Revista Cultura y Ocio

¿Cuantos eunucos se quedarían eunucos?

Publicado el 24 noviembre 2014 por Isabelval @cabezadeisa

glass animals

por Luis Masquete.

Si te parece incongruente toda la movida alrededor de lo que es “ser DJ”, imagina como lo sería hace unas décadas, cuando casi nadie podría tener aquel placer individual de comprar un disco al que no pudieran acceder las masas. Aunque privilegiados por condiciones del capital o porque sus papis tenían una tienda de discos, cualquier DJ se movía en busca de reacciones corporales como  respuesta a aquellas pistas que divulgaba.

Lo que ocurre hoy en día es que todos ellos están presos de las conciencias plebeyas y por ellas se guían, sin dejar espacio para divulgar… sin dejar opción de que los llamemos de Disc Jockeys.

Así, creo ser legítimo al expropiar el término y reivindicarnos a nosotros, los bloggers, que somos fieles, que nos tomamos la molestia de escribir unas líneas cuando algo nos gusta hasta el punto de necesitar compartirlo, y aunque pueda sonar fraterno y sea materialmente comunitario, nada más que nuestro ego nos motiva a hacerlo.

Y tí@s … ¡Que puto hop de ego con esta reseña!

glass animals

Cuasi dos semanas escuchando su primer disco han sido más que suficiente para escribir acerca de Glass Animals, cuarteto Inglés formado en 2012 y que hasta ahora solo nos habían develado  un tramo de lo que alcanzarían con este discazo. Leaflings, EP de debut producido por Paul Epworth (Florence and the Machine, Lana del Rey, entre otros), nos daba como seguro que algo cambiaría: Dust In Your Pocket desborda sensualidad por encima de la media, como luciendo una nueva faceta del pop.

Haciendo parte del sindicato de almas desilusionadas con el nuevo trabajo de Alt-J, me parece que este grupo comandado por Dave Bayley (¡licenciado en neurociencia!) merece su título de “vanguardistas románticos”, con teclas y versos tan previsibles como el vasto contenido añadido por detrás.

Con Zaba, su primer larga duración y lanzado dos años después, se presentan de manera asombrosa, y antes de empezar con adjetivos acerca de lo guapos que son, creo que hay como simplificar: basta que imaginéis cómo sería si, de pronto, a Justin Timberlake le diesen ganas de encabezar un proyecto de indie tropical.

Me veo obligado a compartir con vosotros esto antes de que me desalojen por tan atípica comparación. Si has tenido el placer de escucharles, seguro que me comprendes: En alguna parte en medio de la citada decadencia de Alt-J y el encanto anológico de Night Beasts, se ha creado una nueva tendencia de repercusiones sensuales.

Más que el encanto superficial intrínseco, todo el disco muestra cohesión entre pistas, con buenísimas canciones hasta su final, por más que destaquen Hazey, Gooey y Toes. Los que escuchen el disco varias veces llegaran a un  estado en el que todos los tramos previsibles suben a la superficie. Con Walla Walla todo el énfasis recae sobre juxtaposiciones entre trópicos, y Pools es buena y adecuada para cubrir de fondo los anuncios de las operadoras telefónicas.

Más que un simple acto egoísta, también de reacciones se hace el ego, y descubriros perlas como Zaba es siempre remunerador. Ser padre también lo sería, y os garantizo que el chaval iba a ser hecho al sonido de discos de igual calidad.

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