Duomo
He tardado un poco en publicar esta entrada que os prometí sobre el viaje que hice en Semana Santa a Milán, pero entre que la ciudad tiene rincones realmente preciosos, y que estrenaba en el extranjero mi nueva Réflex Canon 550D, os podéis imaginar que he sacado miles de fotografías. Aún aprendiendo, poco a poco, y aún así, creo que han quedado algunas imágenes realmente preciosas. Milán es un destino un tanto infravalorado: por un lado tiene muchísimo turismo al haber varias compañías low cost que vuelan hacia allí, y por otro, oiréis mucho el comentario "no hay nada que ver" o "no es una ciudad bonita". Íbamos con algo de prevención, pero al final ha resultado ser un destino muy completo, y os aseguro que en los cuatro días que hemos estado (uno de ellos en el lago Como) no hemos parado ni un minuto. De hecho, se nos han quedado muchísimas cosas en el tintero, la mayoría de ellas porque, al ser Semana Santa y por tanto festivo, muchos museos estaban cerrados. La mayor pena fue que no pudimos ver La última cena de Leonardo da Vinci en la iglesia de Santa María delle Grazie, ya que hay que reservar las entradas por Internet o por teléfono con más de dos semanas de antelación. Al ser un viaje de último momento, no pudo ser, una pena, aunque como ya íbamos sabiendo que no podríamos verlo, nos olvidamos y disfrutamos de todo lo que la ciudad tiene que ofrecer, y que no es poco.
Interior del Duomo
Si hay una visita obligada en Milán, esta es sin duda el Duomo, la catedral es inmensa (la tercera más grande del mundo tras San Pedro en Roma y la catedral de Sevilla), pero además es imponente, toda ella revestida de mármol. Si el exterior es impresionante, el interior no lo es menos, llena de tapices, esculturas, vidrieras... El primer día tan solo visitamos el interior (visita gratuita) incluida la cripta donde está enterrado san Carlos Borromeo, aunque hay otras dos visitas que no hay que perderse, y son el Duomo de noche y la terraza desde la que se divisa toda la ciudad, que hicimos otros días y que os enseñaré más adelante.
Galleria Vittorio Emanuele II
La plaza en la que se encuentra el Duomo tiene otro edificio emblemático de Milán, como es la Galleria Vittorio Emanuele II, un pasaje comercial lleno de tiendas, cafeterías y restaurantes de precios prohibitivos, inaugurada en 1867 por el rey Víctor Manuel II.
Galleria Vittorio Emanuele II
El interior es majestuoso, además de la gran bóveda de cristal de 47 metros de altura y los mosaicos que hay en ella, el suelo está cubierto por los escudos de armas de las ciudades italianas de Turín, Roma, Florencia y Milán.
Escultura de Leonardo da Vinci en la Piazza della Scala, al fondo, el Palazzo Marino
Al final de la galería se encuentra la famosa plaza del Teatro alla Scalla, donde encontramos otros edificios interesantes como el Palazzo Marino, sede del ayuntamiento, y la presencia de un personaje importantísimo en la ciudad: Leonardo da Vinci, quien vivió varios años en la ciudad, bajo el mecenazgo del duque de Milán Ludovico El Moro Sforza.
Detalle de uno de los Bastioni di Porta Venezia
Si hay algo que hay que hacer continuamente en Milán es mirar hacia arriba, los palacios y edificios imponentes son una constante.
Edificio en Corso Venezia
Desde la Porta Venezia donde se encontraba antiguamente la muralla construida en el siglo XVI por el gobernador español Ferrante Gonzaga (durante el dominio español de la ciudad a manos del emperador Carlos V) y que ahora está marcada por dos bastiones del siglo XIX, bajando por el Corso Venezia, una calle llena de palacios y edificios interesantes.
Via Dante
Aunque la verdad es que en casi cualquier calle del centro podemos encontrar edificios singulares y figuras que llaman nuestra atención.
