Se le conocía como el “Emperador Amarillo” porque éste fue su color imperial elegido, inspirado por los tonos de la tierra amarilla de sus dominios. Muchos cuentos e historias extravagantes se escribieron acerca de él. Una colección de leyendas escritas en el periodo de los Reinos Combatientes (475-221 a. C.) incluyen las que os contaré hoy.
La creencia popular es que Huang Di habitaba en un palacio magnífico en las montañas de Kunlun en la región del oeste, junto a él vivía su siervo y guardián de las majestuosas puertas de su reino. Éste tenía el rostro de un hombre, el cuerpo de un tigre y nueve colas.
Las montañas de Kunlun estaban habitadas por vistosos pájaros, animales exóticos, raras flores y plantas exuberantes, y Huang Di tenía un ave de mascota que le ayudaba con el cuidado de su ropa y efectos personales.
Son innumerables las proezas que se le adjudican a Huang Di, como por ejemplo que aprendió a hablar perfectamente a los dos meses de edad y que a los 15 años ya era maestro en todas las ciencias conocidas. Se le atribuye la invención del carro, el barco y un mecanismo de engranajes que apuntaba al sur, similar a una brújula, y que se colocaba en los carros de combate para orientarse. Se dice que en batalla, Huang Di llevaba uno de estos carros equipados con esa especie de cuadrante.
También se le adjudica la formulación de las primeras leyes de la astronomía y la elaboración del primer calendario utilizado por el pueblo chino. Sus supuestas conversaciones sobre diagnóstico y tratamiento con el médico Qi Bo, aparecen en el primer libro de medicina de China, Nei Jing (Canon de medicina del Emperador Amarillo).
En realidad es enorme la lista de hombres a las que verdaderamente se les atribuyen a las invenciones anteriormente mencionadas. Por ejemplo, Cang Jie ideó el pictograma; Ling Lun, la escala musical de doce tonos; Li Shou, diversos instrumentos de medición; y el artesano Fang Bo el carro que apuntaba hacia el sur.
Todas estas cosas se han creado a lo largo de cuatro o cinco mil años atrás, por lo que de esta manera el Emperador Amarillo se ha convertido más que nada en el símbolo de la cultura China y representante de sus talentos.
Un pabellón cubierto de cipreses sobre el monte Qiaoshan en el condado de Huangling (camino al norte desde Xi'an donde se encuentran los famosos 'Guerreros de Terracota') marca el lugar donde se dice que está su tumba. Allí se realizan anualmente el 3 de marzo, las ceremonias en honor a Huang Di, como el fundador de la Nación China.
Una teoría más actual sugiere que Huang Di podría haber sido en realidad un verdadero líder de una confederación de tribus de la cultura neolítica de Yangshao. Esta historia puede tener su origen en una memoria de las guerras tribales entre Huang Di y Chi You, que se relatan en el libro “Taiping Yulan” compilado por Li Feng y otros entre 977 y 981.
Chi You, que allí es descrito como un dios y en otras versiones como líder de la tribu, tenía 72 hermanos (81 según algunas versiones), todos ellos con rostros feroces, como por ejemplo uno con una cabeza de bronce y la frente de hierro, otro con rostro humano y cuerpo de animal. Chi You era experto en la fabricación de armas y la fundición de bronce, por lo que sus flechas, hachas y lanzas no tenían rivales.
Este malvado conquistador reunió a sus hombres y les llevó a Shandong para atacar a la tribu de Yan Di, quienes ampliamente superados por aquellos feroces guerreros debieron huir hacia el noroeste de la provincia de Hebei, justamente a los dominios de Huang Di. A éste último no le hizo ninguna gracia esa inesperada invasión de refugiados, por lo que encolerizado, decidió ir a la batalla contra Chi You.
Huang Di no era un rival para Chi You y al principio sufrió varias derrotas. Chi You realizó un conjuro para traer una espesa niebla que nublara la visión de los hombres del Emperador Amarillo. Afortunadamente, los carros de combate con brújula inventados por Huang Di les ayudaron a encontrar el camino.
Huang Di también enseñó a sus hombres hacer cornetas sabiendo que en el ejército de Chi You, había muchos espíritus, los cuales tenían miedo a cierto sonido que hacían los dragones. Así que el Emperador Amarillo mostró a sus hombres como hacer que los instrumentos de cuernos de animales imitaran este sonido y así los demonios quedarían paralizados por el terror.
Enfurecido por sus fallidos intentos de derrotar a su enemigo, Chi You invocó al dios de la lluvia y el viento para que trajera una terrible tormenta, pero Huang Di llamó a su hija, que emanaba una enorme cantidad de calor, y la tormenta se secó inmediatamente.
Luego, aprovechando el agotamiento de Chi You y sus hermanos, Huang Di les atacó por sorpresa con todas sus fuerzas y les derrotó.
Ésta última batalla decisiva se libró en Zhuolu. Chi You desesperado fue a pedir ayuda al clan de los Kuafu, los gigantes en el norte (su ancestro fue el Kuafu que corrió contra el sol y murió de sed), entonces juntos fueron nuevamente a por Huang Di. Sin embargo, utilizando la estrategia aprendida de la Diosa del Noveno Cielo (¿?), Huang Di finalmente venció al tirano.
Chi You se retiró humillado hasta llegar a la región hoy conocida como Shanxi, pero allí fue capturado por los hombres de Huang Di, quienes finalmente le decapitaron. Para asegurarse de que la cabeza no volvería a reunirse con su cuerpo, Huang Di mandó que sean enterrados a mil Li de distancia (unos 500 kilómetros).
El lugar donde fue decapitado Chi You, posteriormente fue llamado Xiexian (Xie por cercenar y Xian por condado) y así es conocido aún hoy. Cerca de allí hay un lago de agua salada de un color rojizo, la gente dice que así quedó teñido para siempre por la sangre de Chi You.
Después de derrotar a Chi You, Huang Di se convirtió en líder de todas las tribus de las llanuras centrales. Gobernó un área que abarcaba desde el mar en el este, la actual provincia de Gansu al oeste, el río Chang-Jiang (actual Yangtzé) al sur y hasta norte Shanxi (actual provincia de Hebei) al norte. La leyenda finaliza contando que El Emperador Amarillo vivió hasta los 110 años en la Tierra junto a los mortales y luego llegó un dragón para llevárselo de regreso al cielo donde pertenecía.