Washington todavía sufre de la incapacidad de aceptar la realidad de una Cuba libre e independiente. Así lo expresó Salim Lamrani a Prensa Latina.
La visión estadounidense de que América Latina es su 'patio trasero' pudiera bastar para entender la hostilidad de Washington hacia todo cuanto en la región amenace sus intereses, sin embargo, llama la atención el particular ensañamiento contra una pequeña isla: Cuba.
Más de un siglo de intervenciones militares y guerras que encajan en sus diversas variantes, incluyendo la económica y la biológica, marcan el escenario bilateral e impactan con la política de bloqueo el ámbito multilateral.
Sobre el tema, resulta interesante para Prensa Latina conversar con el académico y ensayista francés Salim Lamrani, quien pese a su juventud, representa una voz reconocida en el estudio de las relaciones entre la superpotencia y su vecino rebelde.
Para el profesor de la Universidad de La Réunion, ubicada en el departamento francés de ultramar de igual nombre, Washington todavía sufre de la incapacidad de aceptar la realidad de una Cuba libre e independiente.
No tolera que un pequeño país decida tomar al pie de la letra un derecho inalienable de la humanidad, que es escoger su propio destino, subrayó.
Lamrani precisó que la isla encarna el principio innegociable de la igualdad soberana, no acepta injerencias en sus asuntos internos y defiende que no puede haber dignidad sin independencia, lo cual incomoda a la Casa Blanca.
Por décadas, Estados Unidos ha buscado argumentos para justificar su política hacia la mayor de las Antillas, hasta llegar a los supuestos ataques sónicos en La Habana contra sus diplomáticos, pese a la carencia de argumentos científicos para sustentar la acusación.
La retórica para justificar su hostilidad es poco creíble y ha ido variando según las épocas', advirtió con un recuento de algunos de los pretextos presentados a la opinión pública.
'Cuando triunfó la Revolución cubana, Washington justificó su postura agresiva argumentando que La Habana había nacionalizado y expropiado tierras y empresas que pertenecían a dueños estadounidenses.
'Luego fue la alianza soviética lo que constituyó oficialmente la manzana de la discordia. Más tarde, el internacionalismo solidario de Cuba con los países en lucha por su liberación y emancipación, particularmente en África'.
De acuerdo con Lamrani, el desmoronamiento de la Unión Soviética, a principios de los años 90 del pasado siglo, marcó la defensa por la Casa Blanca de la tesis de la violación de los derechos humanos y de la falta de democracia como puntas de lanza, recrudeciendo el bloqueo.
Estados Unidos apostó por fortalecer el cerco como si se pudiera mejorar el destino de un pueblo incrementando sus sufrimientos y olvidándose totalmente de su falta de autoridad moral para erigirse en juez, y ahora llega al punto de evocar ataques sónicos, opinó.
El académico insistió en que la anticuada política está condenada al fracaso, porque el diálogo sincero y respetuoso es la única vía para solucionar los diferendos, 'sobre todo con un país como Cuba, que nunca cede bajo la violencia, la amenaza, la intimidación o el chantaje'.
Hay que respetar el principio fundamental del derecho de los pueblos a la autodeterminación y la superpotencia debe aceptar que el destino de Cuba, su sistema y su orientación, son competencias exclusivas de los cubanos, manifestó.
LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA
En su cruzada para derrocar a la Revolución del 1 de enero de 1959, las administraciones de la Casa Blanca han tenido en la manipulación mediática a un fiel aliado.
El principal papel de estos medios de comunicación, que son propiedad de conglomerados económicos y financieros, es defender el orden establecido, convencer a la opinión pública de la legitimidad de los privilegios establecidos y atacar toda aspiración a un cambio de las estructuras sociales, que pondría en tela de juicio el sistema imperante, consideró Lamrani.
Según el académico y ensayista francés, Cuba es blanco de este escenario, en el cual para Washington y sus objetivos, informar al ciudadano ha sido despreciado con toda intención.
'A partir de este postulado, es imposible que los medios de comunicación presenten la realidad cubana de modo honesto e imparcial, cuando este país ha puesto en tela de juicio el orden establecido, abolido los privilegios de los poderosos, colocado al humilde en el centro de un proyecto de sociedad y hecho de la repartición de las riquezas una prioridad absoluta', sentenció.
UN ACERCAMIENTO AL PADRE DE LA PATRIA
Los franceses tuvieron este verano la oportunidad de acercarse a la historia del padre de la patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes, gracias a un profundo trabajo de Lamrani, publicado en cuatro partes por el diario L´Humanité.
Prensa Latina aprovechó la oportunidad para que el estudioso explicara sus motivaciones para recordarlo bajo el título 'Carlos Manuel de Céspedes, en nombre de la Libertad' y el rótulo 'Breve historia del Padre de la Patria cubana'.
'Céspedes (1819-1874) simboliza el altruismo puro, un hombre que renunció a sus intereses de clase y a sus bienes personales, sustituyendo a la felicidad de una vida familiar los tormentos de la guerra, por el interés superior de la nación y el bienestar de todos los cubanos', comentó.
De acuerdo con el profesor universitario, el prócer queda en la historia como el que vinculó la libertad de la isla a la abolición definitiva de la esclavitud.
También es importante compartir que fue un ser humano fiel hasta las últimas consecuencias a su divisa 'Independencia o muerte' y que tomó las armas contra el opresor español, sin experiencia militar alguna, en condiciones de extrema adversidad para librar el combate contra una potencia infinitamente superior, agregó.
Para Lamrani, otra cualidad valiosa representada por el independentista es la de vivir y luchar sin rencores, pese a 'la ingratitud de sus conciudadanos en el poder'.
Después de intrigas y maniobras para sustituirlo, la conjura contra el presidente de la República en Armas se materializó en 1873 con su deposición, y aún en esas circunstancias optó por oponerse a enfrentamientos entre cubanos para tratar de preservar la unidad y la revolución.
Al respecto, resaltó el compromiso del prócer con la unidad y la vigencia de su proceder, entendiendo que 'los grandes procesos de transformación social sólo se pueden lograr con la federación de todas las fuerzas favorables a la emancipación humana'. A juicio de Lamrani, tres aspectos caracterizan a Céspedes: su disposición a subordinar intereses personales al imperativo superior de construcción del edificio patriótico, su decisión de hacer de la abolición de la esclavitud el elemento fundador de la nación y su dedicación a conseguir la concordia entre todos los cubanos de buena voluntad.
Por Waldo Mendiluza Corresponsal de Prensa Latina en Francia.