Hace mucho, en el último año de Comunicación Social, en la materia Deontología Periodística (ética) nos enseñaron que el objetivo del periodismo es construir la paz. Se entiende que es así cuando la meta es informar la verdad que muchos se animan a no revelar. Ese año, en Derecho de la Información, también nos enseñaron que existen dos ámbitos comunicables: el público y el privado, y uno no comunicable, el íntimo.
Es difícil cuando los números no dan salir a la calle y afinar el sentido crítico para encontrar una noticia de interés público que realmente todo el mundo le preste atención. Cuando no sucede ésto, es decir, todo el tiempo, aparece este periodismo de cuarta -que da pie a comentarios de quinta, como ven en la imagen-, expresado en un lenguaje que utiliza las herramientas de ficción del nuevo periodismo, pero no para comunicar mejor la realidad, sino más bien para canalizar un pensamiento clasista -que se sustenta en el resentimiento- que a falta de datos y pruebas, hace lo posible para ensuciar la imagen de Mirta Legrand, una mujer que no ha tenido miedo de expresar ciertos valores de paz y bien común, que comparte gran parte de la gente común y apenas una minoría del ambiente artístico.Apuntes de periodismo digital