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¿Cuánto es demasiado? Los peligros de la productividad tóxica

Publicado el 30 mayo 2024 por Jeroensangers @JeroenSangers
¿Cuánto es demasiado? Los peligros de la productividad tóxica

Episodio 310

¿Cada día piensas en cómo exprimir al máximo tu vida personal y profesional?

Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo desmontar esta creencia y priorizar el bienestar y encontrar un equilibrio saludable entre tu vida personal y profesional.

 

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Índice del programa

  • (02:35) La paradoja de la «Productividad tóxica»

  • (09:29) ¿Por qué nos centramos en la productividad tóxica?

  • (16:20) Reconocer el problema de la productividad

  • (18:13) Tu trabajo no es tu única identidad

  • (19:45) Señales de si sufrimos de productividad tóxica

  • (24:48) Positividad tóxica

  • (27:01) El optimismo trágico

  • (29:16) Del estrés al crecimiento

  • (30:27) Resiliencia y antifragilidad

  • (32:45) La paradoja de la resiliencia

  • (33:57) Resiliencia: hechos psicológicos

  • (35:12) Cómo ser resiliente

  • (41:40) Resumen

  • (43:51) Tu plan de acción

  • (45:37) ¡Nos escuchamos muy pronto!

 
¿Cuánto es demasiado? Los peligros de la productividad tóxica
 

Recursos mencionados

  • Episodio 137: De la gestión del tiempo a la efectividad personal | KENSO

  • La salud mental en el trabajo | OMS

  • National Health Costs Could Decrease if Managers Reduce Work Stress | Harvard Business School

  • New study shows we work harder when we are happy | Warchick University

  • Episodio 40 | Tus tres superpoderes para lograr una vida más sana, próspera y feliz con Mario Alonso Puig | KENSO

  • El hombre en busca de sentido de Victor Frankl | Amazon

  • Reseña 31: Antifrágil de Nassim Nicholas Taleb | KENSO Círculo

  • Episodio 185: ¿Salir de la zona de confort? | KENSO

  • Episodio 296: Las 3 zonas de tu vida: control, influencia y adaptación | KENSO

  • La página web de KENSO

  • Formación para empresas | KENSO

  • Cursos online | KENSO

  • Coaching personal | KENSO

  • Y la música de KENSO gratis para Podcasts y YouTube | Uppbeat

 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    Quique: ¿Cada día piensas en cómo exprimir al máximo tu vida personal y profesional? Pues ese es el tema principal del programa de esta semana, donde vas a aprender cómo desmontar esta creencia y, en su lugar, priorizar tu bienestar para poder encontrar un equilibrio saludable entre tu vida personal y profesional.

    Jeroen: Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Yo soy Jeroen Sangers, aprendiz en buscar la incomodidad para vivir un poco más cómodo.

    Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en hacer mejor lo que hago mejor. Y la verdad es que este episodio viene de algo que queríamos tratar desde hace ya mucho tiempo. nos encontramos cuando vamos a los cursos, a las empresas, a las formaciones o a los otros clientes de coaching, que la gente quiere sacar el 110% de su vida. Es decir, intentar buscar que tengamos 25 horas en lugar de 24. Y, Jeroen, hacemos siempre esta pregunta para comenzar de, ¿tú qué harías si tuvieras una hora más al día? ¿Y qué es lo que nos suele responder la gente, Jeroen?

    Jeroen: Pues dedicar tiempo a mi familia, dedicar tiempo a mí mismo, cuidarme, hacer más deporte… Básicamente todo menos trabajar más.

    Quique: Y esto me llama mucho la atención, Jeroen, porque al final cada mañana recibimos un tesoro. Un tesoro en forma de 1.440 minutos. Y lo que nosotros decidamos hacer con ese tesoro… ¿Sabes qué sucede? que podemos invertirlo, podemos malgastarlo, podemos regalarlo, podemos delegarlo, cualquier cosa, pero cuando hayan pasado esos 1.440 minutos, desaparecerán, no se acumularán. Y lo que nos encontramos mucho es ese enfoque de… Si yo lo que quiero es pasar más tiempo con mis hijos, hacer más deporte, cuidarme, disfrutar de tener tiempo de relax, si tuviéramos una hora más… Hay un concepto que para mí ya es fundamental, y es entender que para tener algo de más, hay que quitarnos algo y tener algo de menos. Y esto es una tendencia que, si veis, escucháis sobre productividad en este mundo, no van por ahí los tiros. La gente os habla de hacer más y mejor, de productividad feroz, de movimientos ahí al máximo, de explotarnos, y, sinceramente, la vida no va de eso. Porque eso, más bien, es la paradoja de la productividad tóxica, ¿verdad, Jeroen?

    La paradoja de la «Productividad tóxica»

    Jeroen: Hemos hablado ya de poco de este tema también en el episodio 137, donde hemos explicado la diferencia entre la gestión de tiempo, la productividad personal y la efectividad personal y cuál es nuestra visión sobre esto. No hemos hablado de productividad tóxica, porque es poco más allá, pero sí que está un poco alineado con lo que hemos explicado en este episodio sobre la productividad. La productividad tóxica es un enfoque de trabajo que prioriza la cantidad sobre la calidad, que prioriza el resultado sobre el bienestar y prioriza la eficiencia sobre la salud mental. Y seguramente ya podéis imaginar cuáles son estos síntomas de las personas que tienen este concepto de productividad tóxica, porque tienen altos niveles de estrés, sienten agotamiento y en muchos casos un deterioro en la calidad de vida. Hay un estudio superinteresante de la Organización Mundial de Salud, el OMS, hace 5 años, en 2019, que encontró que el estrés laboral y la carga de trabajo son los principales desencadenantes de trastornos mentales relacionados con el trabajo. Además, el informe reveló que aproximadamente el 9% de los trabajadores en todo el mundo experimentan un trastorno de estrés laboral. El 9%, casi 1 de cada 10 personas tiene este trastorno de estrés laboral.

