Revista Coaching

¿Cuánto tienen que saber de tecnología los profesionales no tecnológicos?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

¿Cuánto tienen que saber de tecnología los profesionales no tecnológicos?

Todos los aspectos de nuestra vida, trabajo incluido, están hoy marcados por la tecnología. Ya no es posible, para ningún profesional que desee mantener una buena reputación y valor en el mercado, con independencia de cuál sea su actividad y su sector, seguir viviendo al margen de las herramientas digitales.

Según la Real Academia Española (RAE), la tecnología es un "conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". Estas teorías y técnicas, estos procesos, me atrevería a decir yo, han ido cambiando con el paso del tiempo. Y cambiarán más en los próximos 10 años de lo que lo han hecho en el último siglo.

Cuando yo empecé a trabajar, allá por el año 90, apenas se nos exigía saber manejar un ordenador, a pesar de ser una de las empresas tecnológicamente punteras del momento,. Nada de hojas de cálculo, nada de presentaciones (apenas un modesto procesador de textos), nada de emails, y por supuesto nada que no fuera el cara a cara o el teléfono para las relaciones profesionales.

Sin embargo, hoy son muchísimos los profesionales que se ven obligado a dejar su jornada en dique seco si les fallan el móvil o el ordenador.

Si piensas que tú no, prueba a no usarlos durante un día, y te darás cuenta de la cantidad de cosas que no podrás hacer.

Hay quien dice que todo el mundo debería saber programar

Yo discrepo.

Aunque el saber no ocupa lugar y entender cómo funciona un algoritmo pueda ser muy interesante y programar una actividad tremendamente creativa, no me gusta esa confusión entre usar las herramientas y diseñar o configurar las herramientas.

Porque está dejando a mucha gente atrás. Porque señala a muchos con el estigma de desfasados o viejos.

Y no. No necesitas saber cómo funciona un motor de combustión para poder conducir.

Si tu trabajo está relacionado con el diseño de tecnología, no sólo tendrás que saber programar. Tendrás que saber para qué sirve cada una de las piezas del sistema, cómo configurarla a tu media, cómo se integra con el resto de las aplicaciones, qué funcionalidades puedes explotar y mil doscientas cosas más.

Pero la mayoría de los profesionales solo hay dos necesidades.

  • Exprimir al máximo las capacidades de las herramientas que aplican en su puesto de trabajo y de la cuales, suelen recibir cierta formación.
  • Entender cuáles son las oportunidades y los riesgos del panorama tecnológico que aplica a su sector de actividad.

Así que vamos con ellas.

¿Qué habilidades tecnológicas "de usuario" necesita un profesional hoy?

Si tu trabajo incluye el ordenador, las herramientas ofimáticas no deberían tener secretos para ti. Un procesador de textos, un gestor de correo, una agenda digital y un programa para hacer presentaciones, más las aplicaciones corporativas que se tercien, era hasta hace unos años el mínimo. Hoy además, pandemia y trabajo remoto mediante, no es posible pasar sin dominar las herramientas colaborativas, sin un disco en la nube y sin saber cómo montar una videoreunión, compartir una pantalla o utilizar una pizarra digital.

Decía más arriba que no me gusta esa confusión entre usar las herramientas y diseñar o configurar las herramientas. Como tampoco esa otra idea que identifica habilidades tecnológicas con la cantidad de herramientas que conoces, con la rapidez con la que las manejas o con las virguerías que consigues hacer con ellas.

He visto muchas veces que, incorporar con habilidad la tecnología, requiere de algunas actitudes imprescindibles.

Son éstas

  • Saber buscar (bien) en Internet. Estamos todos de acuerdo en que buscar algo en internet es una tarea de lo más simple. Pero no es lo mismo buscar que buscar bien. Emplear la búsqueda avanzada y los filtros por tipo de contenido (imágenes, vídeos o noticias...) o por calidad de la imagen, color o licencia de uso, ayudan a eliminar ruido en los resultados y nos permiten ganar tiempo.
  • Saber guardar y categorizar la información digital. Asumiendo que el correo no es el mejor sitio para almacenar información, filtrar qué guardamos y qué no y hacerlo utilizando aplicaciones específicas como las libretas digitales para etiquetar los contenidos es imprescindible para encontrarlos luego sin pasarnos horas buscando.
  • Saber encontrar de forma autónoma la solución a problemas simples. Recuerdo los tiempos en los que había que llamar al system manager, que así se llamaba y venía a tu mesa, cada vez que no salía una hoja por la impresora. Hoy todos miramos con cierta pena a esos excelentes profesionales que se sientan al ordenador como si estuvieran al mando de un avión lleno de pasajeros. Ante algo que no encuentran o un mensaje desconocido en la pantalla, se quedan petrificados sin saber reaccionar. Si te tienen cerca, te preguntan, pero si no... nervios, frustración y tacos. Desde luego ni se les pasa por la cabeza mirar en Google, juguetear con los menús o con el botón derecho del ratón.
  • Saber cuidar y mantener todos tus dispositivos personales, tanto en lo físico como en lo digital. No hace falta ser informático para saber que los ordenadores tienen sus "procesos personales" y generan mil archivos temporales que acaban haciendo que vaya cada vez más lento. El profesional digital tiene que ser capaz de echar un vistazo a la lista de programas instalados para borrar los que no usa, de acordarse de vaciar la papelera de cuando en cuando, de eliminar los históricos de navegación, de hacer actualizaciones de su sistema y aplicaciones, de analizar su disco con un antivirus o de arrancar los asistentes de mantenimiento, para mantener su ordenador igual que hace con su coche. Rellena el limpiacristales aunque no tocaría jamás las pastillas de freno.
  • Saber cómo protegerte frente a ataques. Y no, no se trata de ser un experto en ciberseguridad, sino tan solo de recordar que las personas somos siempre el eslabón más débil de la cadena y aprender a no compartir contraseñas, a desconfiar de ciertos correos o ficheros y de cualquier mensaje que te pida tus datos sin venir a cuento. Y hacerlo sin obsesionarse con cada remitente desconocido, que hay y un término medio entre aceptar cualquier mensaje o rechazarlos todos.

¿Cómo puede un perfil no tecnológico "estar al loro" de las oportunidades y los riesgos que la tecnología tiene para tu trabajo?

Una vez visto que, en cuanto a habilidades y conocimientos, la cosa no es tan difícil, la clave está, como casi siempre, en las actitudes.

Dos de ellas considero imprescindibles:

  • La curiosidad y las ganas de explorar. Estas ganas y ese "venga, me pongo" para aprender a probar cosas un tanto a ciegas, lanzándose al ruedo tutorial de YouTube en mano. La curiosidad es la madre del aprendizaje, no hay manera de mejorar profesionalmente sin cierta dosis de ella. Sabiendo además, que dará sus frutos. Porque en la era digital, Google tiene casi todas las respuestas.
  • El saber a quién preguntar. Dicen que cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad y a dar conferencias en universidades se hacía llevar por un chófer. Cuando un día le comentó al chófer lo aburrido que era repetir siempre lo mismo, el chófer le propuso sustituirle en la siguiente conferencia ya que, según él, "la había oído tantas veces que podía repetirla palabra por palabra." Así lo hicieron en la siguiente ocasión. No eran tiempos de redes sociales por lo que parece que nadie notó el cambio. Cuando, al final un profesor en la audiencia le hizo una pregunta, el chófer sin tener ni idea de la respuesta, contestó: "La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda".

Fuente: https://balcon40.com/2023/02/17/cuanto-tienen-que-saber-de-tecnologia-los-profesionales-no-tecnologicos/

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