Revista América Latina
Cuba: Guanahacabibes, joya del Gran Caribe
Publicado el 25 diciembre 2012 por Fabricio @yosipuedochacoPor Adalys Pilar Mireles*
Pinar del Río, Cuba (PL) El Parque Nacional Guanahacabibes es la primera zona de Cuba incluida en el protocolo SPAW, el cual designa áreas del Gran Caribe que merecen protección especial.La incorporación al protocolo de ese escenario, Reserva de la Biosfera, junto a otros ocho parajes de la región, es un reconocimiento a los excepcionales valores naturales del lugar y a los resultados de su administración, opinan expertos locales.
Ese mecanismo internacional relativo al Convenio de Cartagena de Indias (Colombia) para el cuidado y desarrollo del medio marino en el Gran Caribe, ampara ecosistemas únicos, hábitats críticos para especies amenazadas y sitios con importancia económica y social, entre los que se incluyen también los Everglades y Dry Tortugas, ambos en Estados Unidos, explicó a Prensa Latina Martha Rosa Acosta, especialista de la Unidad Provincial de Medio Ambiente.
En el límite occidental del archipiélago cubano, la península descuella por la conservación de su patrimonio y la singularidad de los paisajes, salpicados de farallones y diente de perro.
Tres especies de tortugas marinas (carey, caguama y verde) anidan en las dunas de la apartada demarcación, de mayo a septiembre, etapa en la que dejan su descendencia entre la arena de varias playas.
Por su posición geográfica, la extensa llanura cársica acoge a más de 200 variedades de aves, muchas de ellas provenientes de América del Norte.
Del total de la avifauna vista en el paraje, sólo el 34,5 por ciento pertenece a la categoría de residente permanente.
Considerado un prominente corredor migratorio, cobija a pájaros que emprenden vuelo para evadir las bajas temperaturas de sus moradas de cría.
Jutías, venados e iguanas proliferan también en el lugar, donde sobrevive una exuberante selva tropical.
La región del Gran Caribe está formada por el golfo de México, el mar Caribe y partes cercanas del océano Atlántico.
El protocolo SPAW, que entró en vigor en el año 2000, insta a la adopción de medidas para preservar y manejar de manera sostenible áreas relevantes y proteger criaturas de la flora y la fauna bajo amenaza o en peligro de extinción.
Ese documento, ratificado por más de una docena de países, establece regulaciones específicas como la prohibición de la pesca, la caza y la recolección de determinadas especies, de los vertimientos de desechos contaminantes y otras acciones perjudiciales para el entorno.
Entre las naciones signatarias aparecen Cuba, Belice, Colombia, República Dominicana y Estados Unidos.
LABORATORIO A CIELO ABIERTO
Paralelamente al desarrollo de programas conservacionistas, los científicos del Parque Nacional Guanahacabibes lideran proyectos para el estudio de los quelonios.
Una iniciativa coauspiciada por la Universidad de La Habana posibilita realizar pesquisas acerca del arribo de las tortugas cada año, características, puntos de procedencia y posible destino tras la temporada de nidación.
El cuidado de los huevos es otra de las prioridades de los voluntarios, que exploran las dunas en horario nocturno durante 15 días, hasta la llegada del relevo.
En tiendas de campaña, alternan el descanso con sesiones de trabajo colectivo alumnos de biología, profesores, pobladores y estudiosos de la localidad.
El monitoreo de las poblaciones de iguanas y jutías sobresale también entre las líneas investigativas, que abarcan a la avifauna.
DE SU HISTORIA Y LEYENDAS
Con más de un centenar de sitios arqueológicos de significación, la península atesora cavernas y explanadas donde afloran rastros de las comunidades nativas, las cuales no conocieron la alfarería ni la agricultura.
Grupos indígenas caracterizados por una economía de apropiación habitaron allí milenios atrás y dejaron sus huellas en obras pictóricas y rústicos instrumentos de trabajo.
Por todo el recorrido a lo largo de Guanahacabibes acompañan a los caminantes las leyendas de corsarios y piratas. Aquellos marinos ocultaron tesoros tierra adentro y bautizaron con sus nombres muchos sitios.
La toponimia da fe de su estancia en el lugar, el más visitado del país antillano por los aventureros del corso y la piratería.
Cabo Francés, Punta del Holandés, el Farallón del Inglés y Cueva del Pirata, evocan historias de botines y filibusteros, enriquecidas por la tradición oral.
*Corresponsal de Prensa Latina en la provincia de Pinar del Río.
em/ap