Revista Opinión
Voy a comenzar esta crónica con una de mis frases favoritas: de vez en cuando, la realidad me proporciona el placer de comprobar que no vivo en una especie de burbuja intelectual alejada del mundo sino que estoy metido en él hasta mi puñetero cuello.
Parece que este mundo opresor, que no es que me rodee es que me asfixia, está aflojando su presión de manera que a lo mejor hoy puedo escribir de algo sobre lo que a mí me gusta.
Ayer, un político norteamericano, de cierto nivel, dijo algo que yo dije también en su día y que me proporcionó cierto nivel de inquietud por las posibles consecuencias: Obama, el premio Nobel de la paz no es más que un vulgar asesino.
Hoy, un famoso escritor, Harris, dice, en una entrevista que le realizan en El Confidencial , que el poder hoy no lo tienen los políticos, sino los medios de comunicación y los financieros”.
Yo llevo ya algún tiempo afirmando, ayer sin ir más lejos, que la prensa no es el 4º poder, como se ha venido diciendo, sino el 1º, porque, como Pedro J. no se cansa de repetir, él puede hacer y deshacer no sólo gobiernos sino también partidos políticos.
Y la prueba es que la canallesca prensa que nos desinforma ha conseguido que un tipo como Rajoy, supermultimillonario, embustero, trapalón, probablemente el más falso de todos los políticos que hemos sufrido, que ya es decir, ha llegado a presidente del gobierno en medio de una vorágine de escándalos y de corrupción que hacía la tarea absolutamente imposible pero lo ha conseguido porque ese inmenso poder que suponen las páginas de los canallescos diarios lo han querido.
Pero yo creo que Harris, guionista de una cinta de Polanski sobre un trasunto de Blair, hace una distinción final, que a mí se me antoja falsa, entre los medios de comunicación y los financieros.
Lo he escrito también ya muchas veces: para publicar un diario, poner en el aire una tv o una radio, hace falta tanto dinero ya que sólo está al alcance de los grandes medios financieros, o sea que son todos unos mismos individuos, llámense Murdock o Berlusconi, Rodschild o Rockefeller, Tena, Lara o Godó, todos ellos perros incluso con el mismo collar, gente absolutamente sin escrúpulos que no busca otra cosa que seguir enriqueciéndose hasta el infinito.
Y frente a eso nada se puede hacer porque esa hidra de los billones de cabezas que es el populacho se seguirá dejando embaucar por las Esteban, Pantojas y amigas, por los Ronaldo, Messi, Casillas y compañía, y es ese jodido pueblo el que vota, de modo que no hay nada que hacer y cuando un tío como Chávez gana es un milagro que rara vez va a producirse fuera de las fronteras venezolanas.
De modo que no hay razones sino para el peor de los pesimismos. Y eso me retrae a cuando aquellos airados convecinos míos me gritaban al oído, en el camión que nos llevaba a la capital, a participar en una de aquellas gigantescas manifestaciones de adhesión al invicto Caudillo: “Uno, dos, tres y cuatro, ya tienes Franco “pa” rato”.
Y qué razón tenían aquellos jodidos diablillos, Franco me sigue jodiendo 40 años después de muerto, porque ya lo dijo él, “lo he dejado todo atado y bien atado”.