    Quique: Claro, cuando hablamos de productividad tóxica, no solo hablamos que afecte a nuestra salud mental, sino que también tiene un impacto significativo en nuestra forma de trabajar a largo plazo. Y a mí me encanta un estudio que leí acerca de esto en la Harvard Business School, que demostró, Jeroen, que el estrés laboral tiene un encoste económico estimado de hasta 190.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos. Simplemente debido a la disminución de la productividad, el ausentismo y los costes médicos asociados. Yo creo que esto es muy interesante, tanto si somos una persona que lidera un equipo como si estamos pensando a nivel profesional el cómo cuidarnos y entender que esta rueda del ratón en la que nos han metido, esta rueda del hámster de pensar que hay que hacer más, que tenemos que alcanzar mayores cantidades, mayores cuotas, es a base de trabajar más tiempo. Y no, la verdad es que no. Vamos a ver durante este episodio que esto va más del concepto de afilar el hacha, de priorizarnos primero a nosotros para estar bien y poder desde ahí dar el siguiente paso y poder ayudar a los demás en el día a día, dar nuestra mejor calidad. Y esto es fundamental. Yo creo que, Jeroen, podemos contar aquí el tema de afilar el hacha, ¿no? Esto que decían que se lo atribuían tantas veces a Bram Lincoln, esta fase de dame seis horas para atalar un árbol que me pasaré las cuatro primeras horas afilando el hacha.

    Jeroen: Sí, hay tantas versiones como personas históricas en el mundo, ¿no?

    Quique: A nosotros siempre nos gusta contar un poco esa historia de los dos leñadores que decían, oye, vamos a competir hoy a ver quién de los dos corta más árboles en un día. ¿Y qué sucede? Que ambos se pusieron a la misma hora, según amaneció, con sus hachas preparados a cortar. Y el primer leñador trabajó sin descanso, árbol tras árbol. No dijo, no, no, no, yo no voy a parar, yo voy a continuar porque esto es la mejor manera de cortar más. Y oye, empezó, arrancó muy fuerte, iba cortando más. Estaba decidido a ganar y además pensó que esa era la mejor forma de hacerlo. Sin embargo, en ese afán, Lo que consiguió es que no se detuvo ni a pensar si eran los árboles correctos, si eran los árboles más importantes o más fáciles de derribar. No pensó si su hacha estaba afilada o ya estaba perdiendo esa capacidad. Y mientras que el segundo leñador también trabajaba duro, pero cada cierto tiempo se tomaba un descanso y durante ese descanso aprovechaba también afilar el hacha. Y no solo que afilaba el hacha, sino que reflexionaba sobre su propósito, sobre sus prioridades, se aseguraba que los árboles que estaba cortando fueran los más valiosos y que todo eso estuviera alineado para poder conseguir el objetivo que se había marcado. Al final del día, el segundo leñador consiguió cortar más árboles que el primero y el primero, frustrado, cansado, le preguntó, oye, no entiendo cómo lo hiciste porque yo no paré ni un momento y tú ¿Te tomabas descanso? ¿Cómo pudiste cortar más árboles que yo? Y el segundo leñador le contestó. Pues mira, cada vez que yo descansaba, ¿no se lo descansaba? Afilaba el hacha, me aseguraba de que los árboles que estaba cortando eran los adecuados, tenía claro mi propósito y me enfocaba en mis prioridades. Un hacha afilada, un propósito claro para ser más eficientes y cortar los árboles que de verdad importan en la vida. Y esto significa priorizarte, ¿verdad, Jeroen? Eso significa priorizar nuestra salud mental.

    Jeroen: Efectivamente, salud mental, nuestro bienestar. Y, obviamente, lo que tú has explicado es un cuento, pero en nuestra vida real pasa exactamente lo mismo. Todos sabemos de cómo nos sentimos cuando no hemos vivido lo suficiente porque hemos estado trabajando hasta los tantos la noche anterior. Ya sabes que al día después pagarás un precio. Todos sabemos que si tú te dedicas a hacer algún deporte en la semana que no tienes tiempo para hacer deporte, ¿cómo te sientes? Te falta energía. Y, por tanto, yo creo que si priorizamos nuestra salud mental, si priorizamos nuestro bienestar en lugar de trabajo, no solo es ético darse, sino también es beneficioso desde el punto de vista empresarial. Porque, al final, la persona que afila la hacha pues acaba tallando más árboles y por tanto tiene un beneficio. Hay un estudio de la Universidad de Warwick que encontró que los empleados felices son hasta un 12% más productivos que aquellos que no lo son. Y esto en la startup en Silicon Valley pues dedica muchos recursos a conseguir, básicamente a facilitar la vida de sus trabajadores para que sean más felices. Los empleados de Google en su campus, en Google, tienen de todo. Tienes personal para todo. No hace falta que busques, por ejemplo, el mejor seguro de vida o de salud. Tiene personas, tiene gente que lo hace para ti, para que tú no tengas que encargarte de estos problemas y puedes enfocarte en tu trabajo y ser más feliz así. Por lo tanto, la productividad tóxica no solo tiene un impacto negativo en la salud mental de los empleados, sino que también puede afectar negativamente la productividad y la rentabilidad de las empresas. Y por lo tanto, es fundamental promover este enfoque de trabajo de a fila lecha que equilibre la productividad con el bienestar de los empleados. Pero claro, no lo estamos haciendo. ¿Por qué no, Quique?

    ¿Por qué nos centramos en la productividad tóxica?

