Clara e Irène dos jóvenes de 17 años se conocen en un campamento de verano organizado por el hospital donde reciben tratamiento, un oasis en el período espejo. Juntas deciden huir y disfrutar de unos días de libertad en la isla de Favignana sin cuidados médicos abandonando las preocupaciones reales y registrando una experiencia vital que graban con una cámara super 8. Carlo Simoni al que ya pudimos descubrir en Sole presenta un guión original, con gran sensibilidad y plasma ese poder que tiene la juventud de hacer cosas imposibles, por creerse inmortal.
El veterano Gianni Amelio presenta en Campo di Bataglia un drama histórico con dos frentes: la dicotomía entre salvar vidas para morir en el frente y la lucha contra la gripe española. El primero de ellos se refleja en el modo de trabajar de dos oficiales médicos: Stefano (Gabriel Montesi) un médico seco que no tiene piedad en volver enviar al combate a los enfermos: "¡Puedes luchar con una sola mano! le contesta a un aterrorizado soldado. Giulio (Alessandro Borghi) es la otra cara y trata de ayudar a los que no quieren regresar a la batalla, aunque a veces suponga ponerles en peligro agravando sus heridas o amputando miembros. La llegada de Anna (Federica Rossellini), enfermera voluntaria de la Cruz Roja, uno de los pocos puestos que la sociedad permite a las mujeres y que acaba descubriendo a Giulio, y envía a un soldado al pelotón de fusilamiento para que sirva de ejemplo a los demás. En la segunda mitad de la cinta aparece la segunda batalla a la que deberán enfrentarse la aparición de un extraño virus que parece fulminar a la población, la lucha contra la gripe española por la que murieron más de 50 millones de personas. Amelio refleja el desinterés de la cúpula militar, la censura de la prensa y el trabajo de Giulio por encontrar la forma de curarla. Pocas concesiones a las alegrías salvo la escena de la boda en el campo ni a romanticismos, Amelio se centrar en retratar un episodio histórico y el drama humano que ya pudimos ver en otras cintas como Lamerica o La stella che non c'è . Un acierto que los dos certámenes de cine italiano Madrid y Barcelona la hayan elegido para su programación.