Revista Moda
¡Hola! De todos es sabido que hay varios tipos de secretos. Yo reconozco cuatro tipos, pero si vosotras sabéis de alguno más, sentiros libres de contárnoslo en la parte de los comentarios.
El secreto de Polichinela
Es un secreto que todo el mundo conoce pero que nadie comparte. Se diferencia de un secreto común porque quienes lo conocen no se lo cuentan a otros porque creen que les irá mejor no hablando de ello.
Ejemplo: "Isabel se ha puesto botox en la frente"
No es un secreto nada emocionante, la verdad. En cualquier caso, es un rumor que ha estado circulando durante demasiado tiempo. Lo peor es que cuando te cuentan algo que ya sabes tienes que fingir sorpresa.
El secreto de "no se lo digas a nadie"
Ejemplo: "Ana es completamente adicta a la c..."
Contar un secreto delante de varias personas es un acto de mala fe. Pero contribuir a su propagación, - ya sabemos que es inevitable que se propague-, no lo es tanto ya que nunca se sabe a quién culpar de la fuga. Preguntarse por las motivaciones que han llevado a esa persona a desvelarlo puede ser interesante, pero ya es demasiado tarde, tu eres un eslabón más de la cadena.
El secreto de "tengo que contarte una cosa"
Ejemplo: "Este fin de semana he quedado con mi ex”
Este es el tipo de secreto que encierra un asunto muy protegido y que se cuenta a una sola persona y de confianza. Tiene un sabor incomparable y excitante a la vez. Sabemos que otras personas pueden tener conocimiento de ello también, pero no nos arriesgamos. La confianza depositada en nosotras nos encanta y así queremos que siga siempre para estar informadas de todo!
El secreto de "no sé cómo contarte y por dónde empezar"
Ejemplo: "En realidad no estoy casada"
Este secreto es sinónimo de gran intimidad con la persona que te lo cuenta, así que es el momento de mostrar una gran dignidad. Tienes que empatizar aunque se llegue a las lágrimas, pero es importante no perder el sentido del humor para no caer en lo melodramático o, lo que es peor, en lo patético. Es, por excelencia, el secreto que guardarás toda tu vida. Pero no te preocupes, seguramente será un secreto que olvides de tanto de cómo te lo vas a callar. Eso sí, por favor, no respondas con la coletilla: "no te preocupes, soy una tumba". No da credibilidad.
La verdad es que cuesta encontrar temas de conversación que acaparen la atención de tu pareja, de un grupo de amigos o en el entorno familiar. Por eso es fácil que en una velada, tras la segunda copa de vino, aparezca nuestro cinismo y salte el clásico: “tengo que algo que contaros pero, tenéis que guardarme el secreto.
¡Hasta mañana!
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