Cuba es uno de los países que más ha dado de que hablar en los últimos años. El último gran estado del socialismo real (bueno junto con Corea del Norte), ha comenzado desde el año 2011 reformas económicas y sociales de su modelo de nación. Este hecho ha causado mucha polémica a nivel internacional y ha puesto en la mente de más de uno la pregunta ¿estará Cuba en una transición?
Con la realización en el año 2011, del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se aprobaron en el país una serie de medidas orientadas a la dinamización de la economía nacional, a la reducción de los excesivos subsidios (subsidios innecesarios) que un estado inmenso, como el cubano, ofrecía a sus ciudadanos, así como trabajar por el aumento de la inversión extranjera. Dichos objetivos se condensaron en un documento central al que se le denominó “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”; el mismo expresa una serie de medidas concretas sobre las que se tendría que trabajar para lograr los objetivos antes planteados, las mismas se actualizarían cada cinco años y tendrían un punto de mira para año 2030.
El documento anterior que es la hoja de ruta dicha trasformación, es muy extenso y las medidas que recogen son demasiadas para analizarlas todas, pero sobre todo una es de especial interés y es la que en su mayoría ha causado más polémica en la isla: la aprobación del trabajo privado y la posibilidad de contratación de trabajadores por privados. Para un país como Cuba en donde para el año 2011 más del 95% de la economía estaba en manos del estado desde hace más de 50 años, pues la apertura del trabajo privado, cuentapropistas como le llamamos los cubanos, ha significado una gran conmoción.
Muchos grandes medios han presentado esta noticia como una prueba irrefutable de la apertura hacia el capitalismo de la pequeña isla, pero ¿esto es realmente así?
Luego de casi 7 años de implementación de los “Lineamientos” el sector privado de la isla ha crecido enormemente, pasando de tener poco más de 150.000 trabajadores a cerca de 1.000.000. Aun así y empleando cerca del 25% de la fuerza de trabajo del país (de los empleados), solo representa el 12% de la economía. La gran mayoría de estos negocios privados, son de bajo valor agregado: pequeñas cafeterías, restaurant, hostales o centro de reparación de equipos electrónicos, sobresalen entre los trabajos más comunes en el sector privado.
La gran industria nacional, los sectores principales del trasporte, la banca, el comercio exterior, las grandes infraestructuras turísticos y los principales polos de desarrollo aún se mantienen en manos del estado. La economía centralmente planificada a adoptado para sus perfeccionamientos regulaciones mercantiles a la hora de fijar precio o determinar producciones, pero el dueño (el estado) sigue siendo el mismo.
En la vida política del país, han ocurrido los mayores cambios desde hace 50 años. La generación que junto a Fidel combatió en la Sierra Maestra en la etapa insurreccional ha dejado el mando a dirigentes más jóvenes. El actual presidente Miguel Díaz-Canel es un prominente funcionario y militante del Partido Comunista, que ha mantenido e impulsado las reformas, aunque recientemente se han publicado nuevas medidas que restringen un poco las posibilidades del sector privado y limita su capacidad de concentrar recursos en manos de un solo propietario.
Talvez lo más relevante en estos últimos días se la discusión popular de la futura constitución que debe aprobarse a principios del año próximo. En la misma se refuerza el papel dirigente del partido como órgano dirigente del estado y la sociedad cubana. Al mismo tiempo se codifica constitucionalmente el reconocimiento de la propiedad privada y curiosamente se elimina la palabra “comunismo” del artículo 5 de la misma. Los funcionarios oficiales aseguran que este último cambio es solo una contextualización a una realidad diferente a la de 1976 en donde se promulgó dicha constitución y en donde los sueños de luchar por una sociedad comunista eran aún viables. Realmente todo apunta a que dichos cambios no socavarán el poder político con que el partido comunista cuenta, ni su capacidad de acción en la sociedad.
Si analizamos la situación actual y la comparamos con hace 7 años, es cierto que han ocurrido grandes cambios, pero en lo esencial, el poder político y económico sigue estando en manos del estado y del partido comunista. Realmente es poco probable hablar de una transición hacia el capitalismo en Cuba, más allá de aquellos que las ganas del derrumbe del sistema socialista les está impidiendo ver la realidad.