    Quique: Pues esa es la gran pregunta. Si es mala, ¿por qué nos centramos en la productividad tóxica? y nos centramos en esa productividad tóxica por diferentes razones. Principalmente es debido a determinadas presiones externas y presiones internas. Cuando hablamos de presiones externas, hablamos de que nos encontramos viviendo en un mundo tremendamente competitivo. Y eso significa que ya no solo es quién es tu competencia, sino que muchas veces, a menudo, ya dentro de una misma empresa, buscamos maximizar la producción y minimizar los costes de la manera que sea. Y esto nos lleva a un énfasis excesivo en la productividad a expensas del bienestar de los empleados. Esta es la diferencia principal entre lo que hablamos de productividad, que es hacer más con menos, y efectividad, que es hacer las cosas correctas en el momento correcto y de la manera correcta. Yo siempre digo, si tú, como me pasó a mí, nosotros trabajamos durante mucho tiempo en la empresa de biotecnología, en la que yo era director de recursos humanos, en las personas, en poner el foco en ellos. Y, oye, conseguimos un cambio cultural tremendo, centrado, sobre todo, en ideas basadas en la efectividad. aparecimos entre las mejores empresas para trabajar en España, en el Great Place to Work, el ambiente de trabajo era excepcional. Fuimos el país porcentualmente que más creció en ventas en toda Europa. No solo por esto, sino porque teníamos un grandísimo equipo de ventas. Pero ¿qué sucedió? Que de repente llegó un pez pequeño, un fondo de inversión, y lo único que se preocupó fue por la productividad. Nos compró y lo único que buscaban era minimizar los costes, apretar al máximo, maximizando la producción. ¿Para qué? Para vender la empresa, como finalmente hizo. Pero en el camino se perdió toda esa cultura de las personas. Y esto es muy importante. Si tú quieres sacar resultados a corto plazo, productividad. Si tú quieres conseguir resultados mejores y a largo plazo, efectividad. Ese, el mundo altamente competitivo, es el primero de esas presiones externas de las que hablábamos. ¿La segunda, Jeroen?

    Jeroen: Sí, yo creo que tiene que ver con la sociedad en la que vivimos, que hay una cultura elaborada moderna, más que nada impulsada por la tecnología hoy en día, que ha creado ya una expectativa de disponibilidad constante. Esto puede llevar a una sensación de que siempre debemos estar trabajando, siempre estamos conectados. Hay diferentes razones. Primero, porque la tecnología la facilita. Antes, hace veinte años, no podía hacer mi trabajo cuando salía de la oficina, porque aquí tenía mi ordenador con mis documentos. Hoy en día trabajamos en la nube, hoy en día tenemos todo un móvil superpotente que también sirve para todo. Hay muchas organizaciones que utilizan por ejemplo WhatsApp para comunicarse entre empleados y esto ya también elimina un poco esta barrera entre trabajo y tu tiempo libre. Obviamente no lo apagas por la noche porque también lo utilizas para tus contactos personales. Y claro, si por la noche recibes un WhatsApp de un compañero, ¿qué haces? ¿Le contestas o no? ¿En el fin de semana puedes recibir un correo electrónico de tu jefe? ¿Pasa lo mismo? ¿Qué implica esto? ¿Que también espero que yo voy a contestar mis mensajes de correo durante el fin de semana, domingo o no? va centrando en esta productividad tóxica, simplemente por la cultura laboral moderna que estamos creando de conectividad.

    Quique: Y me parece muy interesante este punto que comentas, Jeroen, porque esto, que está traspasando esas fronteras entre vida personal y profesional, también nos termina afectando dentro de nuestra vida privada, porque cada vez nos cuesta más desconectarnos de los dispositivos electrónicos. Es decir, yo levanto la mano el primero, que muchas veces te vas a dormir y lo último que tocas es un dispositivo electrónico en lugar de dar un beso a tu pareja o dar un abrazo a tus hijos. Dices, no, voy a mirar algo por última vez o voy a ver un momento una red social o voy a ver el correo electrónico. Y es curioso que el último gesto que hagamos en nuestro día a día antes de irnos a dormir, o incluso el primero que hagamos también, sea un gesto digital en lugar de un gesto físico. Yo creo que eso ya dice mucho de la sociedad en la que vivimos. Así que pregúntate cuál es tu primer gesto y tu último gesto al cabo del día a día. Luego hablábamos también de una serie de presiones internas. A nivel personal, a menudo lo que hacemos es asociar nuestra valía con nuestra productividad. Y a veces nos sobreexigimos y sacrificamos nuestro bienestar en aras de alcanzar esos objetivos. Y yo siempre recuerdo una frase que es la siguiente, Jeroen. Cuando tengas 60 años o 70 años y te jubiles, los únicos que van a recordar las horas extras que echaste en la empresa, ¿sabes quién van a ser, Jeroen?

    Jeroen: Sí. Tus hijos. Yo también he visto este mensaje hoy en el grupo de KENSO Círculo, alguien que se hagas dado de esta frase.

    Quique: Efectivamente. Hoy hemos tenido la suerte de que en la comunidad de KENSO Círculo, uno de nuestros compañeros nos contaba era esta frase y me parece maravillosa para tenerla en cuenta y ser muy conscientes de cómo suceden y por qué suceden estas cosas. Y desde ahí, saber cómo poder actuar mucho mejor. Así que yo creo que esta frase, que ha tenido mucho impacto, yo creo que vamos a tenerla bastante en cuenta.

    Jeroen: A la presión interna también está el otro lado de la medalla que menciono antes de la presión externa. La presión externa puede ser de la empresa o la sociedad que crea esta cultura que siempre está trabajando. También tiene un reflejo interno que yo me siento como puedo trabajar en algo en cualquier momento que debo hacerlo. Tengo esta misma tecnología en mano, que nadie me obliga, pero como puedo, muchas veces lo hago. Se ha visto mucho justo hace cuatro años cuando todo el mundo estaba trabajando a casa y aquí todavía hay menos separación. Y si tienes tu portátil encima de la mesa, en el comedor, para trabajar, y justo al lado estás comiendo, pues muy fácil que abras un momentito para escribir este mensaje, o voy a leer este documento. Y son presiones internas, nadie te obliga a hacerlo, pero como no pones estos límites claros, entre tu trabajo y tu vida personal, entre una tarea y otra tarea, te sería más difícil desconectar. Y esto contribuye a un ciclo continuo de trabajo excesivo. Como puedes hacerlo, lo haces. Y simplemente es una presión interna tuya. Nadie te obliga a hacerlo. Como no tienes límites, lo ves. Tienes accesible tu trabajo y entonces te dedicas a trabajar.

