Teníamos guardadas algunas fotos de recipientes de zinc haciendo las veces de maceteros o floreros de estética vintage y un tanto romántica, a la espera de tener alguno propio con el que recrear escenas parecidas... Cuando reparamos en que, en lo alto de los muebles de una de nuestras cocinas, reposaban un par de ellos desde hace años... Pero claro, el uso que le dábamos a los mismos se alejaba mucho del bucólico que hemos descrito antes; de ahí nuestra incapacidad para relacionarlos, por mucho que los viéramos a diario... Por estos lares, estos cubitos de zinc están llamados a contener una naturaleza más embotellada... Sí, sí, esa que se presenta en forma de cerveza o manzanilla helada, por obra y gracia de ese hielo picado que indefectiblemente rellena el mismo interior... Y, aunque para tal fin, son indispensables en nuestras vidas casi todo el año, no hemos querido quedarnos con las ganas de probar qué tal quedaban con una flor...
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Monísimo, ¿verdad? Lo que no tenemos muy claro es si durará mucho así y ahí...