Revista Salud y Bienestar

Cuatro consejos para mantener una mente ágil

Por Blogdefarmacia.com

“Siento que no estoy al máximo de mis capacidades”, “No puedo concentrarme”, “no se me ocurren ideas para resolver mis problemas”… Estas son solo algunas de las frases naturales que escuchamos frecuentemente a lo largo de todo el año. Normalmente, vienen acompañadas de dolores de cabeza, dificultades para dormir, problemas de estrés y ansiedad, etc.

En este artículo, compartiremos con ustedes algunos consejos para mantener una mente ágil e intentar minimizar una gran serie de síntomas que pueden traernos todo tipo de problemas en el cumplimiento de nuestras responsabilidades y no sólo eso, también quitarnos calidad de vida. Comencemos!

4 Consejos para mantener una mente ágil

Cómo mantener una mente ágil?

1. Ejercicio

Según lo que se ha podido comprobar en distintos estudios científicos, las personas que realizan ejercicio regularmente tienden a la posibilidad de desarrollar cerebros de mayor tamaño. Por otra parte, es sabido que el 25% del oxígeno que ingresa a los pulmones, se dirige al cerebro. El ejercicio ayuda a mejorar el flujo sanguíneo haciendo más rápido y menos costoso para nuestro organismo este proceso.

2. Puzzles

Ok. Ya estamos en forma y nuestro cerebro se encuentra creciendo regularmente, a medida que nos ejercitamos. Es hora de ponerlo a trabajar un poco! Los puzzles y otros ejercicios de ingenio son muy buenos para estimular las conexiones terminales entre las neuronas. Pensar es un proceso eléctrico en nuestro organismo.

3. Cambios de hábito

¿Qué queremos decir con Cambios de hábito? Pues que intentes un pequeño ejercicio en tus quehaceres diarios. Por ejemplo, cuando te despiertes y vayas al baño a lavarte los dientes, lávate los dientes con tu mano no dominante. Haz lo mismo para otras actividades. Tu cerebro trabajará otras zonas y de esta manera lo estarás activando y haciéndolo trabajar.

4. Organización

Por último, un factor muy importante: el estrés. El estrés es el mayor enemigo de nuestro organismo. Tenemos, obligatoriamente, que aprender a saber cómo controlarlo. No existen recetas, y cada uno de nosotros deberá aprender a hacerlo particularmente. Sin embargo, una buena idea es la de intentar organizarse las tareas a través de listas de trabajo, listas personales, dividir largos proyectos en pequeñas metas, etc. Esto ayudará a reducir tensiones y presiones, y como consecuencia a preocuparse menos, con una sensación de que, al menos, sabemos dónde estamos y podemos controlar lo que pasa.


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