Revista Deportes
“¿Qué estás diciendo? El mejor del mundo es Messi, de eso no hay dudas”, asevera un cubano a metros de La Bodeguita del Medio, en La Habana.“No, hoy por hoy es Cristiano; en 2013 metió más de 60 goles”, le contesta el amigo, con una cerveza Bucanero en su mano izquierda.
En Cuba disfrutan del baseball, el deporte nacional, y por lo general siguen al equipo de su ciudad. Los partidos de la liga se dan por televisión: hace unos días Los Cachorros de Holguín superaron 7-6 a Los Cocodrilos de Matanzas, en un verdadero partidazo.
Sin embargo, en la calle se habla de fútbol. Se grita de fútbol, en realidad. Es increíble la pasión que le ponen a las discusiones. Los debates, por lo general, son tres: quién es el futbolista número uno del planeta; quién juega mejor, si Barcelona o Real Madrid; y quién ganará el Mundial 2014. La mayoría coincide en su discurso: Lionel Messi aventaja a Cristiano Ronaldo, el Barça es más que el Real y ven al seleccionado argentino como el máximo candidato a quedarse con la Copa del Mundo.
El año pasado, el que acaba de esfumarse, Fútbol Club Villa Clara (el club más ganador de Cuba con 13 títulos) se consagró tricampeón del Campeonato Nacional. Nadie habla de sus logros.
En contrapartida, el Mundial que se avecina los enfervoriza.“En mi opinión hay cuatro favoritos: Argentina, España, Alemania y Brasil por ser local”, señala Andrés, Licenciado en Cultura Física y especialista en baseball, quien trabaja de mozo por la bendición de las propinas.
La camiseta de FC Villa Clara, naranja y blanca a rayas verticales, brilla por su ausencia. Tampoco se ven las de Ciego de Ávila, Cienfuegos y Pinar del Río, los anteriores campeones. Es muy común, en cambio, verlos con camisetas del Barcelona. Incluso varios autos portan el escudo del club catalán. Un auto de la década del cincuenta con la insignia culé es un clásico de La Habana. En el fútbol, la globalización golea a la revolución.
La dualidad deportiva también se observa en los espacios verdes, algunos con campos de baseball y otros con canchas de fútbol. Unos pocos días alcanzan para darse cuenta: el cubano disfruta de su deporte nacional aunque respira fútbol.
Por Máximo Randrup, desde Cuba.