El 24 de agosto de 2012 vio la luz la primera entrada de este blog y se titulaba precisamente Entre mis libros y yo. Hacía calor, mis vacaciones habían acabado y Madrid continuaba vacío. Mi aburrimiento hizo que una idea a la que llevaba tiempo dando vueltas se instalara de forma permanente en mi cabeza y tras unos cuantos tutoriales esta inepta tecnológica se lanzó al vacío con la esperanza de que al menos sus familiares y amigos la leyeran. Ni qué decir tiene que solo lo hicieron aquellos a los que les di la brasa con la suficiente insistencia, pero pasito a pasito, muy despacio, he llegado hasta aquí.
Había escrito una entrada con su dosis justa de emotividad para celebrar este tiempo en el que tanto he ganado a nivel personal y es que no solo de recomendaciones literarias vive una lectora. Muchos de vosotros formáis parte de mi vida de una forma u otra y las risas, las charlas, las confidencias..., unas veces en vivo y en directo y otras por cualquiera de las vías que internet nos pone a mano, se han convertido en algo habitual a lo que ya no podría renunciar porque independientemente de que este blog continuara su camino o no, algunos de vosotros ya sois mis amigos y eso no cambiará. Sencillamente sois lo mejor de Entre mis libros y yo.Incluí también unas cuantas reflexiones sobre la actividad bloguera, unos cuantos balances de estos cuatro años y por supuesto una pequeña felicitación a mí misma por haber conseguido ser constante en una cosa, pero os voy a ahorrar un texto que más de una ñoñería contenía porque lo que quiero deciros se resume en una sola palabra.