Tres hombres y una mujer murieron aparentemente ahogados en la selva del Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá, en medio del creciente flujo de migrantes irregulares que viajan hacia norteamérica, informaron las autoridades panameñas.
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El Servicio Nacional de Migración (SNM) dijo este sábado que las víctimas, tres hombres y una mujer, fallecieron «en las últimas semanas» cuando intentaban «ingresar a territorio panameño a través de la selva darienita», un área inhóspita que ahora vive «el cambio de la estación seca a la lluviosa (…) haciendo aún más difíciles las condiciones» en la zona.
El Darién está considerada una de las rutas de migrantes irregulares más peligrosas del mundo, no solo por sus características propias de una selva tropical sino porque allí colindan grupos del crimen organizado como narcotraficantes y guerrillas.
«Algunos migrantes que lograron ingresar a territorio panameño mostraron su preocupación, ya que otras personas que venían con ellos salieron hace más de diez días para tratar de atravesar las trochas darienitas para ingresar a Panamá por la frontera y aún no han logrado llegar a su destino», dijo el comunicado oficial panameño.
Las autoridades panameñas alertaron de un importante y repentino aumento de la llegada de migrantes irregulares a través del Darién y propusieron este viernes a Colombia aplicar un acuerdo que permita controlar ese flujo para que no se aglomeren en los poblados de la línea fronteriza, como ha ocurrido en otras ocasiones.
Cada año miles de migrantes irregulares movidos por traficantes de personas llegan a Panamá procedentes de Suramérica y con destino a Estados Unidos, en un flujo que ha generado crisis humanitarias en el istmo centroamericano en los últimos años.
Durante el primer trimestre de 2021 han ingresado de manera irregular a Panamá 7.150 migrantes, 4.403 solo en el mes de marzo, sin controles previos de bioseguridad, pese a las disposiciones en materia de salud vigentes en los países por los que transitan, dijo el viernes la Cancillería panameña.
Se trata de familias enteras de haitianos, pero también asiáticos, africanos y cubanos, de acuerdo con las autoridades panameñas e internacionales, que también han informado de un aumento exponencial de la presencia de infantes en estos grupos.
El cierre de las fronteras en el 2020 por la pandemia de la covid-19 frenó la llegada de los migrantes, aunque no la detuvo, y produjo una aglomeración de estos viajeros en albergues situados en caseríos indígenas del Darién panameño.
Esta situación llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a emitir en mayo de ese año una resolución en la que ordenó al Estado panameño resolver el hacinamiento y garantizar el acceso a servicios sanitarios de esta población en tránsito.
Con información de EFE