Los emprendedores jóvenes a menudo me preguntan si deberían obtener un título en administración de empresas, puesto que yo dejé la escuela a temprana edad para lanzar una compañía.
He aprendido mucho en mis muchos años alejado de las aulas, incluyendo que, en nuestro campo, nada supera a la experiencia práctica, así que siempre los exhorto a evitar largas y costosas trayectorias a través del sistema de educación superior. El activo más valioso que todos tenemos es el tiempo, y no debería desperdiciarse en estudios que no producirán un buen rendimiento sobre la inversión.
Para las personas que esperan dedicarse a profesiones como matemáticas o ciencias, la universidad es el mejor lugar para forjar una base de conocimientos. Pero eso no es una norma general.
Así que, para el resto de nosotros, he aquí un atajo: cuatro lecciones importantes que aprendí en el trabajo, y las cuales no habría aprendido en la universidad.
1.- Nada supera la presión de la vida real.
Nadie puede negar que tomar interminables exámenes en la escuela es estresante y hacerlo bien requiere compromiso. Pero los emprendedores jóvenes podrían dedicar todo ese tiempo y esfuerzo a un mucho mejor uso.
Yo era bastante tímido cuando estaba empezando, y la idea de lanzar una empresa, organizar reuniones, presentar ideas y liderar un equipo, era abrumadora. Asistir a clases sobre cómo hacer una presentación grandiosa o administrar una compañía no me habría hecho ningún daño, pero la única manera de aprender fue haciéndolo.
Ya sea que tengan una capacitación formal en administración de negocios o no, todos los emprendedores aprenden por medio del ensayo y error cuando están empezando. A medida que uno dilucida qué funciona y qué no, pule su estilo y cobra confianza. Retrasar ese proceso sentándose en las aulas por años me parece una idea extraña.
2.- Necesitas ser aventurero
Trabajar como emprendedor requiere que uno reciba la aventura con los brazos abiertos.
Uno necesita aprender por su cuenta todo lo que pueda sobre su industria, y reunir a un grupo amplio de amigos y conocidos que estén trabajando en problemas similares; pero esas personas quizá provengan de muchos campos y regiones diferentes; los asesores no deberían ser solamente los vecinos.
Mis padres fueron cuidadosos en alentarme a explorar el mundo desde temprana edad y he notado que muchos emprendedores parecen ser inquisitivos y valientes. Eso siempre es evidente en nuestro personal en Virgin cuando lanzamos una nueva empresa o entramos en un mercado nuevo o incluso en nuestras fiestas. Alentamos a nuestros empleados a salir de la oficina, conocer gente y realizar su propia investigación .
"Alentamos a nuestros empleados a salir de la oficina, conocer gente y realizar su propia investigación"
Aunque muchos estudiantes se esfuerzan por hacer conexiones sociales en la universidad, es un grupo bastante pequeño. También podría haber sólo oportunidades limitadas de viajar y conocer personas fuera del campus.
3.- Especializarse no siempre es buena idea.
Después de que uno ha lanzado una empresa, puede ser asombroso cuán a menudo el conocimiento de una industria puede ayudar en otro sector, en ocasiones muy diferente.
En los años 80, Virgin era conocida principalmente como una marca musical, así que la sabiduría popular cuando anunciamos que estábamos iniciando una aerolínea fue que no teníamos idea de nada y que seguramente fracasaríamos.
Sin embargo, sabíamos cómo entretener a la gente, y aplicamos ese conocimiento cuando estábamos creando los sistemas de entretenimiento y programación en vuelo. La empresa que creamos, Virgin Atlantic, era divertida y genial, y pudimos labrarnos un nicho importante en una industria establecida. Nuestra perspectiva novedosa quizá haya marcado la diferencia entre el éxito y el fracaso.
4.- Aprender es una tarea diaria.
Todas las industrias están cambiando rápidamente, conforme los avances tecnológicos incrementan el alcance de la innovación a ritmo exponencial. Cualquiera que quiera tener éxito en los negocios debe estar dispuesto a aprender todos los días para adaptarse y permanecer a la vanguardia de los últimos acontecimientos.
En los últimos años, he invertido en varias empresas emergentes tecnológicas que están forjando la economía del compartir o alterando los servicios de la tecnología financiera, dos áreas en que éramos nuevos hace apenas un par de años. El escuchar presentaciones, conocer a las personas detrás de las empresas emergentes y enterarme de cómo operan me ha ayudado a aprender sobre estos nuevos sectores emocionantes. Si uno se mantiene siguiendo sus pasiones, aprenderá mucho.
Con la finalidad de verdaderamente aprender algo, uno a menudo tiene que vivirlo, en vez de sólo leer sobre el tema, esto aplica especialmente al emprendedurismo. No importa cuál sea el camino que uno elija para prepararse para lanzar una empresa, en cierto momento, simplemente tiene que dar el salto.
Fuente: elfinanciero