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Cuentos

Publicado el 12 junio 2011 por Angeles
Mi hobby
Me aburre mucho trabajar en los casos cotidianos, porque  se resuelven de forma mecánica, sin misterio, sin intríngulis, usando normas establecidas, aplicando la ley tal, párrafo cual…
   Un abogado necesita retos, desafíos que pongan a prueba sus conocimientos, su habilidad, su ingenio. Así que me entretengo diseñando delitos.    Me invento un móvil, una víctima, un modus operandi. Me invento las pruebas, los sospechosos… La clave está en ser imaginativo, original y meticuloso, porque un delito bien cometido, bien pensado, no es un huevo que se echa a freír.    Y luego me deleito diseñando la defensa o la acusación, según tenga el ánimo.   Por eso, cuando creo haber dado con una idea novedosa, cuando intuyo que he ideado una fechoría verdaderamente creativa, me emociono, se me alegra el corazón y me pongo muy contento.   Pero por más que me esfuerzo y por más rocambolesco que intento ser, siempre acaba saliendo alguien en el telediario a quien ya se le había ocurrido lo mismo y además lo ha puesto en práctica.El primer día
   El profesor entró en el aula cohibido, nervioso, intentando disimular su inquietud. 
   Se dirigió a la mesa, dejó encima su maletín y se sentó.    ¡No! –pensó-. No te sientes nada más llegar. Eso transmite inseguridad. Parece que intentas esconderte.   Se puso de pie y se situó a un lado de la mesa. En el aula el silencio era completo. Se aclaró la voz.   -Bien, -dijo, cruzando los brazos-, voy a ser vuestro profesor este año. Me llamo…   No cruces los brazos –se dijo-. Eso indica miedo, necesidad de protegerte.   Sacó la lista de clase de su maletín. Le temblaban las manos, pero confiaba en que fuera algo imperceptible. Fue nombrando a los alumnos, agradecido por este trámite, que le permitía consumir algo de tiempo.    El aula seguía en absoluto silencio.   Miró el reloj con disimulo. Solo habían pasado diez minutos y ya se sentía agotado por la tensión.   Se sentó. Apoyó los codos en la mesa y se tapó la cara con las manos. Era incapaz de pronunciar una palabra.   Permaneció así hasta que sonó el timbre. Señal liberadora. Fin de la clase.    Se levantó, cogió el maletín y salió.   Qué mal. Si esto ha sido el ensayo, no quiero pensar qué va a pasar luego, cuando el aula se llene de alumnos.

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