Los activos aprenden desde la experiencia. Mantienen la mente abierta y se implican con entusiasmo en todo lo que es nuevo. Tanto que cuando desaparece la emoción de la novedad pierden el interés y siguen buscando nuevas experiencias. Son buenos jugadores de equipo, que se crecen ante el desafío, pero que se aburren cuando las tareas y los tiempos de espera son largos.
Por su parte, los reflexivos mantienen un esquema diferente. Consideran las experiencias desde diferentes perspectivas y recopilan información antes de llegar a una conclusión. Dedican tiempo a la reflexión y actúan desde la prudencia, pensando todas las alternativas posibles antes de actuar.
Los teóricos observan el mundo 7y luego adaptan e integran su observación en teorías lógicas y complejas. Les gusta analizar y sintetizar, evitando todo lo que es ambiguo o subjetivo. Se sienten atraidos por la racionalidad, pues desde allí pueden construir principios, teorías y modelos.
Finalmente, los pragmáticos centran su atención en la aplicación práctica de las ideas. Descubren el aspecto positivo de cualquier idea y aprovechan cualquier oportunidad para experimentarlas. Se sienten con los pies en la tierra y se impacientan cuando es momento de reflexionar o teorizar.
Nuestra forma de aprender define cómo procesamos la observación. Pero también nuestra manera de actuar y de tomar decisiones. Activos, reflexivos, teóricos y pragmáticos son diferentes aprendices que abordan diferentes caminos a la hora de integrar conocimientos. Téngalo en cuenta cuando enseñe, cuando trabaje en equipo o cuando los dirija.
NOTA
Los estilos de aprendizaje que aparecen en este artículo corresponden al modelo que Peter Honey y Alan Mumford desarrollaron a partir de los estilos de aprendizaje de David Kolb.