Revista Cultura y Ocio

Cuento del mes 1: El oxígeno que producen las plantas devora el metal de los autos

Publicado el 24 abril 2015 por Iván Rodrigo Mendizábal @ivrodrigom

auto

Por Jorge Valentín Miño

(Publicado en el blog del autor, “La mano derecha del pulpo”, el 28 de enero de 2015)

A tres amigos, que hacían un viaje de vacaciones hacia el litoral, a mitad de camino se les terminó el combustible del auto. Encargaron a uno de ellos traer gasolina desde una estación de gasolina por la que habían pasado hace no mucho tiempo. Salió con la consigna, pero nunca regresó porque se le acabó la sangre a medio camino y se quedó igual de estático que el auto, con la sola diferencia de que este caminaba por un lado de la carretera y a nadie molestaba su presencia. Los dos amigos, cansados de esperar y ya con hambre, salieron a merodear el entorno donde descubrieron apetitosas alhandas. Se atragantaron con la fruta y llevaron algunas para seguir con ellas en el interior del auto al amparo de su sombra.  Arrojaron en forma displicente las semillas y se marcharon, pues añoraban llegar a su destino porque se les hacía agua la boca por darse un chapuzón en el mar. Dejaron el auto abandonado con intención de regresar pronto, pero nunca lo hicieron. Cuentan que fueron raptados por una sirenas, enamorada de sus encantos. Eso lo tienen merecido por bañarse sin traje de baño y dejar expuestas sus impudicias. De todas maneras, fueron felices, eran solteros, sin nadie que los extrañe en casa y en poco mandaron un mensaje en una botella que decía: “Estamos felices, no nos rescaten”. Se respetó por supuesto sus deseos y aunque se hubiese querido hacerlo, hubiese resultado imposible porque no daban indicios de su ubicación los muy tontos.

Pasó tanto tiempo abandonado el auto que se oxidó, se borró la carretera, creció el césped y brotó una de las semillas de alhandas desde interior del auto. Otra versión de estos eventos menciona que los amigos se apartaron de la carretera por un descuido y se dieron un tortazo contra un árbol mágico que en vez de quebrarse con el encontronazo, dejó pasar al vehículo hasta la mitad y allí se quedó inmóvil. No se sabe nada de los ocupantes. Un mecánico llamado para hurgar en el interior del vehículo no quiere hacerse cargo del incidente aduciendo que el tema es competencia de un leñador. Ambos se echan la pelotita; sin embargo, lo que salta a la vista es que tienen miedo de este extraño evento y prefieren dejar las cosas como están para regocijo del mundo del arte que ven en esta ocurrida situación motivo para deleitar su sensibilidad. Chevroles 1976 contra un sauce, Volkswagen 2011 contra un Chevrolet, Audi contra un roble… son algunas de las posibilidades alternas del evento que podría repetirse.

Usted, ¿de qué lado está? Plantas o Zombies.


Archivado en: Cuento del mes Tagged: Jorge Valentín Miño, Lo fantástico, Zombies
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