Tienda de zapatos imposibles junto a la Via della Spiga
Sin olvidarnos de que hay calles enteras dedicadas a la moda, con tiendas de precios escandalosos y modelos imposibles, que no dejarían de ser graciosos, si no viéramos a continuación a gente durmiendo en la calle. Hay de hecho en la zona varias calles peatonales como la Via della Spiga, repletas de tiendas de lujo que merecen aunque sea un paseo por la tranquilidad que se respira en ellas fuera del horario comercial.
Piazza Mercanti
Cerca del Duomo, en la piazza Mercanti encontramos un rincón medieval anclado en el pasado, donde se celebraban en su momento acontecimientos públicos y donde se encontraban la cárcel, los mercados y las salas de juicios.
Castello Sforzesco
Una visita imprescindible es el Castello Sforzesco, construido como fortaleza en 1368 por Galeazzo II Visconti y posteriormente propiedad de la familia Sforza quienes lo convirtieron en una de las costes más influyentes de la época renacentista, con invitados como Bramante o Leonardo da Vinci.
Piedad Rondanini de Miguel Ángel
Actualmente, alberga varios museos en su interior con obras de gran valor, de las que hay que destacar la Piedad Rondanini, obra inacabada pero preciosa de Miguel Ángel, ya que murió mientras trabajaba en ella.
Parco Sempione
En la parte trasera del castillo se encuentra el impresionante Parco Sempione un parque de unas 47 hectáreas que ocupa una parte de lo que fue el jardín de los Visconti, ampliado posteriormente por los Sforza para convertirlo en coto de caza.
Parco Sempione, al fondo Arco della Pace
Al fondo puede verse el Arco della Pace, un monumento neoclásico que sirvió para conmemorar las victorias de Napoleón.
Pinacoteca Brera
Como veis el primer día nos decantamos por las visitas imprescindibles, y algo que creo que no hay que perderse es la Pinacoteca Brera, con cuadros de los siglos XVI y XVII. Entre ellos hay maravillas como El beso de Francesco Hayez, el Cristo yacente de Mantegna, Cuarto Estado de Giuseppe Pelizza da Volpedo, obras de Modigliani, Tintoretto, Piero della Francesca, Rafael, Lorenzo Lotto, Caravaggio...
Escultura de Marino Marini en la Pinacoteca Brera
Algo que me ha encantado es que en la ciudad hay numerosas esculturas de Marino Marini, un escultor que descubrí en el centro Conde Duque y del que os hablé aquí, quien empartió clases desde 1940 en la Academia de Brera.
Caballo de Aligi Sassu en Via Brera
De repente te encuentras en plena calle con preciosidades como esta escultura en Via Brera del pintor, escultor y ceramista milanés Aligi Sassu.
En Via Brera
O una cara diabólica en una puerta, digna de la portada de un libro de terror
Estatua de Alessandro Manzoni, al fondo San Fedele
Sabéis que de todos mis viajes me gusta traerme autores nuevos, en este caso no es tan nuevo, porque el libro ya lo tenía en casa, pero voy a leerlo a raíz de este viaje. Se trata de Los Novios de Alessandro Manzoni. En la Piazza San Fedele se encuentra la escultura en su honor, ya que falleció tras caerse por las escaleras de la iglesia de San Fedele al salir de misa. Todo Milán nos recuerda a este escritor nacido en la ciudad en 1785. Los novios es una novela histórica situada en la zona de Lombardía en el siglo XVII, no solo habla de Milán sino también del lago Como.
S. Babila
Este primer día fue bastante intenso, teniendo en cuenta que acabábamos de llegar, el cansancio del avión, etc... Mi intención no es daros una guía exhaustiva del viaje, ya que para eso hay muchísimas guías o blogs de viajes que lo hacen mucho mejor que yo. Mi intención es compartir las fotografías que he tomado durante estos días, que espero que os gusten, y compartir mis impresiones sobre la ciudad. Si queréis verlas con mejor resolución, podéis ver una selección en mi página de Flickr. La semana que viene os contaré qué tal fue el segundo día que pasamos en el lago Como, para mí, uno de los lugares más hermosos e increíbles en los que he estado nunca.