Cuba y la Divina Misericordia.
Cuba en el corazón de la Divina Misericordia.
Yasmany Zurita Siam
La Congregación Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia fue fundada por Teresa Potocka el primero de noviembre de 1862 en Varsovia (Polonia), para la renovación moral de muchachas y mujeres marginadas, -en medio de muchas dificultades como la pobreza y el comunismo-, teniendo que trabajar en un ambiente clandestino de vida religiosa debido a la opresión que se sufría en los territorios ocupados por los rusos.
Dios eligió a la polaca Elena Kowalska para que fuese la Apóstol de la Misericordia y por eso hablándole al corazón hizo que se traslada desde su aldea de Glgowiec (actualmente la provincia De Konin) hasta Varsovia en busca de un convento para consagrarse como religiosa. Sin embargo era muy pobre y muchas puertas le fueron cerradas. Solo en la Congregación de Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia fue acogida como postulante el 1 de agosto de 1925, luego de un año trabajando para contar con una pequeña dote. Con la toma de hábito el 30 de abril de 1926, también recibió el nombre de Sor María Faustina.
Aquella joven monja recibió innumerables gracias divinas, como poder hablar con Nuestro Señor Jesucristo, y la gran misión de su vida fue dar a conocer la Misericordia Divina, que la llevó hasta la santidad. Fue canonizada por San Juan Pablo II el 30 de abril del 2000 en la Plaza de San Pedro, convirtiéndose así en la primera santa del Tercer Milenio.
Esta hermosa práctica religiosa, comprende la adoración de las 3 de la tarde entendida como la hora en que murió Jesús, el rezo del Rosario de la Divina Misericordia, la devoción a la imagen de Jesús Misericordioso con la inscripción Jezu Ufam Tobie, la Fiesta del Segundo Domingo de Pascua y la propagación de la devoción.
En la actualidad la congregación considera a Santa Faustina como Co-Fundadora Espiritual a través del decreto oficial del 25 de agosto de 1995, pues con su vida y misión, sirvió de puente para entender mejor el misterio de la Divina Misericordia, entorno a María, Madre de la Misericordia, y en el carisma de rescatar almas perdidas. La palabra y la oración son dos actitudes que al servicio del amor divino, son excelentes herramientas en favor de la salvación de los hombres, por ello la actividad apostólica de la Congregación ha traspasado las puertas de sus conventos para atender a las personas que viven en el mundo y que necesitan un cambio moral. Forman parte de la vida carismática sacerdotes, personas consagradas y laicos que se comprometen a realizar su misión, dentro de la Asociación de Apóstoles de la Divina Misericordia “Faustinum”.
El sacerdote diocesano Iván Rodríguez Jevey ha sido el precursor de este movimiento en Cuba con la fundación del Apostolado de la Divina Misericordia el 31 de mayo de 2001 en la parroquia de Florida. Por sugerencia del Arzobispo Mons. Adolfo Rodríguez Herrera, escribió las reglas maestras para darle forma a lo que estaba surgiendo, que derivaron en constituciones en 2009 mediante la primera enmienda, que hoy rige para todo el país. Aunque existen devotos en todas las provincias, no hay presencia del Apostolado en Holguín, las Tunas, Ciego de Ávila y Pinar del Río. Como resultado de sus múltiples gestiones y empeño, llegaron a la isla en 2015 las hermanas Filipa Bak y Filipina Szewd pertenecientes a la Congregación Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia para colaborar en la obra.
Este es un movimiento claramente laical que tiene una agenda amplia durante todo el año. En febrero realizan la reunión nacional para orar, compartir los problemas, llorar los sufrimientos y planificar nuevos retos. Su principal evento es la Fiesta de la Misericordia, y es la celebración que más esfuerzo demanda. En junio realizan visita pastoral a todas las provincias y todos los meses tienen encuentros por grupos parroquiales. Con igual frecuencia realizan la escuela del silencio, para la gente que está necesita de sanación interior. Como un servicio a la Iglesia se someten a los obispos y procuran al menos una vez al año un encuentro con el ordinario de Camagüey para rezar y evaluar cómo van los trabajos. El Apostolado por constituciones realiza sus congresos cada 6 años donde discuten sobre proyectos pastorales, en que puede trabajar y aportar a la iglesia cubana.
El movimiento está compuesto en su mayoría por personas mayores y a raíz del segundo congreso abrieron la posibilidad de crear un espacio para los jóvenes con el ideal de ser amigos de Jesús. Así surgió el MAJ, Movimiento Apostólico Juvenil, fundado el 5 de agosto de 2015 que agrupa a jóvenes de hasta 30 años de edad, de Santiago de Cuba, Manzanillo y Camagüey, y prevé extenderse a todo el país. Desarrollaron su más reciente Campus del 1 al 6 de agosto en Nuevitas, en medio de dinámicas, conferencias, oración personal, eucaristía, adoración y el rezo del rosario. Con la ayuda solidaria de amigos polacos participaron cinco de ellos en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), realizada en Polonia en 2016. En entrevista para Palabra, nos confirman que fue una experiencia inolvidable poder estar cerca de SS Francisco, participar en un evento tan importante con jóvenes de todas partes del mundo, tanto como conocer de cerca la Congregación y los sitios donde Jesús dio a conocer la Divina Misericordia.
Comparte sus impresiones durante este tiempo de misión Sor Filipa Bak, reconociendo que “al principio no fue fácil, tuvimos muchas dificultades con la comida, el idioma y el calor, tanto así que tuvimos que cambiar de hábito. Siempre quise trabajar con los jóvenes, todavía no sé qué necesitan los cubanos, pero aquí estamos acompañándolos. Nos sentimos como en casa, muchas personas nos ofrecen sus hogares, y eso es algo bueno. La iglesia aquí es muy característica, con su comunidad como una pequeña familia.”
En medio de las dificultades editoriales, están realizando un esfuerzo por publicar pequeños volúmenes bajo el título de “Fundamento”, que contiene los principios de la espiritualidad del apostolado, fundamentos teológicos de la concepción del apostolado en Cuba.
El P. Iván Rodríguez Jevey al referirse al trabajo del apostolado concluye que: “Nuestra principal misión es curar a la gente. Ser verdaderos apóstoles al servicio de los demás. Sin embargo somos pecadores y necesitamos del amor de Dios para llevar a cabo su obra. No tenemos suficiente dinero, ni bienhechores para poder cumplir con nuestra tarea pero confiamos que no quedaremos desamparados. ”
Son muchos los sueños y retos que tienen por delante, pero su principal empeño está en fundar un centro de oración para organizar retiros, que contribuya a la sanación moral y espiritual de los cubanos. Confiados en la Providencia recuerdan las palabras de Jesús a Santa Faustina: “A las almas que propagan la devoción a mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso (Diario 1075).”
Bibliografía:
Kowalska, Santa María Faustina, Diario la Divina Misericordia en mi alma, Editorial de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, 4ta Ed., Massachussets, 2001.