Traductora: Lale González-Cotta
Editorial: ImpedimentaISBN: 9788415979999
Páginas: 325
Los cuentos inquietantes aquí reunidos, buena parte de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los geniales relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud. Y en otros (más desasosegantes si cabe, por cuanto prescinden de lo asombroso) el misterio se oculta en la propia mente, en las ambiguas actitudes de personajes que se nos antojan perturbadores gracias a la pericia de la autora para manejarse en los meandros de su psicología. Una auténtica obra maestra de lo oscuro que se esconde tras lo cotidiano. (Sinopsis de la editorial)
Comencé esta colección de relatos como parte de mis lecturas para Halloween, aunque finalmente me encontré ante unos textos que no cuadran de forma completa en el territorio de la narrativa de terror. Sí lo hacen, con matices, en el misterio, especialmente si atendemos a los aspectos psicológicos del género. La traductora, Lale González-Cotta, advierte en su breve introducción de la existencia en este libro de dos tipos diferentes de relatos: los verdaderamente sobrenaturales, que pudieran responder más claramente al terror, y otros en que Edith Wharton experimenta con los sobreentendidos, los secretos de sus personajes y las dificultades sociales en que estos se ven envueltos. "Inquietantes" es, así, una etiqueta que conviene a la perfección al conjunto completo, pues a través de ella se describe la sensación que estas historias generan en el receptor a lo largo de la lectura. Nunca verdadero temor -ni siquiera algún que otro susto-, pero sí cierto desasosiego y constante actitud de sospecha.
La editorial Impedimenta, haciendo gala nuevamente de la mayor delicadeza en el cuidado de sus trabajos, nos presenta una preciosa edición con la acostumbrada sobrecubierta de papel satinado y unos relatos encabezados por pequeñas ilustraciones en blanco y negro. El deleite para el tacto se convierte, muy pronto, en deleite también lector, en cuanto esta fantástica autora logra introducirnos en sus historias, a través de una ambientación extraordinariamente cuidada, muy representativa de su estilo de escritura, como ya aprecié en mi aproximación a su novela "La solterona". Las descripciones son precisas y detalladas pero, aun así, no rompen con el ritmo de los relatos ni hacen perder el hilo al lector. La estructura breve de los textos está muy bien manejada por Wharton, que atiende a preservar la calidad de sus diálogos, el retrato psicológico de sus personajes y la brillantez de los finales, tan especialmente necesarios en este género, sin perder ni rigor ni ritmo.
Edith Wharton
Sin embargo, en donde Wharton se muestra como una auténtica maestra es en la presentación de sus protagonistas: la mayoría son mujeres que representan sobre la página mucho de lo que la propia autora manifestaba en su vida real; sobre todo, el espíritu de modernidad, la inteligencia con la que observan los cambios sociales y se amoldan a ellos mientras, a su lado, los personajes masculinos son presentados en muchas ocasiones como seres confundidos, aún inadaptados a las nuevas realidad del fin de siglo. Tanto en los textos sobrenaturales como en los más realistas, la autora afina su pluma para rendirse a la ironía, a la sutil crítica social, incluso al humor negro. La clase acomodada, a la que ella misma pertenecía, aparece representada en sus espacios más frecuentes (la casa, el palacete, un viaje), en los que se inserta la interrupción de lo insólito, sea por la presencia de un algo ultraterreno, sea porque los secretos profundos de los personajes, los silencios y las motivaciones más oscuras se muestran latentes en todo momento.Aunque no todos los relatos gozan de la misma calidad, y se puede apreciar cómo a medida que avanzan en el tiempo se hacen más enriquecedores (los textos aparecen ordenados cronológicamente), el conjunto constituye una lectura muy agradable, que a los amantes de los textos cortos puede cautivar especialmente por la sabiduría con que Wharton nos pinta la manera en que lo cotidiano esconde lo inquietante.