A medida que el niño se desarrolla, su cuerpo aumenta mucho de volumen y ya no tiene tanto espacio para moverse dentro de la madre. En esta situación, poco a poco, empieza a prepararse para el momento del parto.
Al acercarse a la 30 semana de gestación, más o menos en el octavo mes, el bebé 'se va encajando', es decir, se va metiendo en la pelvis de la madre, y lo hace en la posición en la que saldrá cuando nazca.
De esta manera, el encajamiento de un feto se define como el descenso que experimenta cuando el parto ya está más que próximo. Lo más normal es que se encaje de cabeza, pero a veces son las nalgas las que descienden primero.
Los médicos consideran que un bebé se ha encajado cuando la parte más ancha de su cabeza ya ha pasado por el estrecho superior de la pelvis. Lo más habitual es que esto suceda antes de llegar a la semana 37 de embarazo, aunque hay que tener en cuenta que depende de varios factores. Por ejemplo, en las mujeres que ya han tenido hijos anteriormente no se encaja el niño hasta el momento que empieza el parto.
Qué nota la mujer cuando se encaja el bebé
Aunque en algunas ocasiones el niño se encaja sin que la madre lo note, lo más normal es que experimente un conjunto de sensaciones que hacen evidente el descenso fetal.
Lo primero que percibe una embarazada es que su tripa desciende y se inclina hacia delante. También deja de sentir como el feto le aprieta el útero y el diafragma, con lo que se siente más aliviada a la hora de comer y respirar. En cambio, nota como tiene más ganas de orinar, ya que la cabeza del bebé presiona en la zona perineal y de la pelvis, lo que incluye la vejiga. Esto también puede ocasionar punzadas y calambres a la embarazada.
Las posiciones de un bebé al encajar
La misma mujer embarazada puede notar muchas veces en qué posición está encajado su bebé. Si viene de cabeza, notará sus movimientos (lo que popularmente llamamos pataditas) en la parte de arriba del útero. Si está de nalgas, lo más normal es que los note bajo las costillas.
Las presentaciones del bebé
Se llama presentación a la manera en como el bebé se encaja y, por lo tanto, como llega al mundo. Esencialmente son las siguientes:
La presentación occipito anterior es la que tienen la mayoría de bebés: encajados con la cabeza hacia abajo y la columna vertebral hacia la pared abdominal de la madre, ligeramente inclinada.
La presentación occipito posterior consiste en que el niño tiene la columna vertebral al lado de la columna de la madre y las extremidades hacia su pared abdominal. Por lo tanto, no está en una postura propicia para adaptarse a la curva del canal de parto, con lo que el nacimiento puede prolongarse
Finalmente, un niño también puede tener presentación podálica o de nalgas cuando tiene sus nalgas sobre el cérvix y las piernas flexionadas. En muchos hospitales, es motivo más que suficiente para que se practique una cesárea a la hora del parto, especialmente si la madre es primeriza.