A pesar de todo no parecía la reunión cumbre de un parlamento en crisis. El general dictador, heredero del trono en crisis, criticó con espectacular descaro las mentes obsoletas y llenas de prejuicios, seguramente haciendo alusión a la suya.
La economía cubana se pone a bailar con un sólo pie y ese pie está cojo. La sesión parlamentaria de cierre de año reconoció la aguda crisis que enfrentará el país en los próximos meses o años, el mismo país que pensó que tras la muerte de Fidel Castro todo tomaría su rumbo, y que ahora debe conformarse con el legado de promesa y falta de libertad que han heredado.
Según el Ministro de Economía Ricardo Cabrisas, urge al Gobierno a hallar soluciones alternativas.
Cabrisas describió una situación “tensa” por el “incumplimiento del ingreso en el plan de exportaciones y fuertes limitaciones en el suministro de combustible que no podrá revertirse en el corto plazo”.
Sin embargo, la utopía socialista eterna, hija de Fidel y sus seguidores, se dice y se contradice. De frente a la previsión de crecimiento del 1% incumplida este 2016, se especula con la idea manguera de que Cuba crecerá un 2% en 2017. Aunque no se sabe cómo.
Aunque los servicios médicos a Venezuela, Brasil y el mundo, tributan unos 3000 millones de dólares al año y el turismo ha subido un 12 por ciento, estos indicadores no bastan para parar la recesión.
Se necesita urgente de inversión extranjera pero la b burocracia del estado no permite que se desarrolle el país en este sentido. En tal sentido, Raúl dijo: “no vamos ni iremos al capitalismo” pidió que no se pongan “trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes” e hizo referencia a las “dilaciones excesivas” para llegar a acuerdos de inversión con compañías extranjeras. La energía, expuso, tanto la explotación de petróleo en territorio cubano como las energías alternativas solar, fotovoltaica, eólica y de biomasa, es “uno de los sectores estratégicos donde debemos potenciar la inversión extranjera”.
Con información de El País y Cubadebate.
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