Si algo ha quedado demostrado en los últimos días es que NO ES NO y aunque la justicia haya fallado en nuestra contra, las mujeres estamos aquí, unidas, para cambiar las cosas paso a paso, con la fuerza que nos da el sentirnos parte de un movimiento que trasciende más allá del feminismo y que nos pide empoderarnos.
Pocas veces algo en Twitter me había emocionado tanto como la corriente de confesiones que han comenzado algunas mujeres fuertes a través del hashtag #cuéntalo. Allí no solo narran casos estremecedores de violaciones, acoso laboral, miedo en el hogar, sino que compartan situaciones cotidianas a las que como mujeres nos hemos acostumbrado y me han revuelto las entrañas.
Porque yo también he subido a casa sola por la noche con las llaves agarradas muy fuerte entre los dedos de la mano, y con el móvil preparado por si tenía que hacer como que llamaba. Me he encontrado a degenerados haciéndose pajas en las sombras y saliendo a la luz cuando pasaba. He mandado mil mensajes de “ya estoy en casa” y lo peor es que pensaba que era normal, que no era nada extraño y que a todas las mujeres les pasa. He tenido que gastarme dinero en un taxi porque no me atrevía a volver sola a casa y me han tocado, también, en un transporte público. Estos son algunos de los tuits que mas me han abierto los ojos, pero no por ser casos extremos y tristemente conocidos, sino por cotidianidad de esas situaciones que creemos normales sin serlo:
Deberían hacer un libro con los tuits del hashtags #cuéntalo y ponerlo como lectura obligatoria en todos los institutos del país. Deberían.