Hoy 24 de marzo, Noa cumple 3 años! 3 años de vida, de amor, de creatividad y dulzura... No tengo la fortuna de conocerla aunque la he visto en fotos, sin embargo se de ella a través de la mejor vía posible: su madre, Salma. Desde el primer momento que vi comentarios de Salma hablando de Noa, me impresionó la fuerza de su enamoramiento, desborda amor y respaldo por su hija, se asombra, celebra y disfruta los más pequeños momentos. Para mi siempre ha sido fuente de inspiración
De Noa se por ejemplo, que su sentido de justicia asombra a su madre; que dibuja las caras incluyendo cejas y pestañas, que prefiere ir al parque que a comprar un juguete; que siempre quiere más juegos y actividades y sobre todo se que Noara impulsa día a dia a Salma a crecer como mujer y ser humano y que a raíz de su nacimiento Salma no tuvo más remedio que desandar el camino y re-encontrarse con el anhelo profundo de su alma, las letras, las palabras, los cuentos.
Hoy Salma en su infinita generosidad nos hace participes de los regalos de cumpleaños y es así como tengo el inmenso placer y honor de traer a este blog este mágico cuento, que a mi me dejó sin palabras y repleta de sensaciones...
Este es el primer cuento que escribí por y para Noa, el título es suyo, y espero que algún día lea esto que pretendo que sea un regalo diferente y especial.
La princesa Negrita
Por Salma Abdola.
Erase que se era un reino muy muy lejano gobernado por la princesa Negrita. Los negritos habitantes del reino eran gente pacífica, trabajadora y muy feliz. Las tareas que más les gustaban eran recoger frutas y bañarse en el gran lago azul.
Un día pasó por allí la brujita Blanquita sobrevolando el lugar montada en su nueva escoba y decidió que sería un buen sitio para pasar sus vacaciones y así fue como se instaló en una vieja casita de madera que estaba abandonada en la copa de un Baobab con sus cacharros y cacerolas.
Mientras la vida transcurría placidamente en el reino, a la brujita Blanquita se le antojó que tanta armonía era aburrida así que haciendo uso de lo que había aprendido en la escuela para brujos novatos cogió su varita mágica y cambió el color de todos los habitantes.
Las buenas gentes quedaron muy sorprendidas al ver su piel de color blanco con unas elegantes rayas negras, por lo que fueron a visitar a la princesa negrita, que dicho sea de paso también había cambiado de color, para saber que podían hacer.
La princesa negrita, tan sorprendida como el resto de los habitantes mandó a llamar al médico real.
Éste fue preguntando si alguien tenía tos, algún dolor de cabeza, fiebre....
y tras el examen concluyó que todos estaban tan sanos como siempre, así que siguieron haciendo sus vidas con normalidad.
Esa tarde, cuando fueron a recojer frutas, las cebras que solían pasear cerca de la plantación salieron espantadas corriendo tan rápido que algunos juran que se dejaron atrás sus rayas.
Otro día, la brujita Blanquita madrugó mucho, el sol apenas se veía asomar por el horizonte y todos dormían, como ya había desayunado y recogido todos sus juguetes de bruja comenzó a aburrirse y se le ocurrió la simpática idea de cambiarlos a todos otra vez de color.
Las personas del reino no sabían si reir o llorar cuando se miraban los unos a los otros todos tan monos de un color verde aceituna.
Esa misma mañana muy temprano fueron todos a palacio para saber la opinión de la princesa Negrita, y otra vez llamaron al doctor que, de muy mal humor porque lo habían despertado hizo pruebas a todos y concluyó otra vez en que estaban muy sanos, así que la vida siguió con normalidad , eceptuando a los cocodrilos del rio a los que casi les da algo cuando vieron las caras de las personas que se estaban bañando.
La princesa estaba preocupadísima, no sabía qué hacer, ¿Y si vuelve a pasar algo así qué les digo? y encima este color no pega nada bien con mi precioso vestido azul...
La princesa negrita decidió entonces pedir consejo al sabio que vivía en la torre más alta que podais imaginar.
Tras subir los muchísimos escalones encontró al sabio leyendo un libro, la joven princesa le contó lo preocupada que estaba por su gente, a lo que el sabio le dijo que si quería una respuesta debia esperarlo asomada a la gran ventana que había en la torre, y se fue.
Allí se quedó nuestra princesa mirando su reino desde el cielo y esperó, esperó y esperó hasta que se hizo de noche... Casi estaba apunto de irse a dormir cuando apareció el sabio.
¿Qué has visto por la ventana? le preguntó.
A lo que ella contestó - El reino-
¿Y qué color tenía el reino esta mañana?
-Parecía dorado por la luz -
¿Y qué color tenía el reino por la tarde?
-Con la puesta del Sol parecía que estaba todo de un rojo fuego-
¿Y ahora mismo de que color dirias que es el reino?
-Ya es de noche así que todo está cubierto de colores celestes y oscuros-
Ya ves, ha ido cambiando de color pero sigue siendo el mismo reino que tan bien conocemos tú y yo.
La brujita Blanquita planeaba sentada en una rama su próxima travesura sin saber que la princesa Negrita había convocado una reunión en la cima de la montaña para contarles a todos su conversación con el sabio.
A la mañana siguiente cuando todos se levantaron y se miraron al espejo no se asustaron al verse las caras de color rojo con lunares negros, esta vez nadie fue al palacio, ni despertaron al médico, ni siquiera dijeron nada y nadie se sorprendió ecepto las mariquitas que volaron rápidamente a esconderse en un lugar seguro.
La brujita Blanquita muy decepcionada ya no sabía qué hacer, pues sólo se sabía un único truco de magia.
Después de varios días de aburrimiento la brujita decidió que ya era hora de irse a recorrer otras partes del mundo, casi por casualidad llegó hasta la China donde se divirtió mucho volviendolos a todos de color amarillo...
Y chocolate, chocolateado, este cuento se ha acabado...
No quiero añadir mucho porque hoy estoy especialmente sensible, muchas gracias de todo corazón Violeta. Eres muy especial.
Desde antes de que Noa naciera le vamos escribiendo en un diario pensamientos y vvivencias, en una de las páginas encontré esta frase que escribí hace un año:
"Cuando salga el Sol en tu vida yo te prestaré un sombrero hasta que tengas el tuyo propio, y cuando tengas un día gris, te pprestaré mi paraguas y juntas aprenderemos que es más divertido saltar en los charcos después de una tormenta". Te quiero nanita.