Una cruzada mediática es la manera que tiene hoy el régimen de atacar a las violaciones que se cometen día a día con el tema de la doble moneda en Cuba. Persiste el adoctrinamiento y la idea de que con algunos trabajos publicados en los medios de prensa oficiales, se va a detener el nivel de deterioro y descrédito que enfrenta el Banco Nacional de Cuba, de cara al interés y el desespero de La Habana para atraer la inversión extranjera.
A falta de un mercado regular en el que adquirir los productos básicos de la canasta familiar o cualquier otra necesidad humana, la informalidad y la especulación se hacen dueñas del orden, en ese reinado infernal de las carencias en el que se ha convertido Cuba.
La gente valora el CUC como le da la gana. Para unos está a 23, para otros incluso en menos. El CUC siempre ha sido como un niño bobo que hace años se quedó huérfano, olvidado por sus progenitores.
A los 4 vientos gritó el general en sus reuniones interminables que el CUC llegaría a su fin antes del cierre de 2016. 31 de diciembre de 2016 dijeron muchos, pero lo cierto es que sigue vivito y jodiendo, más que coleando.
Ahora buena parte de la prensa oficial agrede al infeliz CUC, porque en Cuba sigue siendo norma que los inocentes se conviertan en culpables en muy poco tiempo.
Por lo pronto la gente en Cuba asegura que cuando te cambian 1 CUC por 23 pesos en la calle, sales bien. El precio oficial es 24 pero no hay a quien reclamarle. La persona a quien antes se le reclamaba, aunque fuera en vano, ya murió, aseguran otros Fidelistas cegatos apegados a las normas del ayer.
El asunto se ha vuelto más que habitual y, por lo tanto, forma parte de la cotidianidad. Fenómenos como este suceden a la vista de todos.
Tal ilegalidad ocurre hoy en Cuba en cualquier establecimiento comercial, dígase tiendas, mercados de productos alimenticios o unidades de gastronomía, cuando los usuarios no cuentan en un momento determinado con el llamado dinero cubano (CUP) y les resulta factible pagar en CUC.
La posibilidad de efectuar transacciones en servicios estatales de manera indistinta, con pesos cubanos y convertibles, comenzó en marzo del 2014, como parte del proceso gradual de unificación monetaria.
La experiencia inició en dos tiendas de la capital, y luego se extendió al resto del país y a la mayoría de los servicios comerciales en pesos convertibles a los que accede la población.
Claro está que la culpa es del estado y el banco central que no acaba de unificar la moneda. La respuesta en la calle es genial. Una especie de bolsas financieras callejeras aceptan las operaciones monetarias a una cotización establecida por ellos como les da la gana, y que reconoce al CUC por debajo de su valor oficial.
La cosa es fácil. Uno nunca sabe a ciencia cierta si el establecimiento que estas visitando está autorizado o no a aceptar el CUC por lo que la gestión de pago se enfoca como que te están haciendo el favor de aceptarte la apestada moneda.
Luego, como expresión de un favor, lo aceptan, pero a 22 o 23 CUP por cada CUC.
Ahora varias páginas en internet ofrecen aclaraciones sobre el tema, dirigidas, sobre todo, a los visitantes extranjeros, quienes, una vez en Cuba, también resultan timados por esa misma razón. En ocasiones, este tipo de abuso traspasa lo permisible, debido al lógico desconocimiento que ellos tienen sobre la situación monetaria de Cuba.
El tema sigue sin solución aunque tenga su propio lineamiento abstracto en la política del país y la lista de lineas inalcanzables que el Partido Comunista chequea al parecer en otro planeta, pues en el “planeta Cuba” no se ve la evolución del tema. Claramente se dice que la unificación monetaria es un paso imprescindible, tan imprescindible que no acaba de darse.
Por Carlos Montero
Con información de Prensa Estatal Cubana.
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