Revista Libros
Sí, ya van cuatro, y esta es la típica entrada en la que se supone que hago balance de mi experiencia como bloguera. Pero, ¿sabéis qué?, he escrito tantas veces este tipo de reflexión que me aburre repetir lo mismo de siempre. Que sí, que he aprendido mucho, he conocido a gente estupenda, el blog ha evolucionado y, pese a algunas pequeñas trabas con las que he tenido que lidiar, sigo con ganas (muchas) de continuar. Ya está; no necesito mil palabras para decirlo.Cuando se cumplen años lo habitual es celebrar una fiesta. Eso siempre apetece: la música, el baile, la comida, las risas. No obstante, mientras no se invente el teletransporte (todo llegará, todo llegará) veo difícil que podamos reunirnos todos los que estamos leyendo estas líneas, así que toca buscar otra opción. Lo que también se hace en un cumpleaños es felicitar al cumpleañero, con una simple palabra o con una retahíla de buenos deseos, con frases manidas o con un discurso sorprendente. Quien festeja este aniversario no soy yo, sino mi blog, de modo que puedo considerarme una invitada más y entregar mi regalo con las palabras siguientes:Felicidades a los inventores del formato blog, que en el fondo son deudores de los diarios personales de toda la vida, y a quienes se aventuraron a crear uno en los inicios.Felicidades a quienes escriben libros, a quienes los editan, a quienes los traducen, a quienes los distribuyen, a quienes los venden y un largo etcétera para toda la cadena.Felicidades a quienes encuentran un rato para navegar por la red y llegan hasta aquí para leer el blog, poco o mucho, de forma seguida u ocasional, para manifestar su acuerdo o para insultarme.Porque sin las herramientas de la red, sin los libros y sin la gente, hoy no tendría nada que celebrar. Nada de nada.