Revista Cine

Cuéntamela otra vez/XIX

Publicado el 13 abril 2012 por Diezmartinez

Cuéntamela otra vez/XIX No he leído la novela original de Susan Hill “The Woman in Black” (1983) –publicada hace unos meses en español como “La Mujer de Negro” (Ed. Edhasa, 2012)- pero, por el resumen que ha caído en mis manos, ni la adaptación teatral ni las dos películas que se han realizado hasta el momento basados en el libro –The Woman in Black (GB, 1989) y La Dama de Negro (The Woman in Black, EU-GB-Canadá-Suecia, 2011)- son completamente fieles al texto de la señora Hill. Esto, aclaro, no es un defecto sino una característica: los dos filmes –no he visto la obra de teatro- funcionan muy bien, cada uno en su terreno.    Las dos cintas conservan el corazón de la trama original: en la Inglaterra eduardiana, un joven abogado (casado con un hijo, en el telefilme de 1989; viudo y con un hijo, en el de 2011) va a un pequeño pueblo inglés, Crythin Gifford, a hacerse cargo de los últimos trámites de una anciana que acaba de morir sin heredero alguno. El enorme caserón en el que vivía la solitaria mujer está en un extremo del pueblo, tan cercano al mar que, en ocasiones, el lugar queda aislado cuando sube la marea. Ahí, en ese ideal escenario para un cuento de fantasmas, el joven abogado verá a la dama de negro del título, una mujer a la que le fue arrebatado su pequeño hijo por su propia hermana –la anciana recién fallecida- por lo que, ya muerta, ha regresado de la tumba buscando venganza. En el pueblo se sabe que la aparición de la susodicha dama de negro significa la muerte de un niño de Cryhin Gifford. Cuéntamela otra vez/XIX    El telefilme de 1989 es dirigido por el gran Herbert Wise –responsable de la teleserie “Yo, Claudio” (1976), nada menos-, quien aprovecha a la perfección su espléndido reparto: Adrian Rawlins como el abogado Arthur Kidd, Bernard Hepton (de “Tinker Tailor Soldier Spy”/Irving/1979 y “Yo, Claudio”) en el papel del pragmático hombre más rico de la región y Fiona Walker (Agripina la Mayor en “Yo, Claudio”) como su deprimida esposa.    Wise no tiene mucho presupuesto ni, claro está, grandes efectos especiales –aunque sí una gran maquillista, porque la única vez que aparece la fantasma en primer plano, vaya que me hizo saltar de miedo-, así que la eficacia de su película radica en sus actores y, sobre todo, en la propia historia de Hill, centrada en una maternidad aplastada por las convenciones sociales, en el peor temor que puede tener un padre/madre de familia (la muerte de uno de los hijos) y en el emblemático tema de la invencibilidad del mal, una de las fórmulas recurrentes de la literatura y el cine de horror. Cuéntamela otra vez/XIX    La versión de 2011 tiene sus propias limitaciones. O más que limitaciones, servidumbres: la película, dirigida por el ascendente James Watkins –realizador de esa malévola obra mayor Silencio en el Lago (2008)-, tiene una estrella en el papel central y mucho más presupuesto del que pudo haber soñado la cinta ochentera. Sin embargo, el corazón dramático del filme es el mismo, los temas tratados son idénticos y la realización de Watkins, orgullosamente anacrónica.    Producida por la legendaria casa Hammer y con el exHarry Potter Daniel Radcliffe en el papel central, Watkins dirige su filme a la antigüita. Es decir, no hay grandes efectos especiales, sino una efectiva atmósfera de horror –diseño de producción de Kave Quinn- y un espléndido manejo del encuadre por parte del cinefotógrafo Tim Maurice-Jones, quien logra los mayores y mejores sustos usando los más viejos trucos del condado: que si un personaje aparece cuando menos se le espera, que si la fantasma enmuinada sale como reflejo en una ventana, que si se ve la dama de negro fuera de foco al fondo del encuadre…    Radcliffe, por su parte, pasa la prueba en su primer papel importante después de finalizar su saga de Harry Potter y, además, es apoyado por dos grandes actores, Ciaran Hinds y Janet McTeer, en los papeles que interpretaron Hepton y Walker en 1989. En resumen, una cinta de espantos de la que la casa Hammer se puede sentir orgullosa.    PS. Un detalle de mera trivia: el protagonista de la cinta de 1989, Adrian Rawlins, interpretó a James Potter, papá de Harry Potter, en la saga que hizo mundialmente famoso a Radcliffe. 

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