    Quique: Fíjate, Jeroen, que Esto nos está dando un contexto claro de cómo estamos. ¿Pero tú sabes cuál es el primer paso para solucionar un problema, Jeroen?

    Reconocer el problema de la productividad

    Jeroen: El primer paso es reconocer que tienes un problema. Saber que tienes un problema.

    Quique: Efectivamente. Por eso yo creo que es importante que, como la pregunta que os hacíamos de cuál es vuestro último gesto y el primer gesto que realicéis a cabo de vuestro día a día, o qué hacéis con ese tesoro de los 1.440 minutos de los que disfrutamos cada uno de nosotros cuando nos levantamos, reconocer el problema de la productividad nos va a ayudar a saber cómo enfrentarnos mejor a él. Busca señales. Busca señales que ya te estén alarmando en tu forma de pensar. Oye, pues, por ejemplo, ¿de vez en cuando me siento culpable con temas del trabajo porque pienso que podía haber hecho algo mejor? ¿Tengo la sensación de no haber hecho lo suficiente o me siento preocupada por parecer que he perdido el tiempo y que lo podía haber hecho todavía mucho más productivo y haberlo aprovechado más? tanto en la vida personal como en la vida profesional. Porque ahí vais a ver también que, al margen de estas emociones, otras físicas que podemos encontrar que son señales de alarma son el cansancio, el agotamiento, porque forman partes de cómo sentirnos atrapados en ese ciclo de productividad tóxica. Normalmente, nos preguntamos qué es lo mejor que podemos hacer para que el momento presente sea productivo. Así que, en lugar de eso, vamos a pensar en cómo poder tranquilizarnos y preguntarnos qué podemos hacer para reducir el estrés e incrementar nuestro bienestar. Porque os aseguro una cosa, con esta respuesta en mente, con esta actitud en la cabeza, te aseguro que vas a ser efectiva, efectivo y que vas a conseguir también la productividad que buscas.

    Tu trabajo no es tu única identidad

    Jeroen: Hay una frase que a veces hago a los participantes de nuestros talleres y la pregunta que les lanzo es ¿a qué te dedicas? Y me contestan habitualmente con su título dentro de la empresa. Yo soy contable, yo trabajo en ventas, no sé qué. Y claro, ya sé que es una pregunta trampa porque estamos en un contexto laboral, ¿no? Pero siempre después, porque lo utilizamos como introducción para hablar de las áreas de la vida. Porque eres mucho más que tu trabajo. Y a veces nos olvidamos, nos vinculamos nuestra identidad a nuestro trabajo. Yo soy contable, yo soy formador. Es verdad que la mayoría de los trabajadores nos levantamos cada día con el sombrero de trabajadoras, no como seres humanos. Tenemos puesta esta etiqueta de yo soy trabajador, yo soy profesional. Y hay que entender que nuestro trabajo no es la única identidad que tenemos. También eres padre, también puedes ser amigo, también eres pescador en tu fin de semana, lo que sea. Tienes hobbies, tienes diferentes identidades. Y hay que aprender a desvincularte emocionalmente de esta profesión, porque tú no eres tu trabajo. Podemos demostrar nuestra competencia y trabajo duro sin que nuestra individualidad y nuestra vida personal se resientan. Hay que saber separarlo. Una cosa es tú, con todo lo que puedas, y la otra cosa es el trabajo, donde solamente le das todo lo que puedas, pero tú no eres tu trabajo. Quique, antes has hablado, has mencionado brevemente que la primera parte es reconocer el problema de productividad y buscar estas señales. Me gustaría saber si puedes dar algunos ejemplos concretos de cuáles son estas señales que nos indican si tenemos esta productividad tóxica.

