Si hay que hablar de un escritor como Jorge Luis Borges, sólo puedo mencionar la precisión de sus palabras. La amplitud del vocabulario del escritor argentino, así como su enorme habilidad para usarlas, casi con la precisión de un cirujano, es lo primero que me viene a la mente.
Borges es un escritor argentino que me gusta leer cuando tengo ganas de deleitarme con las palabras y una narrativa, aunque compleja, atrapante. Sus cuentos son pequeños tesoros que vale la pena leer, sino una, varias veces. Voy a comentar sobre algunos de ellos que son mis predilectos.
El primero del que voy a hablar es Las ruinas circulares, perteneciente a los cuentos del libro Ficciones, publicado por primera vez en 1944. El cuento formó parte de primero de su Antología de la literatura fantástica en 1940, publicada en la revista SUR.
Las ruinas circulares
"El forastero se tendió bajo el pedestal. Lo despertó el sol alto. Comprobó sin asombro que las heridas habían cicatrizado; cerró los ojos pálidos y durmió, no por flaqueza de la carne sino por determinación de la voluntad. Sabía que ese templo era el lugar que requería su invencible propósito; sabía que los árboles incesantes no habían logrado estrangular, río abajo, las ruinas de otro templo propicio, también de dioses incendiados y muertos; sabía que su inmediata obligación era el sueño. [...]
En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo, era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado."
En Las ruinas circulares, Jorges Luis Borges plantea la meta-ficción del nacimiento de un hombre del sueño de otro. El cuento nos relata la llegada de un hombre a unas ruinas circulares donde se entrega de forma completa a la meditación. A través del relato, el escritor argentino aborda la embrollada pregunta ontológica del ser, distorsionando la creación, la conciencia de la existencia, el concepto del surgimiento de la conciencia, en un relato que describe un nacimiento surrealista que puede tener diversas interpretaciones.
Es un relato breve pero que requiere una lectura atenta y reflexiva. Lo recomiendo, junto a Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, perteneciente al mismo libro Ficciones.
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