La Piazza della Signoria ha sido desde siempre un punto estratégico de la ciudad de Florencia, símbolo de su poder civil y de gran importancia histórica. Allí se encuentra el Palazzo Vecchio, también conocido como Palazzo della Signoria. Su localización, junto a lugares tan emblemáticos como el Ponte Vecchio, el Duomo, Santa Croce o los Uffizzi hace casi imposible que pase inadvertida.
La plaza en sí es un auténtico museo al aire libre. En la Loggia dei Lanzi o della Signoria encontramos diferentes esculturas que bien podrían estar en el interior de los Uffizi: Perseo, el Rapto de las Sabinas, la copia del David de Miguel Angel en la entrada del Palazzio, el Marzocco con el escudo de la ciudad y la Giuditta. La fuente de Neptuno y la estatua ecuestre de Cosme I están también presentes en la plaza.
En los alrededores, el famoso Cafe Rivoire.
El interior del Palazzo Vecchio puede visitarse gratis parcialmente y además, se ofrecen visitas temáticas guiadas. Nosotros realizamos el tour “Percorsi segreti” con el que visitamos algunas estancias normalmente cerradas al público y especialmente, algunos de los lugares emblemáticos del libro Inferno de Dan Brown. Vimos la máscara mortuoria de Dante, el Salón del Cinquecento, estancias secretas detrás de puertas ocultas… muy interesante aunque algo intenso en explicaciones.
De nuevo en el exterior, muy cerca del David y pasando inadvertido a los ojos de tantos turistas que a diario pasan por allí, se encuentra una curiosa imagen esculpida en la piedra y cuyo origen se atribuye a Miguel Angel Buonarroti. Se conoce con el nombre de L’importuno, y cuenta la leyenda que cada día Michelangelo cruzaba la plaza impaciente por trabajar en su escultura, pero un charlatán le detenía para entretenerle hablando tonterías. Tan desesperado estaba que, uno de estos días, mirando al charlatán a los ojos y con sus manos a la espalda, cinceló el rostro del hombre en el muro de piedra mientras aguantaba su discurso.
Esta es la versión que más me gusta, aunque existen otras que cuentan se trata de un condenado a muerte, que además era deudor de Miguel Angel, también se dice que fue un reto de Leonardo da Vinci, apostando que no era capaz de cincelar un rosto sin mirar y con las manos a la espalda, o incluso aquellos que aseguran que se trata de un autorretrato. Sea cual sea su origen, es un dato curioso y tendrás que encontrarlo en sus muros durante tu próxima visita a Florencia.