    Señales de si sufrimos de productividad tóxica

    Quique: Por supuesto, Jeroen. Tengo que reconocer que yo he sido el primero que he sufrido este síndrome y que, al final, gracias a poder reconocerlo y darme cuenta de estas señales, he conseguido también cambiar. Así que si alguien como yo, con mis limitaciones, puede, te aseguro que tú también vas a poder. Estoy más que convencido. Yo creo que hay tres señales principales. La primera de ellas es nuestra incapacidad para desconectar. Es decir, el no sentir que tenemos el control para separar todas las tareas relacionadas con el trabajo y nuestro descanso, o nuestro momento para disfrutar de nuestros hobbies, o nuestro tiempo para pasar tiempo con nuestra familia, con nuestros familiares. Es decir, si yo estoy de repente tomando algo con unos amigos y tengo en la cabeza ese run run dando vueltas de un tema profesional, oye, pues si es un tema puntual, bien. Si es algo que veo que me está sucediendo a menudo, ya esto es una señal muy clara. Y luego también es importante saber cuántas veces coges el móvil y utilizas el móvil. ¿Cuántas veces lo haces de manera consciente y cuántas veces lo haces de manera inconsciente? Porque eso también te está indicando tu capacidad o no de controlar y poder desconectar tus momentos de ocio de tus momentos profesionales. Hay una segunda señal que es el sentirnos culpables. Y es que parece que nos podemos llegar a sentir culpables por no hacer suficiente trabajo. Incluso cuando estamos completando una cantidad razonable y a veces ingente de tareas. Y esto es algo curioso porque en la cultura actual siempre vamos a tener más trabajo por hacer qué tiempo disponible para realizarlo. Entonces, lo que tenemos que hacer es sentirnos cómodos con aquellas cosas con las que ahora no nos vamos a poner. No ponerme no significa que no las vaya a hacer, significa que hoy no las voy a hacer, o no las voy a hacer durante la próxima semana, o no las voy a hacer durante el próximo mes, o a lo mejor ni en el próximo año. Entonces, esa culpabilidad que a veces nos puede pesar de terminar después de una jornada de trabajo dura, estar en el coche y lo primero que piensas es… ¿Y si hubiera podido hacer esto? ¿Y si hubiera dicho aquello? ¿Y si me hubiera comportado de esta manera? ¿Y si en la reunión hubiera levantado la mano? Eso es la segunda señal, que es la culpabilidad por la productividad. Y la tercera, la derivada ya a la que nos encaminan las dos anteriores, son los problemas con la salud o las relaciones personales. Y es que empiezan a aparecer esos problemas que ya nuestro cuerpo nos está mandando mensajes. Yo esto es algo que vivía, más lo recuerdo, porque en una época de mucho estrés que quería dar el 110%, empecé a tener unos problemas y unas fiebres por la noche. Y le pregunté a Mario, Mario Alonso Puig, dije, oye, Mario, digo, mira, ¿me está pasando esto? ¿A qué hora crees que se puede ver? Y me dijo, Quique, ¿has cambiado tus hábitos alimenticios? Y dije, pues sí, digo, justo he pasado de comer en una hora a comer en 20 minutos. Me dice, pues prueba a volver a retomar. el hábito de comer bien, prepararte la comida y que sea saludable. Oye, Jeroen, pues te puedes creer. Y volví a priorizar otra vez la salud y el tiempo para disfrutar de la comida y hacerlo con calma. Y funcionó. Y a partir de entonces le dije a mis compañeros, yo no salgo a comer en 25 minutos. Esta cultura la tenemos que cambiar. Es importante que respetemos esos lugares. Y lo mismo puede pasar con nuestras relaciones personales. ¿Por qué? Porque mucho trabajo significa poco de otras cosas. Si yo estoy muchas horas en el trabajo, estoy pocas horas con mis hijos, pocas horas con mi pareja, pocas horas con mis amigos. Entonces, yo tengo que decidir también dónde pongo más o menos foco, dónde amplifico o atenúo mi capacidad de focalizar mi atención. Porque mi atención, al final, cuando yo estoy jugando con mi hijo, para mí es lo fundamental. Porque no es solo estar, es estar presente y estar de la manera que esa persona quiere que estés con ella. Y esto es algo que obviamos mucho. Pensamos que simplemente por estar con tus amigos, con tu pareja o con tus hijos, ya estás cumpliendo, y no. si estás mirando el teléfono, si tienes un ronrón en la cabeza, si estás más pendiente de cosas que están alrededor que de estar con esa persona, ahí también es un síntoma de esa productividad tóxica.

    Positividad tóxica

    Jeroen: Son claras señales. Y después de las señales, una vez que tenemos detectado que sufrimos de la productividad tóxica, pues entonces vamos a las soluciones. Y hay una solución que muchas personas aplican, que es la positividad. Es básicamente poner un poco las gafas rosas para ver tu problema. Es simplemente como un mecanismo de hacerte frente a este crisis. Ver las malas emociones como un fracaso. Estas personas aprovechan la oportunidad de bajar el ritmo y reevaluar y se sienten agradecidos porque siguen teniendo trabajo mientras compaginan, por ejemplo, los estudios y el video personal. Lo ven como algo positivo, pero Es un optimismo tan implacable que nosotros llamamos ya positividad tóxica porque considera, al final, las emociones negativas como un fracaso o una debilidad. No quiero hablar de la parte negativa. Yo solo me enfoco en las cosas que van bien. Me viene aquí directamente una empresa mente que se llama Mr. Wonderful. Todo saldrá bien en época de COVID. Y me recuerdo estas postres que he visto en las ventanas de todo saldrá bien. Y pienso, oh no, oh no. Hay gente que está sufriendo mucho y en esta frase puedes pensar que todo saldrá bien y sí que necesitas ser un poco más optimista, pero sin despreciar tus emociones negativas, porque tienen una función. Y si no reconoces las dificultades, pues entonces puede tener un efecto perjudicial en nuestra salud mental. Porque al día que las cosas dejan de estar mal, Tú puedes pensar que todo saldrá bien, todavía tengo mi trabajo, todavía hay cosas en mi vida que van bien, pero el día que pierdas tu trabajo, ¿a qué te enfocas? La vida puede ser muy dura y si simplemente intentas negar esta parte negativa, negar estas emociones negativas que tienes, pues al final vas a sufrir mucho más.

