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Cuando volví de Bolivia te maté a besos

Publicado el 22 noviembre 2013 por Icíar
 
Cuando volví de Bolivia te maté a besos
Escritor: Ismael Cruceta
Leer y viajar, se encuentran entre las cosas que más me gustan de la vida, y da la casualidad que encima estas dos actividades se complementan, pues si uno no siempre puede viajar, sí puede sin embargo leer, y leyendo creo que uno puede conseguir aproximarse a esa sensación de saciar una necesidad.
El escritor que traigo hoy aquí, a propósito de un contrato de trabajo con la ONU de 6 meses de duración, pasará 8 meses conociendo Bolivia, y sabiendo él lo mucho que me gusta “cotillear” este tipo de asuntos, me dejó que leyera su experiencia por estas tierras, que como él mismo explica en la preciosa presentación, que a modo de introducción aparece en este libro, se trata de:
una historia personal, mía y también de todos, de los viajeros y de los viajantes, de los migrantes, de las personas que han tenido que vivir en la distancia, con ese pequeño fulgor que luce en los ojos de los que tuvieron que dejarlo casi todo para empezar de nuevo, una historia que adquirió la forma de libro casi sin darme cuenta, y que ahora, con los rubores fuera y la honestidad dentro, me atrevo a compartir”.
Y yo, que sabiéndome más turista que viajera, doy gracias a estos libros, porque me permiten que la viajera que llevo dentro se aleje un poco más de mi realidad de turista. Es por esa razón, que durante el tiempo que dediqué a saborear este delicioso escrito, me resultaron unas horas de lo más enriquecedoras y amenas. Se me hizo muy corto el libro, y ya me quedé, por contagio de este escritor, con una imagen de Bolivia mucho más cercana, en la que destaco el retrato que en él se encentra de su capital La Paz, esa ciudad sin mosquitos de invierno perenne, cosmopolita como ninguna, con graciosos medios de transporte, de danzas folklórica con llamativos bailes masculinos, y presidiendo todo este escenario, en lo alto: la gran montaña Illimani de picos nevados cuya presencia aparece alardeando de sus orgullosos 6.400 metros de altura.

Cuando volví de Bolivia te maté a besos

Lugares viajados en el libro: haced click para ver en tamaño original.

Así que entre proyectos encaminados a fomentar el desarrollo e integración de los colectivos más desprotegidos; escapaditas junto a unos cuantos grados alcoholizados; excursiones a otros lugares del país, en los que se nos cuenta desde las visitas a ruinas prehispánicas, preincaicas; supuestos lugares de aterrizaje de naves extraterrestres; desiertos de aguas termales, de caminos despoblados y cielos estrellados, y muchas otras más riquezas naturales que me es imposible rememorar, pero que sin embargo, forman parte de un cuadro entrañable de un país que terminas queriendo conocer. Y todo ello alternado con historias divertidas de amigos, párrafos llenos de afecto dedicados a su familia, y por supuesto, que no falte, el espacio dedicado a un amor que se echa de menos y al que el título de este libro se dedica. 
En su parte negativa no puede faltar la otra realidad que es la delincuencia, las pésimas carreteras, y la miseria, e incluso una mirada crítica hacia la Organización. Todo eso queda explicado.
Me despido con dos “cotilleos”: ¿Sabíais que se venden fetos de llama? En Bolivia al menos sí.
Y otra cosa, cuenta Ismael, que Evo Morales antes de presidente, fue representante sindical de la coca. Esta planta es de consumo corriente en el país, ya sea en té, o mascando la hoja, e imagino que más usos. Como buen boliviano, Evo Morales, la planta de la coca es algo que siempre ha defendido, y de hecho finalmente como presidente consiguió que la ONU retirara esta planta de su lista de estupefacientes.
NOTAS:
  1. Me ha gustado mucho la comparación que hace Ismael de la diferencia cultural del boliviano de La Paz y de Santa Cruz, por ejemplo. Dice: En La Paz, el paceño es más bien cerrado, con niños de mirada profunda pero de escasa sonrisa, nos cuenta. Son mucho más serios en definitiva. En comparación, en Santa Cruz, nos encontramos con un boliviano completamente diferente, tanto en su forma de hablar como en su carácter. Son mucho más informales, más sonrientes. Y matiza Ismael, “quizá la diferencia principal, y quizá también sea donde reside su encanto: en Santa Cruz son latinos. En La Paz son andinos”.
  2. Hablando de trabajo y otras realidades, es de destacar el segundo destino en Cochabamba, cuando ya no trabajaba para la Organización, y cómo cambian las condiciones. Aquí, en estas condiciones, es fácil sentir y entender la difícil situación del inmigrante, que se encuentra cara a cara con sus propias estrecheces económicas. Aquí también figura una descripción de la diferencia del paceño con respecto al boliviano de Cochabamba.
  3. Gracioso el detalle de la comida. Como carne: pollo, pollo y más pollo. Y como pescado: ¡la trucha! porque en un país sin mar, el único lugar de pesca que les queda es el Lago Tititcaca; y es que Bolivia si no tiene mar, parece ser que es porque Chile les cortó el paso al mismo. Desde entonces, Chile y Bolivia son enemigos naturales.
  4. Especial referencia positiva a la labor de la ONG Enda, en El Alto, a pocos kilómetros de La Paz.
  5. El salar de Uyuni, es el desierto de sal más grande del mundo, con 12.000 kms2
  6. Si las fiestas son un relajo social en las que el boliviano sabe disfrutar. De hecho se nos habla de la de Comadre; de Carnaval, y otras, pero me quedo con una muy graciosa que cuenta Ismael y que no vendría mal importar aquí en España. Se trata de la feria de la Alasita, en la que los bolivianos tratan sus deseos de una forma muy divertida. En esta feria, se venden infinidad de miniaturas, de todo lo imaginado y por imaginar, ¿que quieres un coche, una casa, un novio? Pues te lo compras en miniatura, luego un chamán te lo bendice, y voilá, pronto tus deseos se verán cumplidos.
  7. ¡Advertencia!: No picar con las cavernas en Toro Toro. Hay una caverna en concreto: la caverna de Umajalanta, en la que ya al principio se nos avisa de que no es apta para personas con vértigo o claustrofobia porque algunas zonas son tan estrechas que es necesario pasar arrastrándose. ¡La advertencia se queda corta! Pero para saber más mejor dejarse contar por Ismael.
  8. Se cuenta en el libro de Viajes conHeródoto, cómo en Senegal había una variedad de mariposa que ataca a los ojos de las personas. También nos cuenta Ismael cómo en la Amazonia Boliviana, fueron atacados “a traición” por unas mariposas. Así  que tras leer el divertido episodio boliviano, me acordé de aquellas otras,  con las que seguro guardan parentesco familiar.


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