Hay personas que desarrollan su carisma a partir de su visión. La convicción y la confianza que depositan en su mensaje hacen que los demás crean en su sueño y que se sientan inspirados por él. Dominan su lenguaje corporal y su actitud para mostrarse rebosantes de confianza ante un mensaje que por el que no muestran ningún atisbo de duda. Éste les permite conectar con las personas que, ante tanta incertidumbre, encuentran respuestas a las que aferrarse.
Otras personas desarrollan su carisma a partir de la bondad, conectando con el corazón de las personas y haciendo que éstas se sientan aceptadas. Su lenguaje corporal transmite aceptación, confianza y cordialidad, recurriendo a la gratitud, a la compasión y a la benevolencia.
El carisma se puede desarrollar también desde la autoridad: exhibiendo ante los demás el estatus de poder adquirido y la capacidad de influír en ellos. La corporalidad en este caso se basa en la apariencia de poder, en la seguridad que se posee en uno mismo y en la manera de ocupar el espacio.
También podemos llegar al carisma desde la focalización, comunicando desde la atención y desde el presente. La atención centrada en el presente consigue que las personas se sientan escuchadas y comprendidas desde el respeto. Para ello, necesitamos trabajar nuestro lenguaje corporal a partir de la presencia, de la atención y de la escucha.
Visión, bondad, autoridad o focalización son cuatro de los diferentes estilos sobre los que usted puede construir su carisma. Utilice aquél en que se encuentre más cómodo pero, para hacerlo necesitará conocerse. De lo contrario estará usando un traje que no le sienta bien, y eso es poco carismático. Buena suerte.
NOTAS
Sí está interesado en estas cuatro estilos de carisma puede consultar El Mito del Carisma, de Olivia Fox. Está publicada por Empresa Activa