Hoy amanecí recordando un acertado consejo que un profesor en el postgrado nos dio: Un problema siempre tendrá al menos cuatro soluciones.
Para ejemplificarlo, pidió que formaramos parejas, y nos facilitó una cuerda a cada equipo. Una de las personas debía entrelazar sus muñecas en la cuerda, mientras el otro compañero analizaba de qué manera desataría las manos del otro. A todos nos parecía poco verdadero cuando decía:"piensen, piensen, antes de comenzar, cada problema tiene cuatro soluciones como mínimo, y esta no es la excepción, tiene cuatro maneras de soltarlo".
Lo que pasa, proseguía "es que a veces queremos encontrar la solución que sea perfecta, esa que no afecte nuestros intereses, comodidad, rutina, entorno, ni mucho menos a los nuestros, y lo más ilógico aún que una solución nos resuelva más de un problema".
No sé aún porque extraña razón, precisamente hoy estoy pensando en esta clase. Honestamente, fue una clase para la vida. Porque meditando sobre el asunto, es verdad, existe siempre más de una alternativa, pero nuestro pensamiento inflexible y hasta egoísta a veces nos ciega a tal punto que no logramos ver más allá.
Existen momentos cruciales en los cuales no se puede complacer a todos, ni siquiera a nosotros mismos en un cien por ciento.
A pesar que la vida del ser humano está llena de toma de decisiones, creo que nunca nos acostumbraremos a enfrentarnos ante situaciones críticas que ponen en tela de juicio nuestra determinación, coraje y valentía.
Pero sigo pensando en esas mínimas cuatro alternativas que existen, y es que a veces tanto analizar nos deja sin razón, cansados y con la enorme duda sí estaremos haciendo lo mejor.
A veces dejamos pasar el tiempo y ponemos en manos del azar o de otros inclusive, lo que sólo nosotros podemos decidir. También, existen momentos decisivos que nos dejan a la intemperie, como desnudos y fragiles ante los demás. Hay soluciones que nos obligan dejar afectos. Otras nos dejan en un punto cero, y a comenzar de nuevo. Otras nos dejan llenas de nuevas situaciones, y nuevos riesgos.
Pero en fin, muy a pesar de todo ello tenemos que estar alertas de estas cuatro alternativas que seguro surjirán en un momento difícil. Creo que para ubicarlas, quizá nos sirva autoexaminarnos y valorar realmente lo que queremos, quizá al pasar el tiempo nos demos cuenta que esa no era la mejor decisión y de repente estemos a tiempo de cambiarla, pero si no, pensar que tuvimos la oportunidad de actuar, de escoger, y que debemos ser consecuentes y responsables con las decisiones que tomemos, pero sobre todo con las consecuencias de las mismas.
Yo siempre he pensado que las cosas ocurren por alguna razón, es decir creo firmemente en la causalidad, no obstante, sólo nosotros podemos seleccionar lo que nuestro corazón, razón, principios, conciencia, intuición o experiencia nos guíe.
Finalmente, el profesor al notar que casi ninugún equipo avanzaba para resolver el problema, comenzó a mostrarnos cuatro diferentes maneras de desatar las manos del compañero. Y concluyó diciendo: "si ustedes, no se detienen un momento para analizar nunca verán más de una solución. Tómense su tiempo, piensen, valoren, razonen, consulten con otros, comparen, recuerden, tendrán ante ustedes momentos de mucha presión, pero siempre habrá un minuto para pensar cómo lo puedo resolver".
"Cuando debemos hacer una elección y no la haces, esto ya es una elección" (William James)
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