Cuantos más ricos, menos pobres

Dos organismos que facilitan datos sobre la economía española acaban de anunciar que en 2015 hubo 15.000 nuevos millonarios en el país, y que se redujo la cifra de pobres en 330.000 personas.

Podríamos decir que cada nuevo rico generó suficiente bienestar como para rescatar de la pobreza a 220 personas, lo que, aunque sea un sofisma, tiene mucho de verdad.

Porque la riqueza reduce la pobreza, al contrario del axioma marxista de que los ricos lo son porque explotan a los pobres, idea comunista fundamental que reitera ahora Unidos Podemos.

Los 15.000 nuevos ricos, en este caso con más de un millón de dólares al margen de sus principales propiedades, que son quienes realmente generan trabajo.

Crean empresas, dan empleo directo, y hasta si se compran el yate más ostentoso del puerto han facilitado trabajo en los astilleros a ingenieros y obreros, y estos a otras personas, y así sucesivamente.

La cifra de los nuevos millonarios, que elevan su número en España hasta los 193.000, aparece en el “World Wealth Report 2016”, de la consultora francesa Capgemini, que edita anualmente un trabajo sobre el mundo entero cuyo valor se ha acreditado en sus dos décadas de ediciones.

La de quienes han salido de la pobreza corresponde al INE, Instituto Nacional de Estadística, que señala que el 7,1 por ciento de los españoles llamados pobres severos en 2014 –que no tienen TV en color, entre otras cosas-- se redujo al 6,4 por ciento en 2015, por cierto, porcentaje muy similar al de países como Francia y Reino Unido.

Los que necesitan acudir a bancos de alimentos o a Caritas no llegan a 1,5 millones de personas, entre las que se incluyen transeúntes, sin techo e inmigrantes indocumentados.

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SALAS

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Esto no es de Salas. Está extraído de una web nazi y antisemita que contiene un discurso sobre "La Casta" de los políticos democráticos muy parecido al de Podemos y de toda la ultraizquierda, en la que debe colocarse también el fascismo mussoliniano y la Falange.

Parece mentira que los seguidores de Podemos no se den cuenta de que Pablo Manuel Iglesias Turrión es José Antonio Primo de Rivera redivivo y posmodernizado.

Estamos ante una nueva generación de falangistas, aunque mucho menos cultos y más ridículamente cursis que los originales.