    El optimismo trágico

    Quique: Esto, Jeroen, fíjate qué importante es, porque al final es un cambio de actitud. Es un cambio de ver la realidad desde otro prisma. Y a veces, simplemente, ese cambio de prisma, ese cambio de actitud, nos ayuda a enfrentar la vida de una manera completamente distinta. Y continuando con esta parte donde vamos a mezclar ya conceptos, hay uno que para mí es muy potente, que es el optimismo trágico. y parte de la base de que en la vida hay esperanza y sentido al tiempo que reconocemos la existencia de la parte más compleja, de la pérdida, del dolor, del sufrimiento. Hay un libro maravilloso, El hombre en busca de sentido, y en él, Víctor Frank, nos habla del optimismo trágico. Y al final, lo que tendemos es, con ello, a poder experimentar tanto lo bueno como lo malo de la vida. Y que podemos crecer a partir de cada uno de esos momentos. De hecho, es muy interesante, Jeroen, porque hace poco leía un estudio en el que decía que las personas que son optimistas, positivas, a mí me gusta más que optimismo, incluso positivas, tienen un incremento de en torno a un 12% en su vida, en los años de vida. Entonces, esto me parece muy interesante. ¿Por qué? No significa que en la vida todo sea de color de rosa, ni mucho menos. Pero lo que determina mucho en la vida es cómo tú te enfrentas a esos problemas. Yo recuerdo, Jeroen, que cuando hacía las entrevistas para seleccionar personas que vinieran a la empresa, les preguntaba a qué momentos complejos, conversaciones difíciles te habías enfrentado de manera proactiva en tu vida. ¿Por qué? Porque hay muchas veces que esa conversación difícil con una pareja, el enfrentarte a esa situación con el equipo de trabajo que sabes que a nadie le gusta, pero que hay alguien que tiene que coger el toro por los cuernos, por así decirlo. El cómo nos enfrentamos con esta actitud ante las dificultades de la vida determina mucho el crecimiento que vamos a tener. Si os fijáis, la mayoría de los aprendizajes que tenemos a lo largo de nuestra historia vienen determinados por momentos complejos, por momentos en los que las cosas hemos tomado las riendas y hemos decidido qué hacer. Y esto nos ayuda a crecer. Así que este optimismo trágico, es decir, ver la vida como es, pero también darle nuestro enfoque positivo y saber qué es lo que podemos sacar de ahí, nos puede ayudar mucho a seguir creciendo.

    Del estrés al crecimiento

    Jeroen: Al final, pues esto. aceptar la realidad, sobrepasar los retos que te has percibido y así puedes pasar del estrés al crecimiento. Para mí es la idea. Hay personas que sufren un acontecimiento traumático y tienen dificultades para afrontarlo, incluso pueden desarrollar un trastorno de estrés postraumático, el TEPT. Y claro, tú puedes decirle a los barcos, puedes animar a esta gente a ser optimista y agradecida cuando atraviesa momentos difíciles, Aquí no fomenta el crecimiento más allá de la tragedia. Y por otro lado, hay otras personas, algunos de ellos de nuestros referentes que hemos entrevistado han pasado esto, que el trauma que han pasado les da un nuevo sentido a la vida, que han comprado aquí su propósito, su segunda carrera incluso. Ha pasado algo en su vida, algo traumático, y aquí han sacado potentes aprendizajes sobre la vida. Y entonces, en lugar de dejar que nuestros sentimientos negativos nos abrumen, pues podemos hacer un esfuerzo diario para sentirnos cómodos con las emociones negativas y al mismo momento darnos cuenta que hay una luz al final del túnel.

    Resiliencia y antifragilidad

    Quique: Y yo creo, Jeroen, que esto encaja mucho con dos conceptos que para mí son fundamentales en la efectividad. Dos conceptos que van de la mano y que para mí, si tengo que decir, creo que Cuando encuentro personas que trabajan desde ese aspecto, hay un antes y un después. Y son dos. Vamos a llamarlo así, por así decirlo, la parte de la resiliencia. La resiliencia, esa palabra de rebotar, de replegarse, ¿no? Como dice la RAE, la Real Academia de la Lengua Española, ¿no? La capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Esto lo he tenido que leer para decirlo. ¿Por qué creo que es tan importante la resiliencia? Porque la resiliencia, como decíamos antes, es lo que nos demuestra cómo saldremos después de un acontecimiento complejo. Es decir, cuando nos enfrentamos a una situación, hay dos formas de salir, quebrándonos en parte o más fuertes. Si yo de repente cojo un vaso y lo tiro por la ventana, ¿qué es lo que puede pasar más que probablemente cuando llegue al suelo, Jeroen? Que se rompa. Que se rompe, que hay fragilidad. Entonces, lo que nosotros buscamos es todo lo contrario, es qué elementos hacen que cuando yo me enfrento a una situación salga más fuerte. Y eso lo tratábamos cuando leímos el libro de Antifrágil. Un libro, por otro lado, para mí, muy bueno porque nos marcó muchísimo el cómo poder entender mejor este concepto de Nassim Nicolás Taleb. Esa idea de que hay determinadas cosas que nos cuestan, pero salimos de ellas mejores. Por ejemplo, cuando haces deporte, tus fibras musculares se rompen, pero se rompen para volver a juntarse y ser más sólidas y más fuertes. Es decir, el propio deporte nos cansa. Pero a la par que nos cansa, nos genera una capacidad mucho mayor de poder correr durante más tiempo, hacer flexiones durante más tiempo, jugar al fútbol durante más tiempo, lo que sea necesario. Y además nos da una satisfacción en forma de endorfinas en nuestro cuerpo. Eso sí, La resiliencia, esta actitud que nos puede ayudar mucho en nuestro día a día, también tiene una paradoja, ¿verdad, Jeroen?

    La paradoja de la resiliencia

    Jeroen: Sí, sí, sí. Porque para superar una adversidad primero debes rescatarte a ti mismo. Estaba hablando de tu mentalidad, no del acontecimiento. Define si estás rescatado o no. Y la resiliencia tiene menos que ver con quién eres y más con cómo piensas. Y significa mantener la calma y evaluar las cosas en lugar de limitarse a reaccionar entre ellas. Y este es un cambio de actitud que a veces es difícil porque estamos tan acostumbrados a reaccionar a todo y exagerar todo. Hoy en día todo es extremo. Mostramos este parte más extremo a los demás. Por tanto aquí hay un desafío. que es que las personas resilientes conviertan las dificultades en retos. Que no luchan contra esta realidad, sino se enfrentan a ella. Y también hay un compromiso, porque si tienes algo por lo que luchar, que te da esta motivación extra. Y finalmente, este es el autocontrol, porque el libre albedrío es la conciencia de que eres dueño de tus actos y controlas tus reacciones. Entonces, Quique, ahora hemos visto cómo ser resiliente, cómo buscar esta antifragilidad, pero ¿cómo hacerlo? Ya sabemos que es importante, pero ¿cuáles son estos pasos?

