Revista Psicología

🌙 Cuento: “El Club de los Que Apagan el Mundo"

Por Anika

A Sofía le pasaba algo raro.

No era alergia al gluten, ni intolerancia a la lactosa, ni miedo a los ascensores.

Era algo peor:

Alergia a la sociedad… o al menos a su versión ruidosa, urgente y siempre conectada.

Cada mañana, el teléfono vibraba como si quisiera pedirle matrimonio.

Cada tarde, los chats querían respuestas que ella no tenía.

Y cada noche, las redes sociales le gritaban que debía ser productiva, feliz, flexible, tonificada y, de paso, aprender coreano.

Un lunes particularmente saturado, Sofía decidió hacer lo impensable:

Apagarlo todo.

Literalmente.

Teléfono, notificaciones, mundo.

Sintió miedo… ese miedo profundo que da cuando uno piensa:

“¿Y si alguien me escribe y no respondo en 3 segundos y se desintegra emocionalmente?”

Pero lo hizo igual.

A los 20 minutos de silencio total, descubrió algo sorprendente:

no había explotado el planeta, no se había hundido la economía mundial y nadie había convocado una búsqueda internacional por ella.

Ese mismo día, mientras tomaba un té sin prisa, escuchó un golpecito en la puerta. Era su vecina, Clara, con ojeras de “he estado respondiendo correos desde 1984”.

—Sofía… ¿estás viva? —preguntó Clara sospechosamente.

—Más que nunca —respondió Sofía con serenidad.

Clara entró, vio el ambiente tranquilo y exclamó:

—¡Dios mío! ¡No hay pantallas encendidas! ¿Qué clase de brujería es esta?

Sofía sonrió.

—Se llama “descansar”. Quieres probar?

Clara dudó.

Pero al final aceptó y apagó su móvil con una mezcla entre temor y valentía.

Las dos se miraron como si hubieran cometido un crimen.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Clara.

—Pues… nada. Eso es lo bueno.

Así nació El Club de los Que Apagan el Mundo, integrado oficialmente por dos miembros, pero espiritualmente por muchos más.

Quedaban una vez a la semana, en silencio o hablando de cualquier tontería, sin pantallas, sin noticias, sin ruido mental.

Y descubrieron algo muy importante:

Desconectar de la sociedad no es huir del mundo.... es volver a encontrarse con uno mismo antes de regresar a él.



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