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Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari)

Publicado el 12 mayo 2012 por Observandocine
(Dirigido por Yasujiro Ozu – Japón 1953)
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) Shukishi Hirayama (Chishu Ryu) y su esposa Tomi (Chieko Higashiyama) son una pareja de ancianos que viven en la ciudad de Onomichi con la última de sus hijas, Kyoko (Kyoko Kagawa). En el pasado Shukishi fue Jefe de la Junta Educativa, por lo cual para él, la labor de educar o mejor dicho, enseñar a pensar siempre fue una de sus principales preocupaciones tanto con los alumnos como con sus hijos. Sus vecinos admiran (y envidian) a los Hirayama por los hijos tan exitosos que tienen en Tokio. A ellos les atrae la idea de visitar a sus vástagos, por lo cual arman su equipaje y viajan hacia dicha ciudad en tren. Previamente hacen una parada en Osaka para ver por un momento a otro de sus hijos, Keizo (Shiro Osaka).
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) Al llegar a Tokio son recibidos por su hijo Koichi (So Yamamura) y su hija Shije (Haruko Sugimura). Mientras el primero posee una Clínica y se desempeña como doctor, la segunda tiene su Peluquería y ahí tiene todo un personal a su cargo y dirección. Se instalan en la casa de Koichi y todos parecen estar felices con la llegada de la pareja. Es más, para completar la escena, llega también a reunirse con ellos Noriko (Setsuko Hara) quien es nuera de ambos (y viuda porque su esposo murió en la guerra). Noriko es una mujer de una sonrisa mágica, increíble, que apuesta a la vida y a compartir con los demás antes que pensar en sí misma. Para ella, la llegada de los ancianos es como tener aunque sea por un tiempo la encarnación de su ya difunto marido fundido en esas dos grandes personas tan sabias. Y es que ella valora lo que significa ser un anciano y todo lo que siempre buscan transmitir a sus menores, sabe también que un día ella también va ser de edad avanzada y va querer ser escuchada y atendida en sus necesidades. Noriko es un alma compasiva, generosa, virtuosa pero en soledad por las circunstancias de la vida.
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) No pasa ni un día que los ancianos se encuentran en Tokio, cuando Koichi comienza a mostrar más preocupación por su trabajo que por la estancia de sus padres. Shije es de la misma idea, no quiere dedicarles tiempo a sus padres, es que el trabajo es más importante. Koichi y Shije le sugieren a Noriko que ella se encargue de hacer pasear a los ancianos. Noriko no tiene problemas en pedir permiso en su trabajo y hacer felices a los ancianos. Los días pasan y los ancianos siguen sin decir cuanto tiempo se van a quedar en Tokio, a Koichi y Shije les preocupa este tema porque “les quitan tiempo a sus labores” (más allá que ni siquiera pasean con ellos ni le dan cinco minutos, la única que lo ha hecho es Noriko). A Shije se le ocurre la idea de enviarlos a una residencia donde los “atienden como se debe a los viejos”. Koichi acepta la idea de inmediato, no ve las horas de deshacerse de los ancianos.
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) Ir a aquel lugar lo único que provoca es que Shukishi y Tomi tengan mal sueño y es más Tomi siente mareos. Ambos toman la decisión de volver a su casa. Esta decisión de sus padres no es bien vista por Shije, quien prácticamente los “desconoce delante de sus clientas” para luego “expulsarlos de su casa”. Como son un “estorbo” en la casa de Koichi, a los pobres ancianos sólo les queda repartirse, Shukishi con unos amigos del pasado y Tomi a la casa de su excelente nuera Noriko.
Aquella noche nos va revelar mucho acerca del carácter luchador de la pareja conformada por  Shukishi y Tomi, además del desprendimiento de Noriko. Al día siguiente vamos a descubrir hasta donde puede llegar el individualismo (e indiferencia) de Shije y Koichi. Pronto, un evento triste se producirá en la familia Hirayama, es en esas circunstancias cuando la persona que muestra más aplomo sea precisamente la que ha dado más amor: Noriko.
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) “Cuentos de Tokio” nos presenta una serie de situaciones acerca de las familias y sus problemas actuales:
1ero. La falta de comunicación
Siempre he pensado que si tengo que decir algo importante (no trivial) a un miembro de mi familia, lo medito bien y se lo digo. Espero que aquel miembro actué de la misma forma. Sin embargo, no siempre ocurre esto. Por prejuicios o prejuzgar no se dicen las cosas que tienen que decirse llevando esta situación a que las personas hagan supuestos que finalmente llevan a malos entendidos. Estas incomunicaciones son motivo de rupturas familiares.
2do. La falta de un tiempo familiar por las largas jornadas de trabajo
Comienza el día, tengo que trabajar. Termina el día, sigo trabajando horas extras. Duermo. ¿En qué momento converso con los miembros de mi familia? ¿En qué momento cuento como me ha ido en el trabajo, con quién me encontré, a dónde fui, con quiénes estuve, de qué charlamos, que comí, etc? Llegan los fines de semanas y sigo pendiente del trabajo (el smartphone me tiene al tanto). ¿En qué momento le doy un tiempo a los míos?
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari) 3ero. El egoísmo donde cada quien tira para su lado
Finalmente se puede inferir que tanto el 1er como el 2do punto de los problemas actuales de la familia son casi lo mismo. La pregunta es ¿Por qué ocurre eso? La respuesta es: Porque hoy en día las sociedades se hacen cada vez más individualistas lo cual está llevando a un egoísmo desproporcionado en cada ser humano que ya no piensa en el beneficio del grupo sino en el beneficio propio. Algunos dicen “Yo tengo que destacar, ser exitoso, los demás no me importan”. Este pensamiento está llevando a la humanidad a una crisis mundial donde los valores se han puesto de cabeza. A muchos jóvenes les he escuchado decir “Yo hago lo que me da la gana”. Les aburren las reglas. ¿Por qué les aburren las reglas? Porque se han dejado dominar por la desidia y el miedo.
Vivimos los tiempos del miedo. Solución: La familia. ¿Quiénes son los llamados a romper paradigmas actuales de crisis de valores?: Madre y Padre. ¿Qué se recomienda que enseñen a sus hijos desde niños?: Aprender a amar, respetar a su prójimo y a luchar y trabajar en el marco de los valores más altos de la vida.
“Cuentos de Tokio” es una obra maestra.
A continuación les dejo fotos-extractos con las mejores frases de la película:
Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari)
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Cuentos de Tokio (Tôkyô monogatari)
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