    Resiliencia: hechos psicológicos

    Quique: Sí. Lo primero, hay que tener en cuenta que para la mayoría de nosotros la resiliencia parece que es algo automático, que por forma, en el fondo, parte de un conjunto de nuestras habilidades y comportamientos. Entonces, depende de una serie de factores contextuales, como la educación. Es decir, ¿mis padres cuando era pequeño me dejaban que me arriesgara a hacer cosas o me cuidaban de que hiciera determinadas cosas? Porque claro, si de pequeño me cogía, me caía y me levantaba, eso ya me genera resiliencia. Si me han cuidado de que nunca me cayera, entonces a lo mejor es distinto. También influyen los factores sociales, las condiciones. Y es un proceso fluido y dinámico que parte de nuestro momento en el que nacemos y continúa durante nuestro ciclo vital. Y es conforme vamos viviendo experiencias que normalmente son condiciones externas, conseguimos que se desarrolle o no. Al final, la resiliencia no es que nos convierta en seres sobrehumanos, sino que nos ayuda a tener esa parte que depende de nosotros de actitud hacia los problemas.

    Cómo ser resiliente

    Así que vamos a ver seis conceptos, seis ideas que te ayuden a ser resiliente y así que tengas esa sensación de efectividad y puedas enfrentarte a esa productividad tóxica. La primera es que no te aísles, es que conectes y cuides las relaciones que tienes con los demás. Porque uno… puede acercarse a los demás, pasárselo bien, estando con otros grupos, estando con gente online o de manera presencial. No hace falta esperar a que llegue una pandemia para conectar con los demás. Cuando estás con los demás, generas la resiliencia del grupo, del equipo. Y yo estoy convencido de que alguna vez en tu vida te has sentido, has vivido esa sensación. Decir, joder, ¿cómo merece la pena estar con esta persona? O estar con este equipo. ¿Cómo disfruto jugando al fútbol con estos compañeros? Eso es la capacidad de cuidar esas relaciones que nos hace ser resilientes.

    Jeroen: Yo voy a enmarcar esta frase. Como persona introvertida, cuando hay problemas siempre me cierro a mí mismo. Tengo esta tendencia. Yo supe que todas las personas que están escuchando, que saben que tienes tu perfil más azul o verde, tenemos esta tendencia de, delante de un problema, que nos cerramos. Justo en este caso tenemos que buscarlo. Segundo consejo, segunda manera de cómo ser resiliente, prepararte para lo peor. Ten un plan B. No puedes entrenarte para hacer frente a todas las situaciones posibles, pero sí que puedes preparar tu mente para adaptarte a las inesperadas. acepta lo que está ocurriendo a ti y los demás y permite que exista el tiempo que tomas medidas afirmativas hacia las cosas que están bajo tu control. Si has estado en nuestro taller, si has escuchado algo moderado, si has leído nuestro libro, sabes que nosotros tenemos, al planificar un proyecto, un objetivo, tenemos un método de retos. Y un paso importante aquí es ya identificar posibles obstáculos, ya prepararte y tener una solución para estos obstáculos, prepararte porque sigues igual, porque así no tendrás excusa para no hacer, para no salir a entrenar, porque la excusa ya has eliminado de tu vida. Entonces, continuas igualmente entrenando. Si estás estudiando y sabrás que algún día estás muy cansado, pues ya has pensado sobre esto antes de empezar tu formación y has pensado, vale, pues ¿qué voy a hacer cuando estoy cansado? ¿Cuál es la alternativa que yo pueda obtener? para hacer algo que pueda hacer, incluso cuando estoy cansado, que me hace avanzar hacia este objetivo que estoy planificando. Y tal vez es no estudiar, pero hacer una cosa diferente, hacer una conversación con unos otros compañeros. Busca estas plantas alternativas para que sí, cuando pase lo peor, pues ya estás preparado y puedes continuar igualmente.

    Quique: El tercero de los aspectos que te pueden ayudar a mejorar tu resiliencia es que amplíes tu zona de confort. Ya sabéis que nosotros en KENSOn no somos para nada fans de salir de la zona de confort, porque en el fondo es una zona en la que tú has trabajado y tiene muchos aspectos positivos. Lo que sí somos es fans de ampliarla. Así que de vez en cuando, en lugar de intentar evitar aquellas cosas que nos generan malestar o incomodidad, pero que sabemos que pueden ser positivas, avanza hacia ellas. Porque no siempre la vida se trata de comodidad y conveniencia. A lo mejor es el momento de que por fin mantengas esa charla con esa persona, que le digas a alguien lo que sientes, que tomes acciones sobre algo que está pasando. Todo ello lo que va a hacer es que amplíes tu zona de confort. Y te digo una cosa, la mayoría de las veces, verás que el miedo que estaba en nuestra cabeza ni de lejos se parece a lo que al final vas a encontrar. Vas a encontrar muchos más beneficios si amplías tu zona de confort en la vida.

    Jeroen: Bueno, hay otra zona que me gustaría hablar. Y tú has hablado de zona de confort. A mí me gustaría hablar de la zona de control. Porque no todo está dentro de nuestra zona de control. Hay cosas que están dentro de lo que nosotros llamamos la zona de influencia o la zona de adaptación. Si quieres saber más, tenemos todo un episodio dedicado a estas tres zonas, que es el 296. Y este te ayuda a reformular tus ideas sobre la realidad. Porque tú no controlas, tú no puedes controlar esta realidad. Las cosas son como son. Pero lo que sí que puedes controlar es cómo te adaptas a ella. Buscas esas cosas que están en tu zona de adaptación y mira cómo puedes llevarla a tu zona de influencia. Y si hay una cosa en tu zona de influencia, mira cómo puedes llevarla a tu zona de control. ¿Qué puedes hacer si está dentro de tu control, pero no pretendes cambiar lo que no depende de ti?

