El mal y las mentiras maliciosas pueden destruir lo que es bueno si son aquéllas bastantes fuertes y repetidas a menudo. Pero recíprocamente: tratando de buscar el mal, el bien, con el tiempo lo malo se trasmutará en bueno. Si la forma que se construye para disminuir el mal es débil, no tendrá efecto alguno, y será destruido por la forma maligna; pero si es fuerte y se repite frecuentemente, su acción destruirá el mal y lo substituirá por el bien. Este resultado, si se comprende bien, no se produce luchando contra el mal negándolo, o mintiendo, sino buscando el bien. El ocultista científico practica rápidamente el principio de buscar el bien en todas las cosas, porque sabe la fuerza que este principio tiene para anular el mal.
Si el sentimiento que nos produce la impresión de un objeto o de una idea es de Interés, tiene el mismo efecto sobre esa impresión que la luz solar sobre la planta. Esa idea crecerá y florecerá en nuestras vidas. Si, por otro lado, el sentimiento producido por una percepción es de Indiferencia, se marchitará como una planta puesta en sótano oscuro. El interés provoca las fuerzas de atracción o Repulsión. La indiferencia simplemente marchita el objeto o idea contra el cual se dirige, por lo menos en lo que concierne a nuestra relación con ellos.
La extensión del cuerpo vital del hombre más allá del cuerpo físico es poco más o menos de una pulgada y media. La parte que está fuera del cuerpo denso es muy luminosa y tiene el color parecido al de una flor de melocotonero recién abierta. Ciertas personas que poseen ligeras ráfagas de clarividencia suelen verla, pero no creen ver nada especial y no saben generalmente, qué es lo que pasa ante su visión. El cuerpo denso se construye en la matriz de este cuerpo vital durante la vida antenatal, y, con una sola excepción, es la copia exacta, molécula por molécula, del cuerpo vital. Así como las líneas de fuerza en el agua son los conductores para la formación de los cristales de hielo, así también las líneas de fuerza en el cuerpo vital determinan la forma del cuerpo denso. En todo el mundo, el cuerpo vital es el constructor y restaurador de las formas densas. Si así no fuera, si el corazón etérico no restaurara el corazón físico, bien pronto se rompería éste bajo la presión de la corriente que continuamente fluye de él. Todos los abusos que cometemos con el cuerpo denso hacen reaccionar el cuerpo vital, en lo que está en su poder, y siempre se encuentra luchando contra la muerte del cuerpo denso.
La única excepción arriba indicada es que el cuerpo vital del hombre es femenino o negativo, mientras que el de la mujer es masculino y positivo. En este sentido tenemos la clave de numerosos problemas intrincados de la vida. La mujer da salida a sus emociones por la polaridad indicada, porque su cuerpo vital genera un exceso de sangre y la obliga a trabajar bajo una presión interna enorme que rompería las aberturas del cuerpo físico, si no hubiera una válvula de seguridad, el flujo periódico, y otra válvula que son las lágrimas, y que limitan la presión en ocasiones especiales, pues las lágrimas son realmente una “hemorragia blanca”.
El hombre puede tener, y tiene emociones tan fuertes como la de las mujeres, pero generalmente puede suprimirlas sin lágrimas porque su cuerpo vital negativo no genera más sangre que la que puede dominar fácilmente.
Cuando una persona se desmaya, o se cae de una altura, o se hiela, el cuerpo vital abandona el cuerpo denso, cuyos átomos se vuelven momentáneamente inertes por consecuencia; pero cuando resucita o vuelve en sí, los “puntitos” tornan a insertarse en los átomos densos. La inercia atómica hace que se resistan un tanto a volver a vibrar como antes, lo que es causa de esa sensación de fatiga y aniquilamiento que se nota en tales ocasiones, pero no ordinariamente, por la misma razón de que estamos conscientes de cuando se para o se pone a andar un reloj: pero no nos fijamos en su tictac cuando sigue marchando.
Hay ciertos casos en los que el cuerpo vital deja parcialmente el cuerpo denso, como cuando se nos “duerme un brazo”, por ejemplo. Entonces la mano etérea del cuerpo vital puede verse flotando sobre el brazo denso, como un guante, y los “puntitos” producen ese cosquilleo especial que se siente cuando penetra nuevamente en el brazo físico.
El peligro de contraer una enfermedad es mucho mayor cuando las fuerzas vitales son escasas, que cuando se está en robusta salud.
En los casos en que se amputa parte del cuerpo, el éter planetario es el único que acompaña a la parte separada. El cuerpo vital separado y el cuerpo denso se desintegran sincrónicamente después de la muerte. Y así sucede con la contraparte etérica del miembro o la parte amputada. Se irá desintegrando conforme lo haga la parte densa, y puede probarse que el hombre conserva la parte etérica, porque si se trata de una mano amputada, puede sentirse dolor y sufrimiento en ella durante algún tiempo. Existe cierta relación entre el miembro amputado y la parte etérica, independientemente de la distancia.