Revista Libros
Lope de Vega (o su negro de turno) escribió este poema donde se enumeran los efectos de enamorarse. Si tienes todos sí, estás enamorado. También tienes otras cosas que te podrá diagnosticar un galeno de esos que te toman el pulso y te ponen un palo en la boca.
Nota: no pondré enamorado o enamorada por simple pereza. Se podrán dar por aludidos miembros de ambos géneros, incluso de los dos juntos. También los carentes de ellos.
Primero hay que saber si se está enamorado. Si tienes mucho hambre no lo estás. Si duermes mucho tampoco. Si te gustan todos o todas (aquí si que lo aclaro por simple rebeldía) no estás enamorado ni por asomo. Si no relees las conversaciones de whatsapp o Facebook, si no piensas sin querer en la otra persona, si prefieres ver a tu Real Madrid antes que oler su perfume, si no te sientes vulnerable, si no te sientes gilipollas, si no estás deseando quedar con ella, no, no estás enamorado.
Estar enamorado es dejar de respirar solo para compartir aire y vida. Es minimizar los defectos del otro imponiendo sus virtudes. Es cuando en una balanza lo que te aporta vence a lo que te impide seguir.
No creo que se pueda estar enamorado de más de una persona, sí encaprichado.
El amor se cocina lento, tiene larga elaboración.
Es por eso que uno no se puede enamorar en un periodo corto de tiempo. Todo amor proporcionado necesita una proyección temporal, una proceso de consolidación, un contigo aunque no seas perfecto. Porque nadie somos perfectos, todos tenemos cosas que nos hacen maravillosamente imperfectos.
Normalmente quien más exige es quien menos puede dar. Son excusas de mal bebedor.
No hay un periodo temporal para acotar el enamoramiento al igual que no lo hay para el des-enamoramiento, si procede. Pero para uno u otro caso se requiere tiempo.
No existe el amor a primera vista, no existe la ruptura de la noche a la mañana. El cuerpo humano no funciona así. Es como si quieres meter un pollo en el horno, sin descongelar ni añadir nada, y quieres que a los 30 segundos salga con su salsita, sus patatitas y su olorcito rico que te cautiva y te lleva al pecado.
Tendrás que descongelarlo (curar heridas en el amor, crear interés, comprobar puntos comunes, ver si las barreras son solventables...) y poner en la bandeja los demás condimentos para que ese pollo sea realmente algo suculento. Especialmente interés y amor. Si no te imaginas comiendo ese pollo dentro de 5 años no te plantees ni cocinar, porque no estás preparado, no saldrá bien. Haz horchata con esa máquina tan fiable que te regalaron en tu pubertad, no necesita mucho más.
Enamorarse no tiene reglas, ni tiempos, ni edad, ni tiene porque llegar una, dos , tres veces... o ninguna vez.
¡¡¡Puto Hollywood!!!