    Quique: Eso, Jeroen, nos lleva al siguiente de los puntos. que es, al final, encontrar oportunidades de crecimiento en situaciones adversas, replanteándolas como un nuevo reto. Algo que se conoce como reencuadre cognitivo. Es decir, crea caminos alternativos. Y aquí la creatividad desempeña un papel fundamental para superar la adversidad. Si durante mucho tiempo tú te has enfocado en un problema y no encuentras la solución, piensa de manera creativa. Da tres pasos hacia atrás y ve la realidad con una perspectiva mucho más completa. Desde… Vamos a desenfocar para luego volver a enfocar. Vamos a coger una perspectiva más amplia que nos permita relativizar y entender cuáles son otros caminos alternativos que a lo mejor somos incapaces de ver en este momento.

    Jeroen: Porque si siempre haces lo mismo, siempre vas a tener los mismos resultados. El último de los consejos. Aprovecha el poder de las relaciones. No estás solo en el mundo. No tienes que afrontarte a todos tus problemas tú solo. Tú puedes rescatarte de la adversidad empezando por ti mismo, pero las relaciones sólidas son fundamentales para recuperarte. Tienes gente en tu entorno que te puede ayudar. Y si no, hay incluso profesionales que te pueden ayudar si no tienes nada en tu entorno. Hay toda una red de seguridad alrededor tuyo que te puede ayudar a ser más resiliente y tú puedes fiarte de ellos y utilizarlos cuando sea necesario para sobrepasar estos momentos más difíciles en tu vida.

    Resumen

    Quique: Y yo creo, Jeroen, que simplemente poniendo uno de estos aspectos como cambio aptitudinal en nuestra vida, ya vamos a ver mucho más cómo poder. A modo de resumen, ¿qué hemos visto hoy? Hoy hemos hecho un viaje desde la productividad tóxica hacia la resiliencia. Hemos visto cómo la productividad tóxica es ese enfoque que muchas veces, debido a las presiones externas, como el mundo competitivo, la cultura laboral moderna o presiones internas, como puede ser asociar nuestra valía a nuestra productividad o la incapacidad a veces de poner límites claros, nos lleva a intentar dar mucho más de lo que de verdad tenemos y no priorizando nuestro bienestar, sino priorizando agentes externos que no nos van a llevar tan lejos. Reconocer este problema es la primera de los pasos para ponerle una solución. Y hemos visto que si hay una serie de señales, como la incapacidad para desconectar, la culpabilidad por ser más productivos, o incluso problemas con la salud o las relaciones personales, ya podemos decir que esos son los síntomas de que estamos sufriendo la productividad tóxica. Desde ahí, hemos enfocado otras maneras de poder ver nuestra realidad para transformarla en un aspecto positivo. La primera, la positividad tóxica. Es decir, reevaluar esa sensación, actitud o circunstancia que estamos viviendo para verla con otras gafas. El optimismo trágico, que es, como decía Viktor Frank, esa capacidad de experimentar tanto lo bueno como lo malo y crecer a partir de ahí. El encontrar sentido en medio del caos que nos ayude a pasar de ese estrés a nuestro desarrollo resiliente. Y hemos visto que la resiliencia nos ayuda en muchos aspectos, pero sobre todo si quieres empezar a ponerla en práctica, seis pasos. No te aísles, prepárate siempre para lo peor. amplía tu zona de confort, reconoce tu zona de control, encuentra oportunidades de crecimiento en situaciones adversas y aprovecha el poder de tus relaciones. Ahora es tu momento para dar lo mejor. ¿Y qué es lo que sucede, Jeroen, si queremos poner en práctica todo lo que hemos aprendido hoy?

    Tu plan de acción

    Jeroen: Pues tenemos un recurso útil que en las últimas semanas hemos cambiado una cosa en los episodios. Antes teníamos un superguión. Hoy en día hacemos una hoja de resumen, que es mucho más práctica, mucho más tangible, que es una hoja. muy visual, donde resumimos los puntos clave de cada episodio y hay información práctica. A veces hay una definición, depende del episodio que sacamos cosas diferentes para trabajar. Seguramente habrá un checklist, habrá pequeños pasos de acción, habrá frases inspiradoras que hemos sacado de este episodio, habrá recursos… Depende un poco de cada episodio y ponemos diferentes cosas, pero en una hoja tienes todo el resumen de un episodio y este es muy útil para recuperar este, recordarte de qué va un episodio y cómo llevarlo a la acción. Y si tú también quieres tener acceso a nuestra hoja de resumen y además tener acceso a nuestra comunidad de WhatsApp donde hay un grupo genial de gente que están intercambiando ideas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz cada día, Recibí también episodio especial. Cada dos meses participa en el club de lectura donde leemos juntos libros. Tenemos también el KENSO Lab donde colaboramos en pequeños grupos en los retos para mejorar nuestra efectividad. Tendrás descuentos en nuestros servicios, puedes participar en los concursos para ganar libros y aplicaciones. También tenemos, genial, un club de estudio donde vamos a revisar episodios antiguos y sacar aprendizajes de aquí, juntos con los miembros de este KENSO Círculo. Y por tanto, si quieres unirte a este club fantástico de gente maravillosa, pues dirígete a kentsu.es barra círculo. Y hoy un saludo muy especial para Clau, que se ha unido esta semana. Pues muchísimas gracias Clau y esperamos también aprender mucho de ti.

    ¡Nos escuchamos muy pronto!

    Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de KENSO. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre KENSO y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web, KENSO.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de KENSO, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito KENSO:

    Quique: No es cuestión de hacer más; es de hacer mejor lo que te hace mejor.

 
¿Cuánto es demasiado? Los peligros de la productividad tóxica

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