de Gran Bretaña.
El 21 de abril de 1966, visitó Jamaica: 36 años después de su coronación, el entusiasmo de los rastafaris seguía intacto.
Había ya por aquel entonces una nueva generación de rastafaris, muchos de los cuales todavía conservaban la idea de ese éxodo hacia África.
Selassie se sintió abrumado por el eufórico recibimiento, y no hizo nada para dispersar las creencias sobre su estatus divino.
En este momento, Garvey ya había muerto, y sus críticas a Selassie por salir del país en tiempos de guerra se habían olvidado en Jamaica.
Pero en el resto del mundo, el juicio no era unánime.
Aunque Selassie quería proyectar una imagen de un emperador progresista, se enfrentó también a acusaciones de ser un avaro dictador.
Entre la multitud que se presentó a honrar a su redentor estaba la esposa de un músico jamaicano de 21 años, que acababa de formar una banda llamada The Wailers.
Su nombre era Robert Nesta Marley.
Bob Marley fue el rastafari más influyente de la historia.
Él nunca se calificó a sí mismo como profeta, aunque sus canciones tenían carácter profético, y nunca fue un líder, aunque sus seguidores lo trataron como uno.
Marley y su banda, The Wailers, publicaron en 1973 su álbum "Catch a Fire".
Dos años después, el álbum Natty Dread se vendió bien internacionalmente.
Ambos álbumes estaban llenos de símbolos y motivos Rasta.
Para cuando se publicó “Rastaman Vibration” en 1976, había Rastas en casi todas las ciudades británicas y en muchas partes de América del Norte.
Jóvenes negros llevaban el pelo como Marley, usaban lo que llamaban "bastones de rezo" y vestían ropa con colores de la bandera etíope: verde, amarillo, rojo, y usualmente algo de negro añadido.
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En Etiopía las cosas se complicaron para Selassie.
En 1973, una hambruna terrible mató a cerca de 200.000 etíopes.
Un año después los Derg, un grupo de oficiales del ejército con una agenda marxista, destronaron a Selassie en un golpe militar.
Murió en 1975, enfermo y en la cárcel.
Pero su muerte fue descrita por sus seguidores como una “desaparición”, ya que se negaron a creer que Selassie había fallecido.
Y cuando se hablaba de ello, la comunidad rastafari usaba frecuentemente la frase “mentiras de Babilonia”.
Muchos Rastas creían que la estructura dominada por blancos que ellos denominaban Babilonia había propagado una mentira para intentar debilitar el creciente movimiento rastafari.
Otros rechazaron la noticia señalando que Jah, el nombre rastafari para Dios, había ocupado temporalmente el cuerpo terrenal de Selassie.
La muerte corporal de Selassie era solo una señal de que Jah no era solo un ser humano, sino también un espíritu.
Una tercera interpretación -la mayoritaria entre los Rasta- se refiere al concepto I y I: la unidad esencial de toda la humanidad. Puede ser que habitemos distintos cuerpos, pero todos estamos unidos espiritualmente.
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“Cómo terminó el emperador de Etiopía Haile Selassie siendo adorado como un dios en Jamaica”
(bbc mundo, 13.04.17)